십사.

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00:12

—¿Ya estás listo?

—Me falta ponerme la camisa y los zapatos, ¡un momento! —exclamó Jeno con prisas, terminando de peinarse delante del espejo.

—¡Volvemos a llegar tarde, hyung!

—¿Crees que no lo sé? —se lamentó saliendo del cuarto de baño sin camisa y con los zapatos en la mano—. ¿Me puedes traer la camisa blanca? —le pidió sentándose en la cama desatando los cordones de los zapatos.

—Claro —cogió la camisa mencionada y queriendo ayudar al mayor, tomó uno de sus brazos para estirarlo y así vestirlo él mismo, pero impidiendo que este pudiera ponerse los zapatos.

—¡No puedo ponerme los zapatos si me vistes tú! —le informó dejándose hacer ajeno a sus palabras, total, no podía perder ese precioso instante donde, demonios, Jaemin lo estaba vistiendo.

Le facilitó el trabajo estirando su otro brazo, mirándolo algo avergonzado. Y ya cuando notó que empezaba abrochar su camisa con apuro, decidió que era demasiado, además que le impedía hacer nada más que no fuera mirarlo y el tiempo era oro.

—¡Jaeminnie! Mejor pone los zapatos, que llegaremos tarde. —le pidió deteniendo el movimiento de sus manos tomándolas entre las propias, recibiendo un asentimiento por parte del menor que iba acompañado de un pequeño puchero.

El castaño obedeció y se sentó al suelo en un abrir y cerrar de ojos, poniéndole los zapatos a Jeno mientras este terminaba de abrocharse los botones.

—Te ves muy bonito —declaró Jeno sin poder quitarle la mirada de, prácticamente, todo su ser.

—Si quieres ver a alguien bonito, sólo mira un espejo —le respondió levantándose y tomando las manos ajenas para arrastrarlo con él, percatándose que había avergonzado al mayor por su contestación. Pasaron unos segundos donde ambos se quedaron mirando en silencio, con sus manos aún tomadas—. ¿Vamos? —terminó diciendo Jaemin sonriéndole dulcemente.

Jeno asintió con una pequeña sonrisa, negando la existencia de mariposas invisibles dentro de su estómago que rozaban sus paredes delicadamente, creándole esos cosquilleos tan relajantes. Finalmente, ambos marcharon de la habitación, sin atreverse a romper esa unión de sus manos, tímida y no demasiado firme. Pero, nada más encontrarse con los demás bailarines, Jeno apartó la mano con un pequeño sonrojo adornando sus orejas.

Looking at you ❜ ┊ jaeno _ nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora