Epílogo

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El mar golpeaba suavemente contra el borde de madera.
Ella, con su pequeña mano, atrapaba esas gotitas traviesas que bailaban sobre la madera y las transformaba en dibujos que luego el sol secaría. No había más sonidos que el de esa suave brisa que despeinaba sus cabellos y el del agua moviéndose.
El sol y alguna que otra nube eran testigos de ese momento.
Jazmín sonreía apoyada sobre el volante de su barco hasta que unas manos traviesas y frías se escabulleron debajo de su remera acariciando su vientre. La diferencia de temperatura la hizo estremecer y giró su rostro para ver a la culpable, quien sonreía ante su acto de picardía.

"Estás jugando sucio Florencia Estrella. Eso no se hace."

La aludida acercó su boca a su oído para susurrarle.

"Me encanta cuando decís mi nombre completo. Cuando te hacés la mala."

Jazmín sonrió y su piel se erizó más aún que con ese roce de dedos fríos. Giró rápidamente, la atrapó y la acomodó sobre sus piernas, para acercar sus bocas apenas rozándose.

"A mi me encantás vos. Completa. Y soy muy mala, pero puedo ser peor..."

Dicho esto, Flor no pudo reparar en lo que iba a ocurrir a continuación. Cerró fuerte sus ojos y sintió los brazos de Jazmín amarrados a su cintura, elevándola en el aire. Reía entre divertida y nerviosa, con esas risas que nos hacen perder las fuerzas. Jazmín también reía, intentando no perder la concentración de lo que iba a ocurrir a continuación.
Flor advirtió enseguida y antes de poder frenarla gritando su nombre y un 'no' rotundo, ya estaban las dos en el agua.

Las risas de Jazmín se podían escuchar a varios metros. Flor se aferró a su cuello, entre sorprendida y asustada.

"Vos no estás bien. Me acabás de tirar al agua vestida."

"Yo te lo advertí. Puedo ser más mala aún."

"No me advertiste esto antes de casarnos. Ahora quiero el divorcio."

Jazmín no podía borrar su sonrisa de su rostro. Amaba esos momentos de diversión con Flor. Amaba estar disfrutando de ese día espléndido en el medio de ese mar para ellas solas. Amaba tenerla a escasos centímetros aferrada a ella. Amaba su sonrisa y que se hiciera la enojada. La amaba a ella, con locura y sin vuelta atrás.

"Me vas a tener que disculpar pero el divorcio no te lo doy. Lo que quieras menos eso."

"¿Lo que quiera?"

Flor ya no sonreía. Miraba muy fijo sus labios rojos del sol. Jazmín lo notó y no tardó en unirlos con los suyos en un beso repleto de amor. Sin separarse, fueron nadando hasta el borde de la escalera del barco. Cuando Jazmín intentó subir, Flor la hizo girar, atrapando su cintura con sus piernas, con el agua aún a la altura de sus torsos.

"¿A dónde pensás que vas?"

"Al camarote."

Jazmín la miraba confusa, hasta que la mirada intensa de Flor le hizo notar que ella no pensaba moverse de allí.

"¿Lo que quiera puedo pedirte? Te quiero acá, ahora Jaz. Quiero que me hagas el amor en este mismo momento."

Jazmín se sumergió nuevamente e intercambió lugares, haciendo que Flor quede sentada sobre el primer escalón, quedando aún algo tapada por el agua. La ayudó a sacarse rápidamente el vestido que llevaba quedando en bikini. Aunque se sabía toda su fisonomía de memoria, la recorrió con una mirada intensa que quemaba más que el sol.

"Lo que mi mujer quiera."

Fueron las palabras de Jazmín antes de volver a unir fuerte sus labios, comenzar un recorrido extenso con sus manos de su piel y escabullirlas rápidamente por debajo de aquellas diminutas prendas.
En pocos minutos tenía a Flor aferrando fuertemente sus uñas en su espalda, gritando su nombre y mordiendo su cuello, mientras ella jugaba con sus dedos en ella hasta hacerla explotar de placer.
Flor se abrazó a ella, sintiendo el sabor salado del mar en su cuello, dejando pequeños besos hasta llegar a su oído.

"Te amo."

"Te amo yo también."

El sol se despedía de ellas en el horizonte mientras terminaban de amarrar su embarcación y caminaban por el muelle de madera. En el otro extremo comenzaba el jardín de su casa, esa de color lavanda que habían pensado con tanto amor y hoy era una realidad.
Aún no habían atravesado la mitad del terreno cuando la puerta trasera se abrió de golpe y una pequeña silueta se movía corriendo hacia ellas perseguida por una mayor, de cabellos rubios.

"¿A dónde vas así?"

Le gritaba Miranda a esa pequeña que sonreía con todos sus dientes corriendo con los brazos extendidos hacia Flor y Jazmín.
Ellas se agacharon y la recibieron efusivamente, abrazándola entre las dos y llenándola de besos.

"¡Mamis!"

"Nos fuimos unas horas nada más. ¿Tanto te aburre la tía Miru?"

Flor le preguntaba a la niña, guiñándole un ojo a la eventual niñera de su pequeña.

"No creo. Jugó con todo. La cocina sufrió ciertos incidentes... y el sillón... y algunos adornos."

La niña se acurrucó en los brazos de Jazmín mientras todas ingresaban al hogar.
Miranda había bromeado ya que la casa se encontraba en perfectas condiciones.
Pero no estaba acostumbrada a estar tanto tiempo sola con niños, por lo que ya exhausta se retiró y dejó a la feliz pareja con su hija.
Una vez que cenaron, las tres se recostaron en el sillón a descansar.
Jazmín tenía a su hija recostada sobre ella, acariciando su pelo y cantándole una canción. Flor las miraba embobada. La pequeña cerraba entredormida sus grandes ojos grises mientras sus rulos castaños se movían entre los dedos de su mamá.

"Emma, mirá que a mamá te la presto un ratito, pero es mía."

La niña la miró seria y se aferró al brazo de Jazmín, pronunciando en un tono rasposo "No, mía."
Jazmín sonrió y suspiró.

"Soy de las dos. No se peleen."

La niña sonrió también y tomó el brazo de Flor, acercándola y haciéndola acostar también sobre Jazmín. "Mía tamben."

"Mmmm eso si no sé si comparto. Mamá Flor es mía. Bueno, pero solo con vos. Somos las tres un poquito de cada una."

Así, hechas un lío de brazos, de mimos, de calorcito, de amor, fueron cerrando sus ojos hasta quedarse dormidas. Minutos después las dos adultas despertaron y se acomodaron, llevando a la pequeña a su cuarto y yendo ellas al suyo.
Una vez acostadas, se acurrucaron y Jazmín comenzó a acariciar el cabello de su mujer para conciliar el sueño. Pero Flor antes de entregarse por completo subió su rostro para confesarle a sus labios.

"Lo que me pasó aquella vez fue muy triste. Ese accidente me hacía vivir todos los días el mismo día. Pero si pudiera elegir, hubiese preferido que me pase ahora. Porque hoy sería capaz de repetir todos mis días así, con ustedes. Podría vivir mil veces esta historia y no me importaría nada."

Jazmín sonrió, le besó la frente y luego acarició su rostro mirándola a los ojos.

"No necesitás que eso pase. Porque yo me voy a encargar que todos nuestros días sean así, llenos de amor y de recuerdos. Como aquella primera vez. Te amo para siempre, siempre, siempre."

Como si fuera la primera vez - FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora