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Amor...

Es un sentimiento del que goce rozar con la punta de mís dedos pero no pude apresar entre mis brazos.

Yuuri lo encontró en aquel increíble y amoroso ruso de mirada azulina.

Guang al ser apresado entre los calurosos brazos de un americano de ojos soñadores.

Otabek con su ardua lucha por el pequeño gruñón de verdes ojos para que le deje entrar por completo en su corazón.

Jean con su encanto, se ganó el corazón de una maravilla de chica que le ama con locura.

Mila conquista dia con día a una preciosa morena de brillantes ojos y oscuro cabello.

Y de igual forma, el alegre Emil se coló en los pensamientos de un malhumorado italiano que aunque lo niegue, también le adora con locura.

Todos los que conozco encontraron a alguien especial con quién sonreír, besar a cada instante, tomar de la mano para recorrer cualquier destino, atesorar recuerdos con felicidad, afrontar los problemas y seguir.

Yo sólo un instante pude apreciar y saborear de aquello.

Pero no fue real...

Sólo fueron ilusiones.

Instantes de felicidad.

Momentos pasajeros.

Así fue la extraña "relación" que mantuve junto a aquel azabache de seria mirada. Que se fue robando mi corazón con los pequeños detalles que solo tenía en compañía mía.

Seung.

¿Por que jugar con mis sentimientos así?

¿Me diste aquella pequeña esperanza sólo para no herirme?

¿Porque?

Tanto me costó darme cuenta que gustaba de un chico cómo para que al momento de aceptarlo, armarme de valor y confesar todo...sólo ganará tú "esperanza" y con ello, el alejarte poco a poco.

Poniendo como excusa que la relación con aquella chica de tu país era perfecta y no podías mancharla al tener una pequeña "confusión".

-Eres un idiota Lee...¡eres un reverendo idiota!- le grité a la pared color gris mientras apretaba el celular contra mi pecho con lágrimas en los ojos.

Porque ahí estaba yo, el mediocre que tuvo la molestia de revisar el perfil del idiota para notar que le importa una mierda mi existencia porque en sus fotos se ve lo feliz que es con la castaña de alegre sonrisa.

-Algunos no nacimos para recibir amor, sólo somos capaces de darlo aunque nuestro amor y cariño sea triste...lo otorgamos- sonreí con las lágrimas corriendo por mis mejillas.

Tarde mucho tiempo en darme cuenta que mi cariño era otorgado a personas que no valían la pena, que lo desechaban como si de papel fuese.

Lo mejor era no entregar las trizas de mi corazón a alguien más, nadie merece los retazos que dejaron aquellos.

Porque si ninguno de estos lo quiso, fue por algo.

Y esto tiene como resultado, el no darlo porque no vale nada.

Tears...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora