Capítulo 4

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--Me preocupa demasiado--decía Bilbo cuando apoyado en su bastón y ayudado por Elrond caminaban por el pasillo, junto a Olorin--no quiere salir y tampoco comer.

--No me sorprende, lo que vio fue demasiado--dijo Elrond.

--¿Crees que puedas hacer algo?--Bilbo miró a Olorin cuando se detuvieron ante la puerta de la habitación de Frodo.

--No lo sé, pero voy a intentarlo--Olorin se acercó a la puerta y tocó tres veces, pero no recibió respuesta, volvió a tocar pero nada, entonces entró sin previo aviso. Elrond y Bilbo se quedaron en el pasillo.

--Frodo--el istari dijo su nombre con calma, el hobbit estaba acostado en la cama, cubierto completamente por las sabanas, Olorin se sentó al borde de la cama y el pequeño bulto se revolvió, pero Frodo se negaba siquiera a asomar la cabeza.

--Dile que si no sale entraré a sacarlo--se escuchó la voz de Bilbo del otro lado de la puerta, seguida de un ataque de tos.

--Entiendo que lo que viste no fue nada agradable...--comenzó diciendo, Gildor había llevado con ellos a un hobbit con los ojos llenos de lágrimas pero con una expresión seria, se había negado a hablar y se encerró en su habitación, Olorin también sintió una profunda tristeza al saber que Merry ya no existía, se reprendió mentalmente el no haberle dicho a Frodo que no se acercara a esa luces, "De todas formar habría salido su lado Tuk" dijo su subconciente, pero nada es eterno para siempre.

--Tiene poco que llegamos...--habló por primera vez debajo de las sábanas--¿como es posible que se haya marchado en tan poco tiempo?

--Así es el mundo, Frodo, somos simples hojas de árboles que se marchitan a su debido tiempo, pero que al caer damos paso a una nueva estación, sea buena o mala, cumplimos nuestra misión y nos vamos a descansar.

--Aún tenía que vivir por mucho...--la voz de Frodo sonaba quebrada.

--Te equivocas, su tiempo terminó--Olorin puso una mano sobre la cabeza del mediano, su contacto era cálido a pesar de que la sábana lo separaba--el tiempo aquí en Valinor, no es el mismo que el resto del mundo, lo que para ti han sido pocos meses, en otros lugares ya han pasado años.

Al escuchar esto Frodo se incorporó lentamente y miró a su amigo, lo que acababa de escuchar era una completa tontería, pero si existían seres como los maiar y los valar, ¿por qué no un lugar donde el tiempo no se cuenta de la misma forma? Frodo se quedó callado, asimilando lo que le habían dicho.

--¿Algún día me iré por esa puerta?--preguntó mientras recordaba la espalda de su amigo desaparecer por aquella puerta extraña.

--Si, tambien Bilbo, Elrond, incluso yo pasaré por esa puerta, pero todo a su tiempo--Olorin colocó una mano sobre la mejilla del hobbit y le sonrió con ternura--deja de estar triste, a Merry no le gustaría saber que te la pasas llorando.

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Después de hacer que Frodo saliera de su habitación y haber detenido a Bilbo, pues quería que el muchacho comiera más de cinco platillos, Olorin fue a su habitación, quería tomar uno de los tantos libros que había dejado tiempo atrás y recostarse en su cama a leer; estaba buscando en los cajones alguno de esos libros, pero al abrir el armario, notó que en el suelo de este un pequeño brillo sobre saltaba, se inclinó y sacó un paquete largo, pesado, envuelto en cuero, lo abrió y de él surgió una reluciente espada, de hoja delgada, con una empuñadura recta en la que estaban grabados el fruto de Laurelin y la flor de Telperion, Olorin sonrió ante su vieja espada, aquella que lo había acompañado en muchas batallas contra la oscuridad del mundo antiguo y que ahora le hacía recordar, el poder del que era capaz, Aglarbal, así la había llamado, Poder del Brillo, significaba, porque con ella le había demostrado el poder de la luz al enemigo.

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