Capítulo 1

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Las olas del mar llegaban como un arrullo a sus oídos, la brisa era fresca y tenía un sabor salado, había algo diferente, algo cálido llegaba con el sonido del mar y la brisa, era acogedor, llenaba su corazón de felicidad y regocijo. Aun dormido, en su mente una luz le señaló que faltaba poco para que tocaran tierra. Pero un terrible sueño empezó a abrirse paso entre esa alegría. De repente estaba de nuevo en los campos de batalla, peleando en Moria contra orcos y trolls, enfrentándose al balrog, su sueño cambió entonces a la Batalla en el Abismo de Helm, luego pasó a los Campos de Pelennor, más tarde estaba de nuevo luchando ante la Puerta Negra, de nuevo regresaba a las batallas de un principio y todo volvía a repetirse, ¿por qué comenzaba a sentir miedo? porqué en el sueño, todas las batallas las perdían, veía a Gimli y Boromir caer en Moria, a Legolas morir en el Abismo de Helm, Merry y Pippin perecian en los campos de Pelennor, Aragorn caía bajo la espada de Sauron ante la Puerta Negra...

--¡Gandalf!--escuchó que le llamaban--¡Vamos viejo despierta!

--¡¿Aquien le dices viejo?!--se incorporó de golpe el mago, estaba con la frente llena de sudor y no dejaba de respirar rápido, miró a Frodo y le dedicó una sonrisa.

--A ti ¿a quién más sería?--Frodo se cruzó de brazos y sonrió--puede que los señores elfos tengan más edad pero tu si aparentas ser un viejo.

--Ya veremos si después me dices viejo--dijo Gandalf mientras se ponía en pie--¿para que me despertaste?

--Estabas murmurando en sueños y por tu respiración parecía que te estabas asustado--el hobbit le acercó una pequeña copa con agua, Gandalf la tomó y vació el contenido con mucha prisa--¿un mal sueño?

--Si, pero es bueno saber que la realidad es diferente--Gandalf tocó su hombro con ternura, le sonrió y se incorporó por completo.

Después de unos momentos subieron juntos a contemplar el extenso mar, al llegar a la parte de arriba del barco, Celeborn, Galadriel, Elrond y Bilbo almorzaban tranquilamente. Bilbo le hizo una seña a su sobrino para que se sentara junto a él, el mago tomó asiento junto a Elrond y siguieron comiendo.

--¿Que tal dormiste?--preguntó Bilbo.

--Bien, es como dormir en una cuna, las olas del mar arrullan--respondió Frodo con una sonrisa.

--Es bueno saber que te sientes bien--dijo Elrond--dentro de poco llegaremos a nuestro destino.

--¿Se refiere a las Tierras de Belleza?--preguntó Frodo.

--¿Tierras de Belleza?--Elrond pareció confundido.

--Así es como los hobbits conocen Valinor--aclaró Gandalf mientra bebía vino, por el sabor adivinó que era cortesía del rey del Bosque Negro.

--Ah, bueno en ese caso, sí me refiero a ellas--dijo Elrond con amabilidad.

--¿Que hay en esas tierras?--quiso saber el hobbit.

--Es un lugar a donde muchos de nosotros vamos a descansar, nos alejamos del mundo y sus problemas, sus enfermedades--respondió Galadriel, aunque su miraba no estaba en Frodo, sino en su hombro donde ya hacia la herida que había sufrido en Amon Sûl, la Cima de los Vientos.

--Quedarás maravillado al verlas--dijo Celeborn esperanzado--han pasado edades desde la última vez que estuve allí--y tomó la mano de su dama.

Siguieron la platica muy animadamente, el barco se balanceaba con las olas del mar, las velas danzaban con el viento, el cielo lucía de un hermoso color azul, el sol brillaba en todo su esplendor y su calidez reconfortaba a Gandalf, que se recuperaba de su terrible sueño. Después de la comida, se había ido a sentar en la popa del navío, sacó su pipa y se puso a fumar, miraba todo lo que había quedado atrás, se sentía feliz de volver, pero no podía evitar sentir un poco de tristeza por dejar a todos aquellos amigos con los que se había encariñado, en especial, extrañaría la Comarca. Dirigió la mirada a Frodo cuando recordó la Comarca, estaba observando un mapa junto con Celeborn y Bilbo, el hobbit se veía alegre, no como los primeros días que habían estado en el mar, pues había estado aburrido, molesto, muy callado y a la vez triste, era comprensible que se sintiera así, pensaba el mago, pues se había alejado de su hogar, de todo lo que conocía incluso de sus amigos, muy a diferencia del viejo Bilbo que su alegría de aventurarse más allá del mar era tanta que sus sonrisas parecían las de un niño; con el tiempo notó que Frodo comenzaba a sentirse mejor sonreía más, escuchaba emocionado las historias de Celeborn, se deleitaba con los poemas de Bilbo que Galadriel interpretaba con su melodiosa voz, leía libros que Elrond le prestaba, en fin, su vida llena de malos momentos comenzaba a desprenderse del pequeño, en sus ratos libres se sentaba con el mago durante la noche y admiraban las estrellas mientras fumaban.

Más Allá del MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora