Día 189: Las novatas dan problemas

3.2K 55 11
                                    

Entré en la sala. Recordé el terror que sentí la primera vez, nadie me obligaba a entrar, pero estaba obligado a ello. Al otro lado de la sala, atravesando la puerta estabas tú, al instante supe que eras una novata, las novatas suelen ser una molestia, no las culpo, pero yo en mi primer día no le causé problemas a quien me tocó.

Me puse en tu lugar, al igual que yo te habrías levantado en la habitación inicial, un lugar pequeño, todo blanco, con una cama y una mesita básicos. Sin haber llegado ni a preguntarte cómo habías llegado allí habrás visto la nota, es imposible no verla.

"No estás en peligro, estas a salvo.

Esta es tu situación, si haces lo que se te pide, estarás bien,

puedes recuperar tu libertad. Si desobedeces, será peor."

Asimilarlo te habrá llevado tu tiempo, la puerta de la habitación no se abre hasta que la luz verde se enciende, tienes tiempo de sobra para asimilar tu situación, incluso desesperarte, llorar si es tu forma de afrontarlo, y calmarte, solo entonces se abre la puerta.

Tu aspecto delataba que no lo habías asimilado rápidamente. La mayoría de gente llega a la sala con un aspecto decente, pero tu cara anunciaba a gritos que habías llorado, hasta hace tan solo un momento.

Una vez sales de la habitación tienes un pasadizo, al final de este la puerta que lleva a la sala en que nos encontramos ahora, y a la mitad el acceso al cuarto de baño. Cuando el sistema (así llamamos a lo que sea que controla este lugar) considera que ha llegado el momento, la luz encima de la puerta al final del pasillo se enciende, y el texto aparece en la pared.

"Entra en la sala haz lo que se te pide, los requisitos opcionales también se tendrán en cuenta"

Los que llevamos tiempo aquí ya no leemos el texto, esperamos a que la luz verde se encienda y entramos, pero tú, siendo la primera vez que lo ves, te habrás imaginado lo peor. No se qué sucede si tardas en entrar, mucho menos cómo reacciona el sistema si te niegas a entrar, desde mi punto de vista, quedarme en ese pasillo no me iba a aportar nada, y debía saber cuanto antes qué querían que hiciese.

Cuando llegué a la sala me plantee cómo debía afrontar la situación, viendo que era tu primer encuentro, las probabilidades de no cumplir lo que se nos pedía eran muy altas, pero yo no me juego nada, si alguien podía fallar, eras tú.

Te quedaste en la puerta, primero me miraste a mi, y luego observaste la sala, sin distraer mucho tu atención del extraño al otro lado de la misma. Yo aún estaba sopesando mis posibilidades, lo que yo hiciera iba a tener una gran influencia en tu primera impresión sobre todo este sistema, el camino que emprendieses en ese momento podía convertirse en tu infierno personal.

Manteniendo aún mis opciones abiertas me acerqué a la barra a mi izquierda, y busqué algo que desayunar en lo que podría llamarse zona de cocina. Tu seguias en la puerta, observandome con atención ahora que ya habías visto que en la sala no te esperaba nada extraño ni peligroso.

La sala está dividida en cuatro zonas, no hay paredes ni divisiones pero se aprecia fácilmente, a tu izquierda, una cama de matrimonio, estanterías, mesillas de noche, podría pasar por un dormitorio normal. A tu derecha dos butacas, una mesa, una estantería surtidos de libros y una alfombra. A mi lado de la sala se encontraba una cocina bien equipada y una barra con dos taburetes, en uno de los cuales me encontraba yo bebiendo un zumo de naranja. En la cuarta zona hay un sofá grande, una mesa rectangular y un televisor.

Mientras seguías parada en la puerta empecé a pensar que a lo mejor dejarte fallar la misión no era mi mejor jugada. La gente que no se adapta al sistema suele quedar a merced de quienes jugamos según sus normas, no obstante, tú seguías manteniendo la compostura ante esta situación bizarra, sin desmoronarte, llorar, gritar, o cualquiera de las formas en que un ser humano renuncia a su control de la situación en que se encuentra.

ForcedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora