Conociéndonos por primera vez

3.3K 143 31
                                    

Era un domingo muy gris. La mañana había sorprendido a los habitantes de aquella pequeña ciudad con las primeras gotas de lluvia de la primavera.
No solía llover nunca en esa época y casi todos habían guardado sus abrigos.
Jazmín del Río no era la excepción. Era una ferviente amante de los deportes acuáticos, de pasear con su jeep por las costas de su ciudad, de navegar con su pequeño barco y de aventurarse en los bosques aledaños.
Alternaba todo aquello que tanto amaba con su trabajo de profesora de música. Aunque también lograba combinar sus pasiones. Cada vez que podía, llevaba a su reducido grupo de alumnos de excursión para que estuviesen en contacto con la naturaleza.
Para muchos, Jazmín era una mujer algo misteriosa. Hacía tan solo unos meses que vivía allí y parecía tener su vida resuelta. Era dueña de una preciosa casa frente al mar y esto, junto con su jeep último modelo y su embarcación, descolocaban al resto sabiendo que su sueldo no podría alcanzarle.
Pero a ella no le importaba aclararlo. Ella había llegado a ese lugar para disfrutar de la naturaleza y de la tranquilidad.
Era una joven muy nómade. Había vivido en muchas ciudades del mundo y ahora estaba allí queriendo conectarse consigo misma.
Esa mañana, libre de trabajo, decidió romper con la rutina. Apagó su alarma y bajó a la cocina para prepararse un nutrido desayuno. Pero para su sorpresa, no recordaba que debía haber ido al supermercado y no contaba con los ingredientes indispensables. Y claro está, en esa pequeña ciudad, los negocios estarían cerrados.
Suspiró algo decepcionada apoyando su frente sobre la alacena y decidió que nada arruinaría su día de descanso.
Buscó en su placard sus botas de lluvia, su piloto rojo y se subió a su jeep en busca de su primera comida.
No solía comer afuera. Era amante de la cocina y siempre preparaba sus propios platos. Había hecho un par de amigos que la invitaban siempre a sus casas y esas eran las escasas salidas que hacía.
Recorrió algunas calles hasta que se alejó un poco y visualizó frente al mar un pequeño restaurant de madera, con sus luces prendidas.
El hambre estaba haciéndose notar en su estómago, así que sin hacer ninguna crítica del lugar, corrió abajo de la lluvia y se metió.
El olor a café invadió sus sentidos y la invitó a sentirse a gusto.
No había mucha gente, solo se veían algunas cabezas concentradas en sus platos.
Saludó a algunas personas que estaban del otro lado de la barra y se sentó en una mesa próxima a las ventanas. De allí la vista era increíble. Se podían ver algunas casitas, y entre ellas distinguió la suya. No podía creer que nunca había visto ese restaurant. Miró rápidamente el menú y una señora mayor, con rostro amable se le acercó.

"Hola linda ¿Ya sabés que vas a pedir?"

"Hola, buen día. Quisiera un café cortado con una porción de tostadas, un jugo de naranja, un bowl con frutas y huevos revueltos."

La mujer la miró de arriba a abajo, contemplando su figura esbelta y delgada.

"¿Viene alguien a desayunar con vos?"

Jazmín se rió fuerte. Tenía una risa realmente cautivadora. Algunas personas se dieron vuelta a ver de donde provenía.

"Siempre desayuno así. Es la comida más importante del día."

La mujer le sonrió "Bueno. Ahora traigo todo eso entonces."

Jazmín volvió a perder su vista por la ventana.
Hasta que algo cautivó sus sentidos. Mejor dicho alguien. Más precisamente una joven sentada en la mesa de al lado.
Llevaba un vestido floreado que desentonaba con el clima de ese día. Tenía el pelo suelto con rulos castaños que caían sobre sus hombros. Era de contextura pequeña y piel muy blanca. En su mesa había una taza de café aún sin tocar. Parecía muy concentrada en algo. Se inclinó un poco para ver cuál era la razón y vio que tenía un cuaderno y algunos lápices de colores. También había algunas hojas arrancadas a un costado.
Seguramente su desayuno tardaría, por lo que optó por acercarse a contemplarla más de cerca.
La joven no notó que tenía una espectadora y continuaba trazando en aquel cuaderno un dibujo. En él se veía lo mismo que reflejaba la ventana, aquel espacio inmenso de agua decorado con nubes.

Como si fuera la primera vez - FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora