Capítulo 9: De regreso a la ciudad.

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Rendidos por el agotamiento, en el suelo metálico de una pobremente iluminada habitación, el zorro y la murciélago permanecieron un momento recostados. La doncella se hallaba con su cabeza sobre el pecho del muchacho y este solo cepillaba el cabello de la nuca de la joven suavemente. las luces de emergencia mantenían la atmosfera opaca debido a su bajo voltaje, dejando un ambiente tranquilo y relajado, aunque no completamente perfecto, gracias a los quejidos y ronquidos de un gordo villano noqueado no muy lejos de ellos la atmosfera se rompía por momentos.

Rouge trató de incorporarse sin mover demasiado al muchacho, la misión había terminado y solo quedaba irse de ahí antes que Eggman despertara. La joven ayudó a Tails a ponerse en pie, las piernas del muchacho apenas podían con su peso, estaba agotado por el conflicto que se llevó a cabo dentro de su ser.

Con una sonrisa, Rouge ofreció su mano para que el zorro se apoyara un poco, aunque esto más que ser de ayuda era un pequeño capricho, solamente quería estar de la mano de Tails un poco, y el muchacho compartía ese deseo. Los jóvenes unieron sus manos, entrelazando sus dedos, y avanzaron por aquel pasillo de donde habían llegado ambos.

Sin haberse dado cuenta antes por la situación, los jóvenes pudieron sentir como la fortaleza se encontraba irregularmente inclinada, parecía que la fuente principal de energía del lugar era la pútrida gema que hace poco se había hecho polvo en su gigante tubo de cristal.

Tras unos minutos de caminata después, los muchachos lograron llegar a la parte exterior del casco, la vista que daba el agua reflejando la luz de la luna era hermosa; un vaivén de reflejos plateados estaba contrastando el azul obscuro del cielo y sus estrellas, todo centellaba en las juguetonas olas que desplazaban la fortaleza en su superficie cual barco a la deriva.

Lastimosamente no había tiempo para quedarse mirando el espectáculo, la pareja necesitaba una forma de volver a la costa para regresar a su hogar. Tanto Rouge como Tails habían abordado la fortaleza metálica usando su fuerza física, pero gracias a la esmeralda ninguno tenía suficiente energía como para volver todo el camino. La murciélago estaba agotada, no podría volar mucho, y la valsa improvisada de Tails había huido con el movimiento del agua, no había una forma eficiente de regresar a tierra.

Rouge podía soportar fácilmente el peso de Tails, pero la distancia no le permitiría cargarlo por mucho tiempo. Ambos buscaron en la estructura alguna clase de bote salvavidas o un compartimiento en el suelo donde hubiera objetos para emergencias, más nada fue hallado. Eggman, o era demasiado tonto u orgulloso como para no prever algún desastre.

Con el sentido de urgencia invadiendo a la pareja, olvidaron por completo un detalle que, afortunadamente, fue dilucidado por Rouge tras unos momentos de infructífera búsqueda. Una parvada de gaviotas se peleaba por un trozo de basura en la cubierta, lo cual asombró a la doncella. Si había gaviotas, la tierra tendría que estar muy cerca.

Rouge miró por todos lados y Tails hizo lo mismo, se percataron de que, como si una fuerza superior lo hubiera querido así, la perdida de energía de la estructura provocó que esta se desviara hacia un costado; la nave estaba a unos cientos de metros de la costa. Rouge abrazó al zorro de improvisto, rodeándolo con delicadeza. La impetuosa murciélago alzó el vuelo para volver a la playa.

Mientras Rouge cargaba a Tails, este no podía ocultar su rubor, aunque para ella el hecho de sostener al chico era lo menos que podía hacer por él, Tails pensaba en que era una carga para ella, pero por el movimiento de sus colas delataba que estaba disfrutando del paseo en contraposición de su pensamiento.

Tras unos momentos en vuelo, Rouge estaba volando ya sobre el suelo, en lugar del agua. La doncella se negaba a soltar al muchacho, pero su cansancio no le estaba permitiendo el continuar en el aire. La joven descendió lentamente, procurando que el muchacho pudiera tocar el suelo sin problema alguno, y aunque ya hubiera tocado tierra, Tails no soltaba la mano de la doncella.

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