Llevé mi mirada al reloj de la mesilla de la noche y suspiré al ver que tan solo eran las seis y media. Me quedaba aún bastante rato para dormir antes de volver a la universidad, pero sabía que no iba a pegar ojo así que encendí la luz de la mesita de noche y me destapé, poniéndome en pie. Miré a mi alrededor por si Damien por casualidad se encontraba allí pero nada, de ninguna manera. Se tenía que haber ido, y eso era una gran putada. Si estuviera aquí ya podríamos estar hablando las cosas.
Era un día nuevo y todo iba a ser completamente distinto. Tenía que hablar con Damien, de cualquier manera, debía hacerlo. ¿Cómo se tenía que sentir después de ver como le había olvidado? Que no lo había hecho del todo pero joder.
Me acomodé el pijama y me acerqué al armario, cogí una muda de ropa interior, el uniforme y salí hacia el baño para darme una ducha, o quizás un baño que me relajara, así también podría pensar que iba a decirle exactamente. Tenía y quería decirle tantas cosas que se unían y formaban una enorme bola gigante en mi cabeza y parecía que no supiera hablar porque no querían salir. Cerré con pestillo, abrí el grifo del agua caliente, puse el tapón y dejé que poco a poco se fueran llenando. Me acerqué al lavamanos y de uno de los cajones, cogí un pequeño bote con sales de baño relajantes. Esparcí unas pocas sobre el agua y me volví hacia el espejo del lavamanos, observando como las ojeras ya habían desaparecido levemente. Me desvestí y dejé la ropa sobre la cesta de lavar, me acerqué a la bañera y me introduje en ella, soltando un pequeño suspiro placentero al notar la diferencia de temperatura entre mi cuerpo y el agua. Una vez acomodado en la bañera, cerré el grifo y me relajé por completo, cerrando los ojos.
Una vez noté que el agua estaba bastante fría, quité el tapón de la bañera y me puse de pie en esta, rodeando una toalla por mis hombros mientras me auto-abrazaba para no tener mucho frío, ya que todavía estábamos a principios de enero. Poco a poco me sequé, tranquilamente ya que no tenía prisa por ir a ningún sitio, salvo a la casa de Damien, pero como siempre digo, mejor hacer las cosas bien y despacio que mal y rápido.
Tras vestirme, bajé al piso de abajo donde, en la cocina, se encontraba Amelia preparando el café para que mis padres y yo tomáramos.
-Buenos días Amelia.- Saludé amablemente mientras entraba por la puerta, tomando asiento en una de las sillas de la mesa.
-Buenos días Angel, ¿has dormido mejor que estos días atrás?.- Preguntó girando su cabeza hacia mi con una gran sonrisa
-Mucho mejor pero.. ¿dónde está mamá? ¿sigue durmiendo?.- Pregunté mientras observaba el reloj de cocina, comprobando que había tardado más de hora y cuarto bañándome.
-No, no. Estaba duchándose hace un rato, en seguida bajara. ¿Ocurre algo?.- Preguntó, ofreciéndome la cafetera, a lo que respondí con un pequeño asentimiento.
-No, no, tranquila.- Respondí, dedicándole una pequeña sonrisa tranquilizadora.
-Buenos días Amelia.- Saludó mi madre al entrar por la puerta, mirándome bastante sorprendida al verme allí sentado.- Hola cariño, ¿cómo has dormido?.- Preguntó acercándose a mi, dándome una pequeña caricia en la cabeza.
-Bien, pero.. ¿sabes quien es Damien?.- Pregunté, observándola mientras tomaba asiento frente a mi.
-Sí. El sobrino de Dan Mortti.- Respondió, dedicándome una pequeña sonrisa.
-No me refiero a eso. ¿Sabes que él es mi mejor amigo de los seis años? ¿Recuerdas aquel niño que se ofreció a jugar conmigo en un parque y nos volvimos inseperables?.- Pregunté, alzando una de mis cejas al ir recordando todo poco a poco. Mi madre agachó la cabeza, observando como Amelia nos servía a ambos el café en dos tazas.
ESTÁS LEYENDO
Insomnio.
Paranormal[yaoi] [boyxboy] [gay] ❝ -Puedes conseguir todo lo que desees. -¿Cómo? -Vendiéndole tu alma. -¿A quién? -Al diablo.❞ Obra registrada - imaginezen © Todos los derechos reservados.