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Nate despertó.

Se levantó de su cama, fue al baño, se lavó la cara, cepilló sus dientes y se vio al espejo. No se reconoció.

Hacía mucho tiempo que no se veía a si mismo, no sabía por qué, pero una cicatriz atravesaba su ojo izquierdo, desde arriba de su ceja, bajando por su ojo izquierdo, yendo hacia su mentón, y desde la mitad otra costura que iba hasta su oreja.

Un sentimiento extraño: furia, confusión, miedo y dolor al mismo tiempo. Dos meses sin verse al espejo realmente es mucho tiempo, pero nunca pudo verse sin que todo se ponga oscuro otra vez. Intentó ignorarlo y seguir como siempre, pero sus ojos se llenaron de lágrimas.

Tocaron su puerta, era su turno. Tardó un poco en salir.

— Buen día Nathan, siéntate y ponte cómodo.

— Buen día doctora.

— ¿cómo te sientes hoy?

— No lo sé, estoy confundido.

— ¿ha pasado algo? cuéntame

Le contó lo que había sucedido el día anterior y lo que pasó cuando se levantó.

— Entiendo.

— ¿Por qué me pasa esto?

— Estamos investigando eso.

— ¿Ni siquiera ustedes lo saben?

— Por el momento, no, lo siento.

— Podrían ser síntomas de que esté muriendo, ¿y sólo me dicen eso? Hace 2 meses que estoy acá, ¿y aún no lo saben?

Nate estaba realmente enojado.

— En realidad, son 10 meses.

— ¡¿Qué?!

— Estuviste 8 meses en coma.

— No sé qué pensar.

— Entiendo.

— ¿Puedo irme? necesito pensar.

— Está bien, nos vemos mañana.

Nathan salió de su habitación, golpeó la puerta de Matt, él salió alarmado.

— ¡Nate! ¿Pasa algo?

— ¿Podemos ir ahora?

— Claro.

Fueron al patio, se sentaron en el mismo banco. Hablaron. Se fueron por las ramas en la conversación.

— Entonces mi madre le dijo que no podría mantenerme aquí tanto tiempo y le dio una bofetada al médico, realmente no sabía dónde meterme, jajajaja

— Jajajajaja... —Sam se quedó pensando— hace mucho no veo a mi madre.

— Quizá sea un error preguntar, pero ¿pasó algo?

— No lo sé, poco antes de lo que sea que me haya pasado, ya no estaba por mi casa, solía irse de viaje por el trabajo, pero no se iba por más de un mes... y desde que desperté, no vino ni una vez.

— Oh... ¿cómo se llama? quizá si vino, pero estabas dormido.

— Raquel, Raquel Blanco, y no creo que haya venido, pregunté y no tuve visitas con ése nombre.

— Bien... Ésta noche no te duermas.

— ¿Qué planeas?

— Nate, la única forma en la que podemos saber si vino o no es fijándonos en el registro.

— Te dije que no tuve visitas con ése nombre, no cambiaría nada.

— Con tu condición, quizá no quieren sobrecargarte con información o algo parecido, ¿y si vino pero no te lo quisieron decir?

— No lo creo... además es arriesgado.

— Para nada, ya lo he hecho mil veces, ¿cómo crees que sé el nombre de tu hermana?

— ¿Qué?

— Tiana, ¿no?

— No tengo hermana.

— Oh... Bueno, de todas formas he ido muchas veces.

— Está bien — Nate rió

— ¿Qué te parece gracioso? ¿No me crees?

— Si te creo, es que, eres un acosador —Nate empezó a reírse muy fuerte— ¿no te diste cuenta?

— Me diste curiosidad, no es que sea un acosador... Además no fui por ti, quería saber otra cosa.

— ¿Qué cosa?

Justo llamaron a Matt para entrar.

— ¿Estuvimos toda la tarde aquí? ¿Qué hora es?

— Son las 17:30, hora de visitas, seguro vinieron tus amigos.

— ¿Vos tenés visitas?

— No, mi madre no puede venir hoy.

— Oh... ¿quieres venir? a mis amigos seguro que no les importa

Matt se puso nervioso.

— Es que, tengo algo que hacer para mañana, lo siento, otra vez será.

— Está bien.

— De todas formas, nos vemos mañana, no me perdería esto por nada, adoro estar contigo.

Nate sonrió, lo abrazó y se fue.

Al entrar notó que no sólo estaba Thiago, Maya estaba ahí, ella corrió a abrazarlo.

— ¡Nathan! amor de mi vida, ¿cómo estás hoy? Dios, te ves mejor, estás hermoso.

Tanto Thiago como Nathan se quedaron en silencio.

— ¿Estás bien?

— Si, amor, ¿por qué preguntas?

— Nunca eres así conmigo.

— ¿Y? ¿No puedo ser amable contigo?

— Claro que podés, pero es extraño.

Maya siguió elogiando a Nate, abrazándolo y asistiéndolo como si de un Rey se tratara. Thiago le trajo una consola de juegos, al rato se fueron. Nate se quedó dormido.

Sauce GrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora