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→my beauty← capítulo diez.

En su mente sonaba una canción de un drama—estaba seguro que era de verivery—, sus mejillas se habían vuelto de un rosa suave, su corazón bombeo de manera rápida dejando que sus ojos se volvieran brillosos, sus manos se aferraban a los hombros de ...

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En su mente sonaba una canción de un drama—estaba seguro que era de verivery—, sus mejillas se habían vuelto de un rosa suave, su corazón bombeo de manera rápida dejando que sus ojos se volvieran brillosos, sus manos se aferraban a los hombros de su contrario —tan delicado por el suave quejido que retuvo con sus labios— y el silencio que los acompañaba. Sí, toda una escena de drama.

—Dime que no es un sueño, hyung —susurró con miedo y cerró sus ojos dejando salir un par de lágrimas de felicidad.

—No lo es, Hoba —confirmó Yoongi junto a una sonrisa gomosa y una vez más su corazón se disparó a límites inimaginables.

—No sabes cuanto te extrañe —sollozó con un leve dolor en su pecho—, siempre te amaré en voz alta Yoongi —abrazándose a su cuerpo—, me hiciste tanta falta, tonto.

La sonrisa que tanto amaba apareció como si fuese una carta del rey de corazones, la paciencia que había sido guardada tanto tiempo la dejó ir como agua entre sus manos, tomó una vez más esas mejillas pálidas que se estaban coloreando de un rosa bonito como su mayor, acercó sus labios hasta rozar con los rojizos contrarios, dejando que la tensión creciera, coqueteaban descaradamente y los emocionaba. Se habían tardado tanto tiempo para volver a estar tan cerca que sus lobos aullaban por algún contacto y ellos estaban igual.

—Espero que puedas escuchar mi corazón, Hoseok —dijo suavemente Yoongi y ese cálido aliento se perdió entre sus labios entreabiertos.

—Puedo escucharte y amo la forma en la que quieres hablar —respondió ido y no pudo más, unió una vez más sus labios.

La lucha interna por no quitarse su ropa estaba comenzando a ser perdida, las manos que recorrieron su cuerpo estaban quemando por doquier, se retorcía bajo ellos, suaves gemidos de satisfacción salían de su boca que eran callados por los labios rojizos que tanto había anhelado volver a tocar, intentó separarse para no caer ante ese alfa pero esos brazos que lo retenían se aferraron de manera salvaje a su cuerpo, intentando ser uno y su mente perdió la batalla. Lo había intentado podría decir después porque ya no tenía intención de parar en aquel momento y soltó su aroma dulzón.

Omega —gruñó Yoongi con advertencia y esos ojos oscuros le erizaron la piel.

Alfa —gimió con una felicidad burbujeando desde dentro de él.

Tócame, moléstame, quiéreme, esas palabras se repetían en su mente como un disco rayado pero le encantaba ser un disco rayado porque su alfa lo escuchaba, escuchaba sus súplicas, su corazón, su voz, sus sentimientos y su excitación. Amaba a ese hombre con locura y siempre lo haría, ya no eran unos extraños porque habían vuelto hacer destinados.

—¡Los encontré! —gritó una voz femenina detrás suyo.

Sus ojos se abrieron al intentar saber quién osaba interrumpir su unión —no queriéndose encontrar con la directora de la institución que movía sus caderas de manera elegante— mientras Yoongi repartía besos por su cuello, clavícula y rostro, intentó no soltar otro gemido que lo avergonzara más de lo que estaba y con rapidez —era más con lentitud— se separó de su alfa que gruñó en su oído al sentir que se quería apartar.

—No me alejes una vez más, Hoseok —habló Yoongi con enojo —sin ser consciente que la mujer los veía con neutralidad desde un lugar apartado— y volvió a aferrarse a su cuerpo—. No te dejaré ir una vez más, eres mío y siempre lo serás, amor mío.

Sus sentimientos explotaron en miles de emociones que comenzaban a albergar por todo su cuerpo, sus ojos se volvieron de un color azul, su piel dejó salir feromonas de satisfacción creando el olor dulce que tanto lo caracterizaba que comenzaba a llenar el lugar y su voz salió de manera repentina:

Siempre tuyo, alfa.

Simples palabras que ocasionaron una revuelta en ese instante, alfas superiores llegaron a intervenir antes de que Yoongi lo marcará en su forma animal, los separaron, una vez más, su lobo aulló por el dolor agonizante que sentía por la separación repentina, los gruñidos de su alfa llenó de ira lo alteraron más causando que llorara y de repente sólo hubo un silencio sepulcral. Ya no se escuchaba nada de nada, sus ojos se fueron cerrando con la imagen donde su alma gemela estaba viéndolo igual de cansado, les habían inyectado sedantes que estaban haciendo su papel y su corazón volvió a querer luchar pero estaba muy cansado que sólo pudo cerrar los ojos.

—Llévenlos con las enfermeras correspondientes —dijo la mujer y se dio la vuelta para volver a su despacho—, avísenme cuando despierten.

—Llévenlos con las enfermeras correspondientes —dijo la mujer y se dio la vuelta para volver a su despacho—, avísenme cuando despierten

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do you love him?; yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora