La Decisión

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Me encontraba en mi casa dándole vueltas al asunto, todo era tan raro.

¿Por qué en esta vida todo tiene que ser tan raro?

Estaba en mis dudas en si mandarle un mensaje a Stacie, sí. Fui una tonta con ella pero ella debe de saber como soy en ocasiones y esta no es la primera vez que le hablo así, debe saber lo que implica tener una amistad conmigo no tengo el porque estar recodándole lo que es tener mi amistad.

7:30 p.m.

En mi computadora tratando de hacer mixes pero es por de mas que no puedo sacar a la pelirroja de mi cabeza.

Suspiré de frustración y al terminar de maldecirme en mi mente comienza a vibrar mi celular.

Al ver quien era la persona que interrumpe mis pensamientos noto que marca el nombre de Stacie.

En la pantalla estaba una imagen de nosotras, del día en que ella estaba igual de molesta que otros días; ella tomó mi celular y tomó una selfie. Ella sonreía mientras yo solo salía con mi cara de pocos amigos de siempre.

Por más que quería ignorar su llamada mi dedo pulsó en contestar llamada, para seguir con la acción de llevar el celular a mi oído y así escuchar su odiosa voz.

-¿Ya se te bajó lo Mitchell?- Cuestiona del otro lado de la línea.

-No lo sé- Respondí algo cortante.

-Creo que no- Dice algo apagada.

-¿Qué quieres Conrad?- Llevé mi mano a mi frente.

-Solo quería infórmate que si por alguna razón llegas a cambiar de opinión, es que nos vamos a ver en el restaurante al que siempre te llevo cuando mueres de hambre. Espero que asistas Mitchell. Pero bueno eso sería todo ya que aún andas con tu mal humor. Adiós enana- Cortó la dejándome con la palabra en la boca.

-¡PERFECTO!- Arrojé mi celular a la cama con poca fuerza para que no pasara el desastre de que cayera de la cama y terminara estrellándose.

De eso llega un mensaje de Stacie.

Stacie: 4:00 p.m. en el restaurante, por si cambias de parecer.

Lo miré y esperé a que la pantalla se volverá a apagar.

Mi respiración era demasiado pesada, más de lo normal. Según mi madre eso no estaba bien, necesitaba calmarme.

Calmar mis sentimientos de coraje no es tan fácil como parece.

Mi pecho comienza a arder, mis manos se hacían puños y con demasiada fuerza.

Sacaba aire pero no funciona, exhalar continuamente no estaba funcionado como las ocasiones anteriores. Esta vez era diferente, esta vez estaba enojada con dos personas, con la pelirroja y conmigo.

Decidí ir a la ducha para esperar a que eso funcionara, o ya de paso me resbale en la ducha, golpeé mi cabeza en el suelo y muera ahí mismo. Pero nunca tengo tanta suerte.

Al día siguiente me encontraba en la cocina de mi departamento, me había preparado algo de comer pero solo me quedé en la mesa sin hacer ningún movimiento además de que mi pecho subiera y bajara demostrando que aún sigo respirando.

Mi cuerpo se encontraba ahí pero mi mente estaba volando.

Llega un mensaje de mi padre recordándome que la fiesta dará inicio a las 7:00 p.m.

-Wow... es una fiesta de una menor y comenzará algo tarde- Comenté para mi misma.- Aunque bueno. Es viernes, es justificable-

Cerré mis ojos por un momento para pensar que es lo que iba a hacer, tenía que pensarlo bien, no cometer el error de escoger mal y que eso perjudique en el futuro.

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