¿Celos?

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Al estar a medio camino me sentí algo observada y escuchaba pasos que estaban detrás de mi, Traté de no prestarle atención ya que estoy en un lugar público y es normal que las personas caminen por los lugares públicos ¿no? Pfff.

-¡Oye!- Alguien gritó pero no volteé no quería caer en esas veces de las que volteas porque piensas que te hablan a ti, pero al hacerlo resulta que nadie te habla. - Enana, oye- La pelirroja se pone a mi lado muy agitada.

Yo solo pude observarla con mucha extrañeza.

-¿Qué estás haciendo aquí?- Le cuestione volviendo con mi andar.

-Es un lugar público ¿sabías?- Se muerde su labio inferior.

Eso me mató, yo solo seguía mi andar sin decir nada. Pero ella terminó con ese silencio.

-Tu primo es lindo- Yo solo cerré mis ojos y comencé a sentir como un sentimiento que nunca en mi vida había sentido.

-Aja- Contesté muy cortante, no tenía el ánimo de responder con otra cosa.

-Sí, es muy caballeroso- Dice siguiéndome el paso, yo solo giraba mis ojos.

-¿Viniste hasta aquí para hablarme de mi primo? Porque si es así déjame decirte que no me interesa- Coloqué mis manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón y caminé un poco más rápido.

-Uii, que mal humor tienes... yo solo quería acompañarte, te veías algo solitaria. Te vi el como te ibas de la fiesta y...- La interrumpí.

-Tanto te importa que esté sola, además para que vieras que me fui debiste de no lo sé se supone que no podías verme cuando me fuera- Le Comenté con cierto enojo en el tono de mi voz y pude notar el como su sonrisa se iba desvaneciendo poco a poco.

-Okey, de acuerdo... lo lamento si te hice sentir mal con traer mi presencia- Ella detiene su andar y por inercia yo lo hago también.

Dejé salir un suspiro largo y la miré a los ojos.

Esos ojos tenían algo que me hacían verlos y que se me dificultara el perderles la vista.

-Y yo lamento el que no te dieras cuenta de que no necesito tu compañía aquí- No quería hacerlo, no quería dejar de ver esos ojos que desde el primer momento que los vi tuve el descaro de decir que yo merecía verlos siempre y que nadie más tendría ese mismo derecho.

Sin embargo eso nunca pasará.

-Eres una idiota- Yo esperaba que con eso ella se alejara pero no lo hizo, solo se quedó ahí parada mirándome.

-¿Tienes alguna otra cosa que decir?- Fruncí el ceño en espera de su respuesta.

-Eres muy grosera, no tienes respeto...- Ella se iba acercando a mi por cada que decía algo.-Eres enana y no tienes respeto ni por ti ni por nadie- Esa sonrisa de lado que hizo me mató.

-Si no te agrado ¿entonces que haces aquí?- Miré sus ojos para después mirar sus labios. Me sentía incómoda pero a la vez tentada a besarla, o hacer algo.

-Yo nunca dije que no me agradarás, solo dije tus verdades y lo que eres en realidad- Dice indiferente.

-¿Entonces...- Me interrumpe.

-Olvidaste esto- Me entrega la misma flor que me entregó hace unas horas.

-Eres consciente de que no me merezco esa flor ¿verdad? Pero insistes en que debo de quedarme con ella. ¿Por qué me das una flor?- Me sorprende que lo dije y no lo pensé, ya después reaccioné de que lo había dicho y no pensado. El poder de sus ojos azules.

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