Décimo tercer bocado

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El tiene la mirada perdida… completamente loco… debo hacer algo o puede ser mi fin.

—¡TE MATARE BASTARDO!— dice al tiempo que toma un cuchillo en sus manos.
—No pienso morir así de fácil— desvío con mi mano el brazo donde sostiene el cuchillo tratando de salir.

Tras una larga batalla para librarme, logro empujarlo y al caer al suelo escapo por la ventana.

—¡VUELVE AQUÍ HIJO DE PERRA!

Al voltear la mirada el tipo ha saltado por la ventana persiguiendome.
Trato de correr más a prisa dirigiéndome hacia el parque cercano. Ha comenzado a llover.

—¡REGRESA!— cada vez se acerca más con el cuchillo en manos.

Hay un pequeño bosque, sin dudarlo entro en el. Si el tipo me encuentra… no, rápidamente saco mi celular y marcó a Otabek.

—¡Maldición contesta!— la señal esta fallando a medida que me adentro en el bosque.
—¿Donde estás maldito fisgón? ¡Sal de una vez!

La lluvia incrementa, será más fácil para que se valla.

Cuando estoy lo suficientemente lejos, escalo hacia la cima de un árbol. Trato de llamar pero es inútil, no hay cobertura.

—¡Te encontraré maldito!— Debusia sigue buscando, por el bosque.

Estoy tan agitado, pero trato de conservar la calma.
Han pasado 30 minutos… aun puedo escuchar sus gritos por el bosque.

El número que usted marcó, no se encuentra disponible, favor de llamar más tarde

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El número que usted marcó, no se encuentra disponible, favor de llamar más tarde.

Es extraño de Yurio, siempre responde a mis llamadas.

Continúo buscando algo de cabello en las cosas de Yuri, por fin encuentro un cepillo, así que lo guardo en una bolsa.

Su habitación luce tan vacía… quisiera que estuvieras aquí…

Revisando algunas de sus prendas un pequeño papel sale y cae al piso. Cuando lo tomo en mis manos puedo constatar que la letra es de Luka… la nota dice: «Me iré en unos días, ¿puede venir a mi departamento?»

Entonces… él fue… ¡EL FUE!

Son las 4:35 am… el tipo no se cansa… he intentado contactar con Otabek, Viktor y la policía, pero no puedo, es inútil

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Son las 4:35 am… el tipo no se cansa… he intentado contactar con Otabek, Viktor y la policía, pero no puedo, es inútil.

Un poco más tarde, la batería de mi teléfono se agota. Estoy incomunicado. La lluvia continúa pero parece que el tipo se ha ido.
Decido esperar un poco más para irme. Si me quedo hasta que amanezca, puede ser peligroso. Sería más fácil para el buscarme. Sin hacer mucho ruido bajo del árbol. Me desplazo con cuidado mirando en todas direcciones.
Comienzo a caminar sin rumbo, estoy perdido en el bosque.

Tras caminar varios minutos sin sentido, puedo ver luces de casas. Ninguna es parecida a las que vi antes, eso quiere decir que lo he logrado.
Soltando un largo suspiro de alivio, camino hacia esa dirección. Mis pasos se detienen tras escuchar varios lamentos.

—Ayuda… alguien… ayudame…— dice una voz agonizante dentro del bosque.

Tomo una herramienta en manos y camino por donde proviene la voz.

—¿Hay alguien aquí?— pregunto en voz alta.
—Ayuda… ayuda…— la voz se escucha más cerca.

Camino a prisa y justo recargado en el tronco de un árbol, un hombre se encuentra.

—Por favor… ayudame— dice mirándome.

Me acerco hacía él y justo cuando estoy frente a él, la luz se un relámpago ilumina el cielo, dejándome ver el rostro destrozado de Yuri.

—Encontré esto en la casa de Yuri, estoy seguro de que esa letra es de Luka, debe hacer algo, ¡haga algo!—Tendremos que inspeccionar la casa del pintor ya que es un sospechoso

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—Encontré esto en la casa de Yuri, estoy seguro de que esa letra es de Luka, debe hacer algo, ¡haga algo!
—Tendremos que inspeccionar la casa del pintor ya que es un sospechoso.
—Por favor, tiene que hacer algo con Debusia… el pudo hacerle algo a Yuri.
—Son las 10:45 am, iremos a investigar lo antes posible a su casa.
—¡ESPEREN!— volteo la mirada y Yurio se encuentra empapado, agitado.
—¿Yurio, que te paso?
—Deben detener a Debusia… miren— nos entrega varias fotografías de una habitación y herramientas— no es pintura con lo que hace los cuadros… ES LA SANGRE DE YURI— dejo caer las fotografías cuando pronuncia tales palabras.
—¿San…gre?— mi cuerpo ha comenzado a temblar y una rabia se apodera de mi.
—¿Está seguro de lo que dice?
—Si, tengo un testigo que puede probarlo.

¿Qué puedo hacer por usted?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora