La vida de los chicos del raimon fuera de la cancha de fútbol, como crecieron y el empiezo en Go. Los lazos de amistad, desgracias y romance como risa.
Las lágrimas no solo son de dolor, sino también de felicidad.
Parejas hetero y homo.
Aquellas palabras se repetían en su cabeza, día tras día, como cuchillas en su cabeza y en el pecho un dolor inconsolable.
Cinco meses de la muerte de su pareja, aquel con el que había pasado cuatro gloriosos años, se encontraba listo para el siguiente paso.
Matrimonio.
Casarse con aquella persona que conoció en sus inicios a un nuevo nivel de fútbol FFI, viviendo buenos y malos momentos, la separación después de ello y el reencuentro dos años más tarde.
Recordaba ese día con una sonrisa y lágrimas en los ojos al ver la foto.
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—Vamos Someoka.
Sin más remedio, junto a Goenji y Toramaru fueron a una fiesta de un jugador de Alemania que Goenji conocía en sus estudios fuera del país.
Charlaron en un buen ambiente de música ligera, bocadillos y risas de los chistes del alemán, quien pensaba era un típico "soldado sigue órdenes", pero resultó ser un chico muy animado. Ahora entendida por qué Shuuya quería que fuera, o parte de ello, hablar con otros jugadores en otra situación era agradable.
Pero en la mente de Shuuya y Utsunomiya, no solo era por eso, sabían que el delantero antes llamado "mata osos" y el golpeador del raimon tenían sentimientos iguales, por lo que se pusieron manos a la obra.
Del otro extremo de la habitación, se encontraba Fubuki con un grupo de chicas a su alrededor, y como buen caballero, ya tenía con ellas una hora.
—Shirou –saludo Toramaru yendo a "rescatarlo".
Sacando a Fubuki de la multitud de chicas y las que se les atravesaban, llegarán detrás de Someoka, quien se sonrojó y puso nervioso.
Las sonrisas de complicidad de Goenji y Toramaru pasaron de ser percibidas por los dos presentes menos para el alemán quien sonrío.
Shirou platicaba muy amenamente con Someoka sobre la carrera que había terminado hace un año y que ahora era psicólogo; Someoka no dejaba de verle, en verdad aquel chico que luchaba por ser perfecto, que sufría por ello, ahora era alguien feliz sin aquel ideal.
Agradecía a Goenji por el balonazo que le hizo entrar en razón, para que se diera cuenta Shirou que no estaba solo, que ellos estaban para apoyarlo.
Aquella noche tan solo fue el único de lo maravilloso de su relación; dos meses después le propuso salir, y en la cena en un restaurante, le propuso ser su novio.
—Someoka –llamó Endou, quien hace dos semanas había llegado con el a Italia donde residía.
Limpio sus lágrimas —no te escuche Endou ¿pasa algo? –aún con el rastro de las lágrimas frescas, su actitud era un poco positiva.
El funeral fue en Hokkaido, su joven alumno y seguidor Yukimura no había creído la noticia, por lo que se fue en contra de todo aquel que le repetía lo mismo, hasta que Endou le dijo en un enfrentamiento.
Quienes cargaron el ataúd: Endou, Goenji y Hiroto del lado derecho, Afuro, Toramaru y Kidou del izquierdo.
Haruna se mantenía con un nudo en la garganta abrazada a Heigoro, Aki con Fuyuka se mantenían unidas, ya que Akio no pudo asistir por el trabajo, en verdad mandaba su más sentido pésame.
—Lo que menos quiere es que estés triste –con la mano en el hombro, Endou le hablo con la mano en el corazón —no ocultes nada, si necesitas desahogarte, hazlo amigo.
Lo sabía. Sabía que podía hablar, llorar y sacar toda su ira con Endou, le escucharía y estaría ahí para el, como ahora.
También sabía que si no iba, se centraría solo en el trabajo, refugiándose en el y la bebida, por qué era bien sabido que entre los que más les gustaba la bebida, Someoka entraba en el raiting, y era lo que menos quería, aunque en esos cinco meses no había tomado, la amiga de Someoka le dijo que este tenía dos semanas tomando en su casa.
Por eso había volado a Italia, por ello y por qué Fuyuka le había pedido que fuera por él, para aminorar su dolor estando con ellos, para que pasara un buen rato entre amigos y calmar su amargo momento.
—No sé cómo Fuyuka se fijó en Akio, digo, no es tan malo pero... tampoco es un modelo. Además la hizo sufrir.
—Bueno –lado la cabeza Endou —el amor es diferente en cada uno, no justifica lo que hizo, pero si Fuyuka lo perdono y Kudou le dio otra oportunidad, es por qué en verdad cambio.
Sonrío internamente Endou, Someoka era fuerte, demasiado, pero no quería que fuera tanto, tenía que desahogarse, sacar lo malo, pero tampoco lo presionaría.
—¿Goenji sigue pelado con Afuro? –cuestionó a lo que Endou asintió —Terumi se volvió muy celoso.
—No debería tener motivos pero, él sabrá, Goenji no es de los que den pie para ello.
—Endou... ¿tendré otra oportunidad de amar como ame a Shirou?
—Tienes que relajarte –le decía Heigoro a Someoka junto a Endou y Hiroto.
Aquella noche le pediría matrimonio a su chico de cabello plateado, el anillo de plata con el nombre de él y viceversa en el otro; Hiroto no tuvo más remedio que llamar a Reina para que que le diera un poco más de aliento y toque femenino, ya que según la chica, así como Afuro o Kazemaru, Shirou tenía un lado femenino.
—¿Tú como le pediste matrimonio a Natsumi? –cuestionó siendo el centro de atención de los presentes.
—Ya llegue chicos –la chica de cabellos azules llegó radiante, dejando sin habla a Hiroto, quien últimamente se quedaba sin palabras al verla.
Charlando los dos y salvar a Endou de su también momento de estrés, salió listo a su momento más importante.
—El tiempo será bueno contigo, te aseguro que, tal vez, no encuentres un amor como el que tuviste con Shirou, pero, te ayudará y serás feliz.
—Todo estará bien –le dijo dándole un beso en los labios —será un viaje rápido.
Tenía mala espina de ese viaje que Shirou haría, y aún si fuera importante para el otro, él no estaba agusto, quería acompañarlo, pero ya todos los asientos fueron vendidos.
Quién diría que ese viaje, esa noche de besos y caricias, de palabras románticas y risas de alegría, terminarían con amigas y duras lágrimas.
