I

24 5 4
                                    

- Soy un chico normal. Mi mejor amigo es Thiago, él es como mi sentido común, mi mejor amiga es Maya, ella es un poco cruel cuando quiere, pero es genial. Mis padres apenas saben de ellos, nunca están cuando vienen a casa, pero muchas veces están conmigo, son mi todo.

- Ya me dijiste eso, cuéntame de ti.

- Supongo que no tengo nada que contar.

- Seguro si tienes, inténtalo.

- ¿qué puedo decir?

- Empieza por decir tu nombre, háblame de ti.

- Okay... Me llamo Nathan, tengo 17 años, vivo con mis padres...

- No sigas -interrumpió- háblame de ti, "Natan".

- Perdón, se pronuncia "Neitan", y realmente no sé qué quieres que te diga.

- Quiero que me hables de ti, ¿Quién es Nathan? ¿Qué siente? ¿Qué le gusta?

- Si tan sólo lo supiera...

- ¿A qué te refieres con eso?

- Me refiero a que no sé qué responder a eso -pensó un momento- es decir, no sé quién soy, no sé qué siento, no sé qué me gusta... no lo recuerdo.

- ¿no lo recuerdas?

- No, lo siento.

Nathan se levantó del sillón, fue hacia la puerta e intentó abrir.

- ¿vas a volver?

- Por supuesto, pero quiero estar sólo y pensar

- ¿estás seguro de eso?

Sin responder salió de la habitación. Caminó lentamente hasta su cuarto, evitando hablar con cualquiera, siempre repitiéndose esa pregunta en la cabeza "¿Quién soy?"

Al llegar a su habitación se sintió extraño, como si nunca hubiera estado ahí, aunque claramente allí se alojaba, todas sus pertenencias estaban en la habitación, pero no recordaba el sentimiento de "llegar a casa", decidió ignorarlo y acostarse a dormir.

Cuando despertó notó que eran las 17:30, a ésa hora solían venir Thiago y Maya a visitarlo, los esperaba con ansias, así que se arregló, acomodó un poco su desastre y se sentó a esperarlos. De repente golpearon la puerta, su corazón palpitaba rápido, estaba feliz, pero nervioso, aunque ése sentimiento terminó pronto, ya que sólo era la enfermera trayendo su "cóctel de pastillas" diario, realmente no quería tomarlas, pero no tenía opción.

Esperó por una hora, seguían sin aparecer. Pensó en tomar su celular y llamarlos, pero cuando lo prendió notó que no recordaba su contraseña, así que lo dejó donde estaba.

Así se hizo hora de cenar, ellos aún no llegaban. Sonó su teléfono.

- ¿Hola? ¿My?

- Hola Nate

- ¿dónde están?

- No vamos a ir

- ¿pasó algo?

- Thiago está muy cansado y creo que un poco deprimido, y yo no tengo ganas de ir.

- Está bien, entiendo.

- Quizá mañana vamos, chau.

- Chau.

Decepcionado, sólo se dio vuelta y se durmió otra vez. Cuando despertó notó que todo estaba oscuro, pero no una oscuridad normal, ésta estaba acompañada por una neblina negra que estaba al ras del piso. Se bajó de la cama y abrió la puerta, sólo oscuridad, no alcanzaba a ver nada, prendió su celular, indicaba que eran las 8:30 a.m. intentó pellizcarse para comprobar si estaba dormido, le dolió, no estaba soñando - Esto no puede estar pasando - pensaba - ¿Estoy alucinando?

- ¿Hola?

- ...

- ¿Alguien me escucha?

- Nathan...

- ¿Quién habla?

- ¡DESPIERTA!

De repente cerró fuertemente los ojos, al abrirlos estaba acostado en el sillón de siempre, junto a ella.

- ¿Qué acaba de pasar?

- Te pregunté "¿quién es Nathan?" te pusiste a pensar y te desmayaste.

- Oh - se tocó la cabeza, notó que le dolía - ¿qué tengo aquí?

- No te toques, podrías aflojar los puntos internos y eso te dolerá.

- ¿Puntos?

- ¿en serio no lo recuerdas?

- Me temo que no.

- Tenías una gran herida...

Nate parpadeo y nueva mente estaba en suhabitación oscura. Sólo oía susurros sin sentido, ni siquiera parecían estar enun mismo idioma, o en alguno que él hablara. Decidió acostarse, cerrar los ojose intentar dormir.

Sauce GrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora