Preparando Maletas

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Me quede pensando mientras veía la puerta, hasta que el sonido de mi celular me saco de todos los pensamientos.

Al ver la pantalla y ver quien era la persona que me estaba marcando me quede sorprendida ya que me hizo darme cuenta de que ya era tarde para ir al trabajo, hoy tenía que levantarme más temprano de lo normal para así mi jefe me diera la información que necesitaba para el trabajo que me tocaba realizar para el día de hoy.

Contesté la llamada con algo de miedo.

-¿Hola?-

-¿Dónde rayos te encuentras ahora?- El jefe no se le escuchaba del todo feliz, bueno no es que siempre se le escuche feliz.

-Yo...amm... estoy en camino- Me comencé a rascar la cabeza y a buscar algo, la verdad que no sabía con exactitud que era lo que estaba buscando. Solo sabía que estaba buscando algo.

-No te molestes en llegar- Dice y con eso yo me detengo de dar vueltas como perro que trata de buscar su cola.

-¿Disculpe?- Me quedé en shock. Estaba segura de que en cualquier momento iba a caer de rodillas.No se escuchó ningún otro ruido.-¿Hola?- Se había cortado la llamada.

¿Acaso había perdido mi trabajo por estar en una decisión de amor?

Vaya manera de perder un trabajo ¿no?

No sabía que hacer así que me senté en el sillón y pues no sabía que más podía hacer, una lagrima salió sin mi permiso y ahora se encontraba recorriendo mi mejilla para terminar en mi blusa, terminaría secándose tenía demasiados fines... Más lagrimas seguían saliendo y yo la verdad que no sabía que hacer, había pasado mucho tiempo desde que la ultima vez que lloré.

Sentía una gran necesidad de gritar, pero no lo hacia y tampoco quería hacerlo. Por más que limpiaba mis lagrimas muchas más salían.

-AAAhhhh maldita sea- El enojo me comenzó a consumir.

Volví a apretar mis manos en forma de puño. Era de esas ocasiones en las que te preguntas a ti misma ¿Por qué eres así?

Es cuando te pones en una gran discusión contigo misma y en lugar de hacerte sentir mejor y decirte que lo que hiciste tiene solución es todo lo contrarío porque solo te dices que lo arruinaste todo y que no sirves para nada. Es ahí donde entras en conflicto, pero no llegas al momento de querer matarte NO, solo te encanta hacerte sufrir a ti misma.

La única persona que te puede hacer daño en este horrible mundo eres tu mismo, nadie más. Al menos de que tu te lo permitas pero eso ya sería estúpido de tu parte. No dejes que nadie diga cosas de ti y si lo hacen déjalos, que te valga un bledo.

Pero tampoco dejen que su subconsciente los haga sentir mal, en ningún momento.

Lo que hice después fue mirar la pared que se encontraba frente a mi por un momento, me perdí en ese color blanco de pared, sin cuestionarme nada, sin pensar en nada, simplemente la miraba y sin nada en mi cabeza.

Mi celular comenzó a sonar y yo sin apartar la vista de la pared lo tomé y lo coloqué en mi oreja para escuchar a la persona que me estaba llamando.

-Hola- Dije con un tono de voz muy cortante.

-¿Como estás?- Esa era la voz preocupante de Stacie.

-¿A qué viene eso Stacie?- Cerré mis ojos por unos momentos, me acomode en el sillón dejando salir un suspiro de frustración, de no saber que está pasando, o no saber que hacer ahora.

-Pues hablo de que están pasando muchas cosas en tu vida y...- La interrumpí.

-Te voy a detener ahí. ¿Qué tiene que ver el que me hayas llamado con lo que está pasando en MÍ vida? porque tu misma lo dijiste es mí vida y no la tuya. Así que te pido por favor que no me molestes- Colgué la llamada. No quería volver a pelearme con ella pero así es como termina todo conmigo, todo termina de una manera tan complicada que es mejor dejarlo por la paz.

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