La ultima soldado

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La cabeza comenzaba a darme un poco vueltas y eso solo significaba una cosa, que el alcohol ya estaba haciéndome efecto pero la verdad es que me sentía bien, los tres estábamos casi acostados en el sofá platicando sobre temas triviales, Jungkook había consumido un total de dos packs, osea aproximadamente doce latas de cerveza mientras que Nam y yo habíamos acabado con una botella de vino, una de soju y ya íbamos con la tercera de vino, miraba de soslayo como JungKook tomaba una copa y la llenaba de vino para dirigirla a sus labios pero mi consciencia,, aunque un poco torpe, me obligo a interrumpirlo.

-Si fuera tu no haría eso, tendrás una horrible resaca cuando despiertes...- Jungkook frunció el ceño mientras seguía mirando al frente y lentamente fue girando su cabeza para dirigirme la mirada, sus ojos se veían adormilados y estaba sudando, haciendo que algunos de sus cabellos se le pegaran a su frente.

-¿Por que? No me pasara nada, me lo dices como si fuese un niño... Apostaría lo que sea a que estaré bien...- okay me había dado cuenta que cuando Jungkook estaba bajo los efectos del alcohol se volvía alguien bastante testarudo.

-Doscientos dolares a que cuando despiertes no te sentirás mejor hasta que hayas estado vomitando por casi dos horas.- si, había sido muy especifica y la apuesta era algo alta pero tomando en cuenta todo lo que JungKook ya había bebido ese había sido mi "calculo"

-Debes estar muy segura para apostar eso... Kookie, hazle caso, por favor.- le dirigió la palabra Nam, este cuando ya tenia varias copas de mas se volvía alguien mas sensible y "manso" al igual que bastante comprensivo, debido a el habíamos estado teniendo una noche bastante cómoda y sin que faltaran los temas de conversación. Sin duda todo lo contrario a Kuko y no nos hizo caso, simplemente bebió la copa de vino como si se tratara de agua y yo sonreí con sorna al imaginarme ya mi victoria, pase saliva y de la nada sentí una cierta incomodidad en mi garganta.

-¿Tendrás cigarrillos?- pregunte sin pensar mientras dirigía mi mitrada hacia mi lado izquierdo del sofá donde estaba Nam, el me miraba confuso y con algo de asombro.

-Acaso... ¿Fumas?- fruncí ligeramente l ceño y levante los hombros restando le importancia.

-De vez en cuando... Solo cuando consumo bastante alcohol.- y era cierto, hace mas de casi tres años que no había consumido nada de tabaco, por lo tanto hace casi el mismo tiempo que no tomaba esta cantidad de bebidas; vi como Namjoon se levantaba del sofá con algo de dificultad y cuando lo logró se tambaleo, rápidamente me levante para asegurarme de que no cayera aunque los efectos fueron los mismo conmigo, lo mire y el me devolvió la mirada para después me sonriera con algo de sorna.

-Enana...- me inmute a su comentario pero por alguna extraña razón mire mi mano mientras el se dirigía hacia el fondo de su departamento, al final me volví a sentar en el sofá y me quede tratando de entablar una conversación con un Junkook ebrio.

Paso un rato y Namjoon no volvía, por un momento pensé que se había quedado dormido en su habitación pero descarte la idea cuando percibí el olor a tabaco, me levante un poco dudosa y me dirigí a la habitación de donde provenía el olor, asome ligeramente mi cabeza para encontrarme a Nam sentado a la orilla de su cama fumando un cigarrillo mirando a la nada mientras sostenía una lata de cerveza con su otra mano, una escena un tanto dura de ver, se le veía decaído y sus ojos expresaban mera tristeza, se recorrió por toda la orilla de la cama para llegar a su mesa de noche y de uno de los cajones que esta tenia saco un frasco de pastillas y a juzgar por la etiqueta que el frasco poseía, eran pastillas para dormir, de inmediato la imagen de Nam en el hospital invadió mi mente, haciendo que entrara en una especie de pánico y preocupación; el miraba el frasco detenidamente y de la nada la abrió en un rápido y ágil movimiento y sin que pudiera dudarlo mas entre a esa habitación, me quede de pie frente a el y le extendí mi mano para que me diera aquel frasco que sin duda pondría en riesgo su vida, nuevamente, pero el ni siquiera me dirigía la mirada, cerré y abrí mis dedos ligeramente, dandole señales de una manera silenciosa que me entregara las pastillas.