Capítulo X

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Narrador omnisciente 

 Henry Bowers, Victor Criss y Belch Huggins, los bravucones de la secundaria de Derry se encontraban en los Barrens golpeando a Mike Hanlon, el chico al cual acosan por el simple hecho de ser negro. Lo estaban obligando a comerse un pedazo de carne crudo al tiempo en que le pegaban. Mike en un intento de escapar, levanta la mirada y se encuentra con un payaso el cual lo observaba juguetón, Mike no pudo ignorar el hecho de ver a ese payaso comerse un brazo humano, su boca y mejillas estaban bañadas en sangre, junto a sus guantes blancos; el payaso lo saludo con el brazo y Mike recibe un golpe proporcionado por Henry al ver que este se levantaba. 

 En eso, Bowers recibe un golpe en su cráneo

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 En eso, Bowers recibe un golpe en su cráneo. Al ver al frente se encuentra con Beverly Marsh, acompañada del club de perdedores. 

Richie Tozier

 Llegamos corriendo a rescatar al tal Mike Hanlon, cuando llegue Beverly ya había lanzado la primera roca, y por lo que pude notar ésta le pego justo en la frente a Bowers. ¡Já!

—Que tiro —la alagó el judío.

De pronto todos yacían con rocas en las manos preparados para empezar a arrojarse las, el chico Hanlon se fue arrastras a nuestro lado.

—Se esfuerzan demasiado perdedores, lo hará con ustedes, pidanselo amablemente; igual que yo —se tocó su miembro (o la inexistencia de éste).

Ben al parecer le molestó el comentario de Henry, ya que se inclinó rápidamente a recoger una piedra y se la lanzó sin pensárselo dos veces al gorila Bowers. Golpeándolo justo en el mismo sitio que Bev le había dado  antes.

De un momento a otro; ya todos nos hayavamos con rocas en nuestras manos, esperando el momento de empezar a patearles los traseros.

Lo siguiente que vi fue a una Beverly lanzar otra de sus rocas. Entonces todo comenzó.

—¡¡Guerra de rocas!! —alcance a gritar antes de que una maldita roca impactara contra mi bello rostro y provocando que cayera al suelo.

Aunque ni me dolió verdad.

Así comenzó la guerra a pedradas en los barrens.

The bowers gang vs The losers club.

Y solo habría un ganador.

Los perdedores empezamos a lanzar rocas hacía los idiotas contra los que estábamos peleando.

Ambos bandos lograban darles a los contrarios, no lo negaré. Pero pronto nos proclamamos nosotros los ganadores de la batalla.

Víctor y Belch habían salido corriendo como los cobardes que son, dejando a Henry botado en el suelo descojonandose de dolor por las heridas que le causamos.

Eddie y Ben ayudaron a Mike a caminar, Stan los siguió después, y finalmente Bill y Bev los siguieron.

Solamente quedaba yo, y como no me llaman Bocazas por nada, hablé en voz alta al Henry moribundo que yacía frente a mí:

—¡Ve a joder a tu madre, imbécil sin estilo!

—¡Sufrirán, mariquita. Todo tu maldito club de perdedores junto a esas dos perras de Beverly y Blair!

Blair. Santa mierda, ¡me había olvidado completamente de ella, que idiota!

El único movimiento de mi cuerpo que pudo responderle, fue mi dedo de en medio, ¡mi dedo favorito!

Y salí a dónde se habían ido los otros. Tenía que preguntarles sobre Blair, esperaba a que alguno de ellos me dijera:

"Ella se fue a casa, Tozier. Cargar esos pechos y glúteos no debe ser nada fácil, comprensivo"

Pero no fue así. Ni cerca.

De hecho ellos sabían lo mismo que yo: no tenían ni santísima idea de donde estaba mi hermosa chica.

—¡Maldición, ¿en serio nadie sabe nada?! —dije con evidente enfado.

Que nadie supiera la ubicación de Blair me ponía impaciente, y más al enterarme hoy mismo que hay un endemoniado payaso siguiendo a mis amigos.

Eso me hizo preguntarme, en qué... ¿Blair alguna vez vio al payaso también?

—Beverly, ¿Blair no te contó si había visto al payaso, o alguna otra cosa extraña? —cuestione a la pelirroja.

Ella movió su cabeza negativamente.

Pero eso no me decía nada, es probable que Blair si haya visto algo fuera de lo común, sin saber que lo era, y por lo tanto, no haya dicho nada.

—T-t-tenemos que encon-n-trarla, antes de que... —Bill paró, pero supe al instante que no era por su tartamudez, sino porque no quería decir la palabra.

Decir esa tan y común palabra en este asqueroso pueblo...

"Perdida"

No podía siquiera imaginar su rostro en uno de esos malditos anuncios de desapariciones; con su nombre debajo de una foto de ella, y seguido de eso, las instrucciones: "llame si la ha visto"

Pero todos sabíamos perfectamente que, si tu foto e información aparecían en uno de esos anuncios en las calles de Derry, jamás volvían a verte.

Y pocos días después, aparecías muerto.

Yo no quería eso para mi Blair.

—Tenemos que encontrarla. Ahora.

Ella no terminaría como Betty Ripsom, o Patrick Hockstetter, o incluso como Georgie Denbrough.


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Richie Bocazas Tozier [IT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora