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Zayn
Stan entró a la habitación de su hermano mayor, Chris, viéndolo a él en la cama con su computadora portátil en las piernas y Leight tumbado a un lado con el móvil en las manos. La séptima caja de pizza vacía estaba por caerse por un lado. Camino hasta subirse de rodillas en la cama y mirar desganado a sus hermanos.
—¿Ustedes no extrañan a la piraña?— murmuró alzando la orilla del pan de pizza, recordando que ninguno de los tres les gusta pero Damian si.
Leight solo alzó los hombros, tratando de no darle importancia al comentario de su hermano.
—¿Y a papá Liam?— lentamente dejó salir el nombre del castaño, tratando de no alterar a los otros.
Chris levantó la vista de la pantalla e hizo una mueca.
—No me acostumbro a ver la casa tan vacía— dijo.
Habían transcurrido casi una semana completa desde que Liam abandonó la casa con Damián en brazos, no sabían nada de él, ni donde se encontraba o si estaba bien. Por arte de magia, la casa se había vuelto apagada, ya no existía esa chispa que Liam siempre movía por el aire, las risas del más pequeño o los comentarios indecorosos de Zack, quien también no volvió a deambular por ahí.
Zayn salía más temprano de lo habitual a la oficina, Chris se encargaba de levantar a sus hermanos y apurarlos, ya que no había nadie que les hiciera el desayuno así que tenían que pasar por algún local. La rutina no era agradable para todos, pero nadie se había esperado que Liam se fuera de un día para otro.
Stan también extrañaba a Damian, tenía un apego por su hermanito y aun que tuviera una pequeña flama de celos en su corazón por haberle arrebatado el lugar del menor le hacía falta al igual que su padre.
—¿Y si nosotros estuvimos mal?— los ojos claros de Stan se alzaron en una capa de tristeza y culpa, el puchero en sus labios hacían un reflejo similar a Liam.
Chris pareció tenso a la pregunta, sus ojos miraban la pantalla pero estaba claro que perdió la atención a lo que sea que estuviese haciendo. Leight dejó de teclear en su móvil, no se movían y tal vez en sus cabezas giraban la situación.
—Tal vez podemos disculparnos, aunque sea ir a buscarlo para saber cómo está él y la piraña. Tal vez también nos extrañan.—
Lo único que consiguió el menor fue más silencio del que ya le habían dado.
—Chicos...—Nuevamente intentó.
Tal vez ese fue su error.
—Ya basta Stanley.—Chris gruñó alejando su mirada de la pantalla frente a él.—Si, extrañamos a papá y Damián, pero entiende no es nuestra culpa que se fuera, papá Liam fue quien tomó sus cosas y se fue, así que no seremos nosotros los que iremos tras él.—Stanley sintió un nudo en su garganta.
