El Espía

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—Dios, no puedo creer lo que voy a hacer —murmuró Serpens escondida tras un árbol, esperando a que Harry y Theo salieran de la cabaña de Hagrid.

Serpens había quedado con Sirius en tratar de hacer cambiar la opinión de Harry, hacerle ver que no todas las cosas son como parecen, y hacer que abriera al menos un poco su mente para cuando llegara la confrontación, pero nadie dijo que sería fácil.

Así que aquí estaba ella. Llevaba media hora escondida tras el mismo árbol, esperando para poner su plan en marcha cuanto antes, porque no sólo tenía que manipular a Harry para que fuese más fácil que escuchara a Sirius, sino que también debía sacarle información de Weasley y de cualquier otra cosa que fuera útil.

—Tú y tus planes, Serpens Malfoy —murmuró la Ravenclaw al ver a los dos Slytherin salir de la cabaña. Para su suerte, solo Nott se dirigió al castillo, mientras Harry caminaba hacia los jardines.

Serpens suspiró antes de despertar al señor Darcy. Realmente no quería involucrarlo, pero como le dijo Luna una vez, todo se vale en la guerra y el amor. Y en la manipulación.

—Ya sabes lo que tienes que hacer, ¿cierto? —preguntó Serpens a su gatito, quien la miraba con reprobación— Sabes que no quiero hacer esto, pero tengo que, si quiero ayudar a Sirius, y tú también —murmuró suplicante, pero el señor Darcy no cambió su expresión—. Bien, entonces tómalo como tu castigo por haberle arañado la nariz.

Serpens bajó con cuidado al señor Darcy, quien en cuanto tocó el suelo, salió corriendo en la dirección en que Harry se había ido. Serpens se quedó tras el árbol, contando hasta treinta antes de salir tras él.

🤦🏼🤦🏼🤦🏼🤦🏼

Harry se sentó sobre una de las bancas que habían en los jardines. Normalmente se habría echado sobre el suelo, pero recién esa mañana había estado nevando, y no quería añadir un resfriado a su lista de desgracias.

Suspiró pensando en todo lo que había escuchado en las Tres Escobas unas horas atrás. Al fin había comprendido la insistencia de Fudge y el señor Weasley en que se mantuviera a salvo. Echó la cabeza hacia atrás y maldijo en voz alta, antes de que un ligero maullido llamara su atención.

Miró hacia abajo y se encontró con un diminuto gatito blanco afilando sus garras en su bota. Sonrió al reconocerlo como el único gato de ese tamaño que había visto, mientras la imagen de su dueña aparecía en su mente.

—Oye, ¿qué haces aquí, pequeño? —preguntó Harry tomándolo con cuidado— ¿Donde está tu mami, eh?

Harry lo colocó sobre sus piernas, y de inmediato, el gatito se estiró y se afiló sus garras en su pantalón, antes de hacerse bolita y quedarse dormido.

—¿Señor Darcy?

Al levantar la vista, Harry distinguió a Serpens, quien caminaba inclinada, buscando y gritando el nombre de su gato, no muy lejos de donde estaban.

Harry empezó a mover sus manos en el aire para llamar la atención de la rubia, sin querer despertar al pequeño gato. En unos segundos, Serpens lo miró y corrió hacia ellos.

—Vas a matarme uno de estos días —suspiró Serpens al ver al gatito, antes de regresar su vista a Harry—. ¿No te ha estado molestando, cierto?

My Fallen Angel [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora