Me asignan a patrullar la frontera y conosco a gente interesante

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Me desperté muy temprano. Luego de ese sueño, no pude dormir mucho. Eran como las siete de la mañana, para mi sorpresa, la mitad de la cabaña ya estaba despierta. Cuando todos se despertaron, salimos y todos fuimos a los baños para ducharnos y vestirnos.

Cuando llegué al baño, me di una ducha. Cuando terminé, me vestí y al salir vi a la persona que menos me caía en el campamento. Clarisse.

- Hola Clarisse.

- Hola pequeñaja. Oye, me encantaron tus dotes destructivas con el arco.

¿Cómo se llegó a enterar?                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  - Gracias.

-Por eso, te quería hacer una propuesta.

Un momento, esto me asusta, pensé-. ¿Qué cosa ah?

-Que hoy te nos unas junto con James a la patrulla de frontera. Con el árbol tan débil, las fronteras mágicas se están debilitando. ¿Aceptas?

Lo pensé. Pero, ¿por qué no? Sería divertido-. Claro, le avisaré a James.

Luego de eso me fui corriendo a decirle.

Cuando lo encontré, él estaba saliendo del baño de chicos mientras se secaba el pelo con una toalla-. Hola James, tengo algo que decirte.

Se paró en seco-.  ¿Qué cosa?

-Clarisse me dijo que me uniera a la patrulla de frontera, también quiere que vengas.

-No sé…

-Vamos, será divertido-le dediqué una sonrisa.

-Está bien, me uno.

Cuando Clarisse vino a buscarnos a nuestra cabaña luego de diez minutos de que hubiera hablado con ella, sabía que ya debíamos irnos. Nos pusimos rápido nuestras armaduras.- ¡James!  ¡Pamela! ¡Vamos!- Nos paramos y la seguimos hasta la colina. Llegamos a la cima, nos instalamos.

-¡Haber chicos!- dijo Clarisse-. Posiblemente no pasé demasiada acción hoy, así que relájense y tómenlo como un tiempo libre- todos vitoreamos, Clarisse no me caía bien, pero este tiempo iba a ser de relax.

No fue así.

Luego de una hora, todos pensamos que nada iba a pasar,  pero en eso, vimos que venían corriendo hacia nosotros unos toros mecánicos.

James se paró de golpe mientras la mayoría dormía y gritó: ¡Los toros de Colquíde!- Todos se pararon y despertaron. La adrenalina se sentía. Todos cogimos nuestras armas.

Comenzamos a luchar. Todo se volvió raro. Se oía un entrechocar de espadas, gritos, metal con metal. Luego de unos minutos, la mayoría del equipo estaba lastimado o en con parte de su casco en llamas. Un toro mecánico se me acercó por la espalda mientras trataba de ayudar a Michelle, estaba lastimada.

James me gritó: ¡Cuidado!- justo en ese momento, él intervino entre mí y ese toro. Yo no tenía una espada equilibrada, mi espada me pesaba-. ¡James!- cogí  mi espada y dejé a Michelle en el suelo con cuidado. Comenzó a luchar con el maldito toro.

A los cinco minutos escuché que un taxi se acercaba a gran velocidad, no le tomé mucha importancia. Gracias a mi distracción la espada se me cayó. El taxi ya estaba al pie de la colina. El toro me empujó con su hocico y caí rodando por la colina. James me gritaba algo.

Pero yo solo decía: ¡Ahhhh! ¡Ayuda!- Me golpee muchas veces y me lastime también mucho. Iba muy rápido. Oí al taxi irse rápidamente. Algo detuvo mi caída.- ¡Ay!- dije. Me levanté y me sentí mareada.

Alguien me agarró para no caerme-. Cuidado.

-Eh? Gracias... emm...

-Percy, me llamo Percy Jackson.

Lo miré con cara de incredulidad-.  ¿Ja...aaa...cksss...on...Jackson?

-Sí. Estos son Annabeth y Tyson.

Los saludé. El tal Tyson parecía... parecía un...

-¿Tu amigo es un cíclope?

-¿Qué?

Antes de que le pudiera responder, James me llamó: ¡Pamela! ¡Deja de conversar y ven a ayudar!

-¿Te llamas Pamela?- Me preguntó Annabeth.

-Sí. Bueno me tengo que ir- Voltee hacia los toros mecánicos-. ¡Ya voy James!- Y salí corriendo.

Cuando llegué con él, le salvé la vida por decirlo así. Comencé a luchar, de nuevo mientras él se levantaba. Pude ver que Percy y Annabeth subían la colina. Tyson no, parece que no le dejaron subir, que raro, él hubiera sido muy útil. Annabeth llegó primera. Se puso a luchar con el toro nº 2. Luego de eso no me fijé en ellos y me concentré en lo mío.

Luego de unos minutos, me lastimaron horrible y me caí al suelo. Me había roto el tobillo. Me deslicé hasta el pino. Logré a ver, a pesar del dolor que Percy y Annabeth estaban luchando, lo hacían muy bien. Percy luchaba tan increíblemente. Yo no había practicado con la espada ni una vez, pero no lo hice mal. Annabeth se encasquetó  su gorra y  desapareció. Yo no recuerdo mucho de la pelea, porque me desmayé por el dolor. Lo último que vi fue que Tyson estaba rodeado de fuego.

 Pamela Jackson y los dioses del Olimpo: El Mar de los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora