XVIII

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Ana entró a la habitación. Maya desapareció. Ellos, aliviados, se abrazaron. Ana le dió las pastillas a Nate, le dijo que las tome, él obedeció. Luego de un rato comenzó a sentirse mareado.

— ¿Estás bien?

— No, las dosis son más fuertes ahora.

— ¿Por qué?

— Le conté todo a la psicóloga, y mandó a aumentar las dosis.

— Pero no es algo que sea de tu cabeza, yo también lo ví.

— Pero no me cree.

— Inténtalo otra vez, quizá sí le dices que yo también lo ví, te crea.

Era hora de la sesión de Matt. Mientras tanto, Nate practicaba qué decirle, para que suene creíble, pero ¿Cómo explicaría eso? — Un ente me intentó matar, y no es cosa de mi cabeza, Matteo también lo vio, y mi mamá — pensó, después de todo lo que había pensado, ése era uno de los mejores.

Llegó la hora de su turno. Entró, nervioso.

— Buen día Nathan. ¿Cómo estás hoy?

— Confundido.

— ¿Qué sucedió? cuéntame.

— Maya volvió. Pero ésta vez, no estaba sólo, Matt estaba conmigo. Él también la vió.

Ella se quedó pensando un momento.

— Seguramente tus alucinaciones hicieron un efecto dominó con Matteo, por lo que ambos vieron algo irreal. Pero tranquilo, no volverá a pasar. Tus dosis están bien por ahora, deben empezar a ser más efectivas en estos días, pero aumentaremos las dosis de Matteo. Puedes irte.

Nate se quedó callado y se fue. Golpeó la puerta de Matt, le abrió. Estaba escribiendo cosas en su cuaderno.

— Me había olvidado de ése cuaderno... ¿Me vas a mostrar qué escribiste?

Matt arrancó una hoja, la dobló y se la dió.

— Léelo cuando estés sólo, aburrido y me extrañes.

Nate sonrió, metió el papel en su bolsillo, y le dijo a Matt lo que había sucedido en la sesión.

— ¿Piensan aumentarle las dosis? ¿Qué ganarán con eso? Dios, es estúpido.

— Lo sé, siento que es mi culpa, lo siento.

— No lo es, yo te dije que le cuentes, tranquilo.

Matt se sentó en su cama, Nate también, estando de frente. Sólo se miraban. Matt hacía caras graciosas, Nate se reía.

Se hicieron las 4, Lara llegó para visitarlos. El ambiente estuvo un poco tenso, pero Matt intentó alegrar todo. Hizo un par de bobadas para que se rían, preguntó por los amigos de Lara, trataba de sacar conversación.

Luego de una larga e incómoda visita, pasaron a buscar a Lara, y se relajaron. Ella no prometió volver, ellos no se lo pidieron.

Sauce GrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora