do you love him?; yoonseok.

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↠goodbye my princess↞ capítulo ocho.

Ese exquisito olor a flor de durazno y almendras quizás nunca lo podría olvidar —su lado emocional aún no lograba aceptar ese olor suave a omega pero su lado racional lo había aceptado y estaba seguro que era de seguir con su camino—, porque ese chico pálido que tanto amó estaba parado frente a él, mirándolo sin ninguna expresión, neutral, así es como lo estaba mirando en esos momentos y se comenzaba a sentir incómodo, sus mejillas volvieron a colorearse de un suave rosado y su corazón latió más rápido de lo normal, ¿por qué ahora tenían que salir sus sentimientos a la luz?.

—¿Qué es lo que deseas? —preguntó y lo miró expectante. Necesitaba una respuesta antes de que sus mejillas se encendieran con un color carmín.

No recibió ninguna respuesta pero esos ojos almendrados lo seguían viendo, —recorriendo con su mirada cada parte de su cuerpo, de arriba a bajo— alzó una ceja confundido, no entendía nada de lo que estaba pasando, ¿por qué no le respondía? Miró una vez más a su mayor pero una luz cegadora se instaló enfrente de ellos, impidiendo que lo viera y se asustó por unos largos segundos.La habitación comenzaba a volverse de color negro y blanco, llevó una mano a sus ojos cubriéndolo de tanta luz pero todo cambio abruptamente, la luz desapareció, la habitación dejo de ser negra y Yoongi no estaba enfrente de él.

—¿Qué?.

Se giró a ver por todas partes tratando de canalizar todo lo que estaba pasando, estaba en un sueño, eso era seguro porque ahora estaba en una lugar lleno de pasto, enfrente de él había un gran océano, sus ojos miraron por todas partes tratando de ubicar aquel lugar pero no, nunca había estado en ese lugar y vio como un bella mujer se encontraba enfrente de él, —observando con cuidado sus movimientos— esa mujer, dioses, era tan bella que podría decirse que era una diosa, piel blanca sin ninguna señal de acné, cicatrices seguramente nada había tocado esa perfecta piel, cuerpo con curvas dejando que te perdieras en ellas, sus ojos igual que los de una esmeralda y una cabellera rubia como fino hilos de oro que se ondulaban en la puntas.

—Jung Hoseok.

Su voz, sonaba como un suave canto en sus oídos, se veía tan seria que le causó una incomodidad enorme, ¿acaso en sus sueños les gustaba que se sintiera incómodo? Porque sinceramente se estaba sintiendo así al ver que esa mujer lo seguía viendo como si no pudiese dejar salir palabras de sus labios después de que dijo su nombre.

—¿Qué? —preguntó con con una ceja alzada—, ¿acaso eres un tipo de bruja? —preguntó de nueva cuenta pero ahora con sorna en sus palabras.

La mujer abrió sus ojos con sorpresa —como si nunca hubiera esperado esas preguntas— y abrió su boca intentado formular alguna palabra —sinceramente parecía un pez fuera del agua para él—, rodó los ojos con aburrimiento y siguió mirando a la mujer que ahora tenía los ojos rojos llenos de furia. No daría un paso atrás —no le daría de qué hablar a esa mujer que ahora le parecía irritante— aunque ahora estuviera frente a él con un semblante lleno de ira.