Capítulo 2

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--Cumpliste con tu misión lo mejor posible--decía Manwë desde su asiento, tras un escritorio de madera, no llevaba su corona, ni su túnica azul oscuro que solía usar y que lo distinguía como el rey, no las necesitaba si se encontraba en sus habitaciónes.

--Así es, mi señor--respondió Olorin--hice lo mejor que pude.

Después de descender del barco, Eonwë, el capitán, los había llevado ante los ainur, mejor conocidos como los valar, quienes recibieron a Frodo y a Bilbo con un banquete, los hobbits habían quedado encantados, por la fiesta, por la prescencia de los valar, los maiar, los elfos, por el hermoso paisaje de se asomada en cada ventanal del castillo, las flores, los animales, el correr del agua, les parecía distinto al de la Tierra Media, todo era diferente y mejor. Olorin los había vistio felices, durante la velada, Bilbo recitó uno de sus mejores poemas, dejando a todos encantados, Frodo narró su travesía para destruir el anillo y todos quedaban maravillados por su valentía, algunos dijeron que esperaban algundía conocer a Sam, Pippin y Merry.

Al terminar el festejó todos se habían retirado a sus habitaciones, Eonwë le mostró a los medianos las suyas, otra cosa para que ellos se maravillaran, Elrond, Celeborn y Galadriel se había retirado con Gildor y Celebrian; un maia iba a conducir a Olorin a su habitación, pero el sólo se había limitado a decir que ya conocía el camino y, en efecto, llegó a donde hace años había sido su habitación, todo estaba como antes, nada se había movido de su sitio, tal vez solo el polvo, pues al parecer habían entrado en ella para limpiarla, entró y cerró la puerta a sus espaldas, se había sentado en el borde de la cama, cuando llamaron a la puerta, al abrirla Eonwë le había comunicado que el rey quería hablar con él y ahora se encontraba en su presensia.

--Y lograste el objetivo--el rey lo miraba con sus penetrantes ojos oscuros desde su lugar--sin embargo, los demás no lo consiguieron--Olorin se quedó paralizado por sus palabras.

--¿Que quiere decir?--miraba al rey desconsertado, algo en su interior le decía que se preparará para lo que venía. Manwë se levantó y miró por la ventana hacia la noche oscura adornada de estrellas.

--Ustedes, los Istari, fueron enviados a la Tierra Media, su misiòn era ayudar a los pueblos libres, pero..al final todos sedieron a la oscuridad, todos, excepto tú.

--Eso no es cierto...--el rey se dio la vuelta para mirarlo--hablé con ellos antes de partir, no me dijeron nada...

--Y no te dirían nada sobre su traición--cortó Manwë

--Pero Radagast me dijo...

--Olorin--el vala hablaba con mucha calma, pero claro estaba que lo que había pasado con la Orden de los Istari no le agradaba--Aiwendil, Morinehtar y Rómestámo no van a volver, no lo tienen permitido.

El istari se quedó callado, su mente trataba de similar todo, se había dado cuenta de la traición de Saruman, por lo tanto tambien podría haberse dado cuenta si Pallando, Alatar y Radagast habían traicionado sus ideales, pero no ocurrió así, ahora entendía porque se habían negado a responderle. Olorin maldijo en sus adentros, Radagast por loco que fuera, era bueno para mentir y ocultar las cosas, ¿por qué no se había dado cuenta?

--Te estoy agradecido por lo que hiciste--el rey colocó una mano en su hombro--fuiste una parte muy importante en esta guerra, pero sé que lo que te acabo de decir no es fácil de entender, espero que no te afecte, ahora que ya estas en casa.

--No necesita agradecermelo, mi señor, los demás y yo, teníamos que terminar con lo que comenzamos--Manwë estaba sorprendido por sus palabras, pero no dijo nada--Con su permiso--hizo una reverencia y salió del lugar, pasó de largo junto a Eonwë que esperaba en la puerta, pero que por "casualidad" había escuchado toda la conversación.

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