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Mi espalda dolia como el infierno, ademas tenia frio, ¿En donde diablos me quede dormida? Me hubiera despertado para averiguarlo pero soy de esas personas que cuando duermen a pesar de estar incomoda o algo por el estilo no se despierta, o bueno, no quiero hacerlo.

-_____... ¿Enserio dormiste aquí...?- escuche de fondo una voz masculina y ronca dándome a saber que era Namjoon, solo me queje mientras estiraba mis brazos sobre una superficie fría y que al parecer era madera, entonces mi mente reacciono, me había quedado dormida sentada en el comedor. -Pudiste haber dormido conmigo o en el sofá.- seguía sin abrir mis ojos así que solo escuche como se alejaba y después volvía dando un suspiro.- Así que dejaste a Kookie en el sofá... Mujer hubieras dormido conmigo entonces...- finalizo, mientras que yo... no pensaba en nada, quería seguir durmiendo y lo estaba logrando al sentir mi consciencia apagarse pero entonces alguien jalo mi silla hacia atrás obligándome a sentarme y sentir como mi espalda hacia sonidos que no solo se escuchaban, eran dolorosos.

-Me lleva la...- No termine de maldecir ya que mi cabeza comenzo a punzar, la resaca estaba comenzando.

-Aigo~ y pensar que te vez tan inocente.- dijo Nam en un tono burlesco y me limite a fruncir el ceño por que si... no quería abrir los ojos aun; escuche como alguien se me acercaba y después sentí como unos brazos me sostenían las piernas y la espalda para levantarme y por inercia sostenerme de su cuello, abrí un poco los ojos dejando que la luz me segara unos momentos y ver de perfil el rostro de Nam, ¿Sabían que los ángeles existen? Lo se por que me estaba sosteniendo uno y me llevaba a su habitación. Me acostó en su cama y suspire de manera satisfactoria al sentí mi espalda descansar. -Gracias por lo de anoche... descanse muy bien, ahora descansa tu, ¿De acuerdo?- mi corazón se derretía al verlo y escucharlo preocupándose por los demás y con mas razón si se preocupaba por mi. Le sonreí

-No hay de que... Cuando te sientas así otra vez, no dudes en decirme.- seguí sonriendole levemente mientras me revolvía en la cama y caía nuevamente ante los brazos de morfeo. Sentí como me acariciaba la cabeza y salia de la habitación mientras comentaba en bajo volumen "descansa".

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Un molesto sonido perturbaba mi sueño, tratada simplemente ignorándolo pero seguía presente, me senté en la cama y mire a un lado en la mesita de noche, entonces mire mi celular sonando, lo tome y respondí la llamada aun algo adormilada sin haberme percatado  del identificador.

¿Bueno...? ¿Quien habla?

Mamá.

¿Hija...? Que bueno poder escucharte.

Me senté de golpe en la cama, escucharla hizo que toda mi piel se erizara y el sueño se fuera por completo.

M-Mamá... Hola...

Mamá.

¿Donde estas querida?  Llame a tu casa, a tu oficina y hasta hace unos momentos me dieron esta lada... ¿En que rincón del mundo te fuiste a esconder?

Amm... bueno, estoy en, en corea...

Mamá.

¿¡Corea!? Que yo recuerde no tenias que ir allá hasta finales de año... ¿Que esta pasando?

Trague en seco, estaba interrogándome y si le decía que estaba con mis ídolos de la adolescencia mientras descuidaba levemente el trabajo ella explotaría y de alguna u otra manera haría algo para que regresara a América y cortar contacto con ellos. Mi madre era de esas mujeres de cual temer.

Na-Nada importante, solo buscando ideas y aires nuevos... Je tal vez me compre un pequeño departamento aquí, sabes que siempre me gusto lo oriental.

La ultima soldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora