Capítulo ⑦

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PDV NICOLAS

16:00 PM. Lunes 8 de agosto, 2016. Clínica.

Hoy es el día, de hecho solo faltan minutos para que me saquen la venda y ver si funciono o no. La cita con el Dr. Florencio es y media pero como estuvimos en el centro, aprovechamos de venir directo para acá. En el camino nos encontramos con Tania ya que tuvo que pedir permiso en el trabajo.

No puedo creer que estoy a nada de saber si la operación resultó bien o mal. La realidad es que si no llego a ver se que voy a caer nuevamente en depresión porque estuve y estoy muy ilusionado.

Llevo 8 meses completamente a oscuras y creo que me sirvió para que me diera cuenta que las personas que realmente me quieren están incluso sin que me de cuenta.

Tania apareció en mi vida de la nada y hoy en día sigue a mi lado brindándome su cariño sin pedirme nada a cambio.

Mi papá y Amira me soportaron en mis peores momentos sin chistar, mis amigos aparecieron para levantarme de esta oscuridad que quiero sacar de mí y Milo me acompaña a donde vaya pero porque nos hicimos amigos, nos queremos como hermanos y eso era algo que no tenía planeado porque el único que era mi hermano de la vida, era él... Manuel.

— ¿Cómo te sentís hijo? — me pregunta papá, yo suspiro.

— Nervioso, ansioso, no se.. — papá me da un apretón en el hombro y Tania sigue acariciando mi mano, la cual no suelta desde que llegamos.

Amira no pudo venir porque está en en la casa de Briana estudiando, la verdad que no quiero que descuide el estudio, eso es algo que le dije desde el comienzo, el colegio lo tiene que terminar si o si porque no hay otras opciones.

Los minutos corren y la secretaria del dr. nos hace pasar al consultorio. Nos dice que en unos minutos él va a estar con nosotros.

— Perdonen que los hice esperar — la voz del doctor me sorprende, Tania aprieta mi mano.

— Buenas tardes, Doctor — saluda papá.

— ¿Cómo estás Nicolás? — me pregunta mientras me aprieta el hombro.

— Acá, ansioso — le confieso, él suspira.

— Llegó el momento de la verdad ¿Estás listo? — Tania me suelta la mano y eso me hace sentir solo, en la nada.

— Eso creo... — susurro.

— Tranquilo, no estás solo y eso aunque no lo creas, te va a ayudar — yo vuelvo a suspirar y tomo aire — Bueno, te voy a explicar lo que voy hacer. Voy a cortar las vendas, una vez que quedes con los parches los voy a remover y voy a bajar la intensidad de las luces para que no sea de golpe. Cuando yo te lo diga, vas a abrir lentamente los ojos para que te acostumbres a la luz y solamente vas a mover los ojos suavemente porque puede que veas borroso, ¿está bien?

— Si — respondo.

Siento que el doctor se mueve alrededor mío, escucho como corta las vendas y solo quedo al parecer con los parches, él vuelve a moverse y segundos después siento su presencia cerca mío.

— Voy a sacar los parches, cuando te diga, abrís los ojos — yo asiento, él saca los parches y me limpia — Muy bien, ahora lentamente abrí los ojos.

Al principio tengo miedo, pero de la nada siento la mano de alguien.. su mano, Tania.

— Muy bien, vas bien Nicolás, no tengas miedo — me dice el doctor.

Yo suspiro y abro por completo los ojos y empiezo a intentar ver a mi alrededor, como me dijo él hace unos minutos veo borroso y siento los ojos cansados pero.. estoy viendo, agacho la mirada y me veo las manos y veo SU mano...

𝐓𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐨𝐧𝐨 | CENIZAS #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora