El día de Navidad, Serpens se despertó casi a medio día. En Malfoy Manor siempre habían estrictos horarios que cumplir, incluso para Navidad, por lo que Serpens decidió aprovechar que estaba en Hogwarts, y que tanto Draco como el resto de Ravenclaw se habían marchado a sus hogares, para hacer lo que se le viniera en gana.
Al levantarse, vio unos cuantos regalos al pie de su cama, sobre los cuales dormía el señor Darcy hecho bolita. Serpens levantó con cuidado a su diminuto gatito y lo colocó sobre su almohada, antes de tomar el regalo más pequeño. Le quitó la envoltura roja y descubrió una pequeña caja color crema, la abrió y encontró una hermosa pulsera de plata, la cual era una serpiente mordiéndose la cola. Sonrió con tristeza al ver que los ojos de la serpiente eran un par de zafiros, justo como los de la serpiente en el medallón que le regaló el abuelo Cygnus antes de morir.
Dentro de la caja había un pequeño trozo de papel, en el que estaba un dibujo mal hecho de una serpiente y lo que se suponía era un perro, aunque más bien parecía un cerdo, por lo que Serpens supo de inmediato quién le había hecho el regalo.
Serpens tomó el segundo regalo, el cual era uno de esos fastidioso espejos que te decían cómo arreglarte. La rubia supo de inmediato que era el regalo de su abuela Druella, por lo que ni se molestó en leer la nota. El siguiente regalo fue el de sus padres, un cepillo para el cabello, que hacía peinados complicados por sí sólo. Según la nota de su madre, le serviría para dejar de andar todo el día con el rostro cubierto de cabello.
El siguiente regalo fue de Luna, quien volvió a recordarle en su nota que no dejarían de ser amigas solo porque no podían hablarse. Serpens abrió el regalo, que resultó ser un paquete de semillas de mandarinas voladoras. Sonrió al pensar que, una vez Sirius la sacara de Malfoy Manor, podría sembrar las semillas en su nuevo hogar, quien quitaba y de verdad volaban, o que al menos fueran mandarinas de verdad.
Tomó el último regalo, y se sonrojó levemente al ver que era de Harry.
Sus manos le temblaron ligeramente cuando quitó el envoltorio y vio una caja rectangular, muy parecida a las que Narcissa tenía en su tocador. La abrió y dejó salir un pequeño jadeo al verlo que había en su interior: una fina cadena de oro blanco, con un dije de oro con la letra S encima. Y su sorpresa aumentó cuando descubrió una segunda cadena junto a la primera, pero mucho más pequeña, y en lugar de una S, tenía una inscripción en letras púrpura, que decían "Sr Darcy".
—¿Cómo se le ocurre? —murmuró Serpens sin poder creerlo— Esto no... No puedo... ¡No podemos! —añadió al ver que el señor Darcy se asomaba para ver lo que parecía ser su regalo.
El señor Darcy dejó salir un maullido lastimero y estiró su pata para tocar la caja, pero Serpens frunció el entrecejo y alejó la caja aún más.
—¿Basta con un collar para que te tenga de su lado, Fitzwilliam? —preguntó la Ravenclaw alzando a su gato hasta quedar a la altura de sus ojos— ¿Qué clase de espía piensas ser si con el primer regalo te tiene babeando así? Qué decepción.
La expresión del señor Darcy pasó de rogona a desafiante en menos de un segundo, gruñó como si le estuvieran quitando su comida, y se giró con la cola levantada, dejando que Serpens le viera el trasero antes de bajarse de un salto de la mano de su dueña y correr a echarse sobre la caja de los collares.
—Vaya, te ha tomado un buen tiempo mostrar tu verdadera cara, Fitzwilliam —murmuró Serpens acercándose lentamente a la caja—. Es por eso que los de tu raza son tan caros, ¿cierto? Porque solo quien pueda comprarlos podría costaerles los caprichitos.
Darcy la miró como si la odiara y clavó sus pequeñas garras en la caja antes de volver a gruñir, esta vez con más fuerza, y cuando Serpens acercó su mano para tomarlo, el gatito trató de morderla antes de lanzar un arañazo, que si bien no causó heridas tan profundas como las de Sirius, bastó paean causarle dolor a su dueña, quien retrocedió ante el ataque.
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My Fallen Angel [Harry Potter]
FanfictionLa vida de Serpens Druella Malfoy, la hermana menor de Draco, la princesa de Lucius y la pequeña serpiente de Narcissa. Aunque no todo es tan perfecto como el mundo cree. ... -Debes dejar de vivir en las nubes, hija. La vida no es color de rosa. No...