El Grupo De Jane 2 - El Regreso

Capítulo 13.

Grupo: "El Grupo De Jane"

Jane: Para finalizar el tema, ustedes me trajeron de vuelta y se los agradezco, fue la mejor cosa que pudieron hacer.

Vicky: ¿Entonces, por qué quieres matarnos?

Jane: Yo juré matar a todos los que se burlaron de mí, ustedes también lo hicieron.

David: Mejor ya cambien el tema, hablemos de nuestras víctimas Jane.

Jane: Tienes razón, hagamos el conteo.

David: Una menos, quedan muchos más, disfrute demasiado ver sufrir a Cat.

Jane: Yo maté a Lizbeth y Gladys, así que van tres.

David: Cierto, se nota que no te aburriste sin mí.

Jane eliminó a Cat

Jane: No iba a perder tiempo, lo bueno que ya estás aquí y matamos a Cat.

Emily: Pobre Cat, la reacción de su madre fue lo más triste que he visto.

Carlos: Y como siempre, tuvimos que culpar a Nick.

Pablo: Si lo que dice Jane es cierto, Nat nos necesita, ella debe sentirse fatal por lo que hizo.

Carlos: Iré a su casa, tengo que apoyarla.

Pablo: Espérame Carlos, yo iré contigo.

Carlos: Ella creyó que no ayudarla, era la mejor opción.

Gabriel: No puedo creer que no la ayudo, al menos las dos juntas, pudieron huir de la casa.

Emily: Tú no sabes nada Gabriel, yo sé que ella hizo lo que sintió correcto.

Gabriel: Si eso crees tú, créelo, a mí me parece muy egoísta de su parte.

Alex: Claro que hizo lo correcto, eligió vivir, en vez de morir ayudando a su amiga, yo haría lo mismo.

Amber: ¿Cómo dices eso? Si estuviera en peligro, ¿No me ayudarías?

Alex: No lo sé Amber, tampoco llevamos mucho tiempo de noviazgo como para dar mi vida por ti.

Amber: ¡Eres un imbécil, Alex! Espero seas el siguiente en morir a manos de Jane, y créeme yo tampoco daría la vida por ti.

Vicky: Chicos tranquilos, no debemos pelear, estamos juntos en esto, juntos saldremos de esto, ninguna muerte más.

Gabriel: Espero que tengas razón Vicky, yo estoy harto de Jane.

David: Tranquilos, aún no elegimos nuestra próxima víctima.

Fuera del grupo.

Nick e Ismael continuaban siguiendo al auto de la familia Romero, los cuales al parecer aún no se daban cuenta de que alguien los seguía.

—¿Ahora qué? No podemos estar siguiéndolos por mucho tiempo, el combustible se acaba —mencionó Ismael preocupado.

—¡Demonios! Dame el volante, tengo una idea.

Ismael detuvo el auto en la orilla de la carretera y rápido cambió lugar con Nick, quien iba muy enojado.

—¡Esto terminará hoy! —gritó Nick, pisando el acelerador.

El auto comenzó a acelerar demasiado, Ismael tan sólo lo observa con miedo, mientras Nick intentaba alcanzar el auto de Romero.

Al colocarse junto al auto, Martha rápido se dio cuenta de que Nick estaba en el auto de al lado, rápido le indico a Ana que se escondiera detrás del asiento.

—¡Mamá, tengo miedo! —gritó Ana asustada.

—¡Demonios Romero, es él, el chico asesino! —gritó Martha, llamando la atención de Romero.

—¡Por Dios!, entiende Nick, déjanos en paz, ya nos hiciste demasiado daño, ¿Qué más quieres? —gritó Romero enojado.

Nick sonrió grandemente y dio una vuelta brusca sacando el auto de la familia de la carretera, el cual comenzó a dar vueltas.

—¡Nick!, ¿Qué has hecho? —Ismael lo observaba con miedo.

—Cállate imbécil, debemos verificar que Romero este muerto, vamos —Nick bajó del auto y rápido corrió hasta el choque.

Ismael también bajó del auto y corrió detrás de Nick, él estaba muy confundido después de todo lo que pasó.

—Ayuda... por favor —se escuchó una voz, provenir del auto.

Nick rápido se acercó y miró dentro del auto, todo parecía indicar que Martha y Ana habían muerto durante el choque, en cambio Romero, intentaba con todas sus fuerzas salir del auto, el cual comenzaba a incendiarse.

—¿Necesitas una mano? —le preguntó Nick, sonriendo.

—Aléjate de mí... eres... un maldito asesino —añadió Romero con dificultad—. Mira lo que le hiciste... a mi familia.

Romero comenzó a llorar, algo que a Nick lo hacía sentir tan bien, pero a Ismael no, ya que sacó su celular y se dispuso a marcar el número de emergencias.

—¿Qué estás haciendo, imbécil? —preguntó Nick, quitándole el celular.

—Este hombre necesita ayuda, mira lo que has hecho —Ismael se alejó poco a poco de Nick.

—Ayúdame, por favor —dijo Romero, mirando a Ismael.

—Ve al auto, aquí me estorbas —añadió Nick, entregándole el celular a Ismael, quien rápido lo obedeció.

Nick arrastró a Romero fuera del auto, le dio un golpe en el rostro, lo cual hizo que sangrara más de lo que ya lo hacía.

—Esto es lo que te pasa por no querer unirte a mi —sonrió Nick emocionado.

El colocó sus manos en el cuello de Romero, haciendo presión, mientras reía.

—No... Nick... —Romero dejó de respirar, justo en el momento que comenzó a escucharse una sirena de policía.

Nick dio un último vistazo a la escena y se dispuso a correr al auto de su amigo Ismael, quien tenía el celular en las manos.

—Lo siento Nick, no podemos dejar que esas personas mueran.

Nick lo ignoró por completo, subió al auto y rápido aceleró alejándose del accidente, que él había provocado.

***

Nat se miraba fijamente en el espejo de su baño, lágrimas caían por sus mejillas, mientras recordaba una y otra vez, el momento en que abandonó a Cat.

—Soy una mierda, no merezco vivir —se dijo a sí misma.

Ella miró fijamente el botiquín y sin pensarlo mucho, lo abrió y sacó una tableta de pastillas, las cuales abrió, colocándolas en su mano.

—Que ironía, terminaré haciendo lo mismo que Jane —sonrió Nat y colocó una pastilla en su boca.

Dio un sorbo al agua y volvió a colocar una pastilla más en su boca, así hasta que ya llevaba diez más, ella se miró en el espejo, esperando su muerte.

—¿Qué demonios estoy haciendo? Esta manera de matarse es de cobardes, necesito algo más fuerte.

Ella caminó al inodoro y metió sus dedos en la boca, probándose el vómito, sacando cada una de las pastillas que consumió, de su sistema.

Caminó nuevamente al botiquín, tomó una caja de cuchillas para afeitar de su padre, tomó asiento sobre el frío suelo y sonrió levemente.

—Yo no pienso dejar que Jane me asesine, no lo voy hacer —se dijo angustiada.

Colocó la cuchilla en su brazo y rápidamente la paso, haciendo un corte no tan profundo para morir al instante, pero si lo suficiente para desangrarse en unos minutos.

La puerta del baño se abrió fuertemente, dejando ver a Emily, Carlos y Pablo de pie frente a ella, quienes miraron con asombro a Nat.

—¿Qué demonios estás haciendo, Nat?