Prólogo

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"William Byers - age 13" alcanzaba a leer en la pulsera blanca algo maltratada en su muñeca derecha en aquella cama de hospital que lo cobijaba desde hacía casi un mes cuando despertó de aquella terrible pesadilla. En su interior sabía que nada sería igual, las cosas no eran normales por más que intentara fingir frente a su madre y su hermano mayor.

Se la pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo ya que de repente tenía visiones horribles de aquel sitio reverso al que fuera arrastrado por largo tiempo. Eran alucinaciones efímeras que lo ataban como grilletes a aquel mal sueño que no lo dejaba ir, del que quizás nunca sería capaz de escapar realmente sintiéndose preso entre dos mundos sin pertenecer completamente a ninguno de los dos.

Luego de volver a la vida en ese hospital se sintió muy feliz de verlo reunidos a todos, se sintió feliz pero al paso de los días fue enterándose los sacrificios y las batallas que cada uno de ellos libró para traerlo de vuelta y la felicidad se tornó culpa.

Eran alrededor de las 11 de la mañana de diciembre, quedaban apenas 4 dias para la noche buena pero además sería el día que podría regresar a casa.

Jonathan ingresó a la habitación de hospital esbozándole una gran sonrisa como todos los días y se apresuró a abrazarlo y sellar su frente con un beso mientras le acomodaba un poco los mechones de cabello castaño que cubrían gran parte de su rostro.

-"Debemos cortarte ese cabello, un día de estos no voy a saber si estoy peinando tu frente o tu nuca con todo ese pelo" bromeó intentando acomodarle los mechones de cabello rebelde.

-"Me gusta así... mamá nunca me deja tenerlo tan largo"

-"Se ve bonito así...tienes razón" dijo el mayor levantándose de la cama para comenzar a guardar algunas de sus cosas.

-"Además... además estamos en invierno y no tolero mucho el frio..." dijo tímidamente intentando fortalecer su argumento mientras se incorporaba.

-"Veo que no has tocado el desayuno" dijo algo molesto el chico señalando la comida que le habían servido horas antes las enfermeras y que seguía intacta a un costado de la habitación.

-"Realmente... yo... no tengo apetito... la comida me sabe extraña... no sé como explicarte... por favor no te enojes conmigo"

-"Te entiendo... debe ser por los medicamentos... no me enojo, pero tienes que comer para recuperarte, ayer cuando te ayude a bañarte noté que estas en piel y huesos. Debes intentar comer para que no te enfermes de nuevo, si?". Will asintió algo ruborizado por el comentario.

************

Las cosas en el pueblo se habían calmado, la vida sin embargo para los Byers sin embargo continuaba por caminos tormentosos. Su madre había perdido el trabajo por lo que se vio obligada a recurrir a un trabajo de medio tiempo como camarera en un restaurant acechada por las miradas y comentarios insidiosos de los miembros de la comunidad quienes la tildaban de loca o bicho raro por todas las cosas misteriosas que habían oído al respecto de la desaparición de su hijo y su aún más extraña resurrección meses después de haber sido "encontrado" flotando en el lago. Por otro lado, Mike y su familia debieron abandonar por unas semanas su hogar para ir al campo de sus abuelos en un intento desesperado de recuperar sus vidas normales luego de saber la verdad acerca de Will, Eleven y todas las intervenciones del gobierno para ocultar lo sucedido.

Diciembre 20 de 1983, la familia Wheeler regresa a su casa luego de casi tres semanas de ausencia, en el vecindario los adornos y luces navideñas destellan engalanando las casas. Mike baja del asiento trasero con su perro y su mochila. Baja a su habitación y al encender la luz encuentra la caja del juego de Dungeons & Dragons sobre la cama. Suelta su equipaje a un costado y se sienta a meditar un segundo reflexionando todo lo vivido el ultimo mes y decide dejar el juego en el sótano para escapar de los tortuosos recuerdos de su querida Eleven. Al bajar al sótano encuentra el lugar lleno de almohadas donde ella había estado, se encuentra intacto, como un altar a su memoria, deja la caja sobre un estante y su cuerpo se deja guiar por si mismo hasta aquellas almohadas impregnadas con el aroma de la chica. Sus delgadas piernas tiemblan súbitamente obligándolo a caer de rodillas entre ellas. Abraza una con todas sus fuerzas hundiendo su rostro en la tela suave para romper a llorar angustiado por la pérdida de su amiga.

Sólo quiero tenerte cercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora