Jacob y Renesmee : la Ultima Llama Ardiente ©

Falsas Esperanzas

Renesmee:

Desperté en unos brazos helados como el hielo...
Estaba totalmente adolorida; comencé a recobrar todos mis sentidos; mi naríz percibió un olor peculiar, pero conocido.

Me atreví a alzar la mirada... Sabía con quien me iba a encontrar, reconocía su olor...

—No te preocupes, estarás muerta antes de que él pueda encontrarte — dijo mirándome fijamente con sus ojos rojos y una curva en sus labios...

Llegamos a un castillo, que yo conocía muy bien, bajó hasta un sótano en menos de cinco minutos...

—Alec, no le hagas daño... Necesitamos que esté bien para dentro de dos días. ¿O se te olvida?

—No... Sólo quería asegurarme de que estuviera cómoda

—¡Déjala!

—No te pongas celosa, hermanita. Después de que ella muera habrá sangre para alimentarnos a los dos... — era la primera vez que escuchaba una discusión entre ellos dos.

Alec me dejó en el suelo, lo más brusco que pudo...

—Qué estés cómoda... — se despidió con un beso. Debía hayar la forma de escapar, pero como estaba ahora era imposible...

Me dolía todo el cuerpo, principalmente la cabeza. 

El sueño llegó a mi mente...

Jassie se encontraba sentada en el lomo de su papá, yo estaba a su lado, pero de un momento a otro ellos desaparecían...

Mi ropa dejaba de ser la misma. Veía a Jake correr hacia mí...

Sentía algo caliente saliendo y mí corazón dejaba de latir a ése ritmo alocado al que estaba acostumbrada...

Bajé la mirada y lo que salía de mí era sangre. Mis piernas perdían fuerza, no aguanté y caí...
Caí al suelo duro y frío con los ojos cerrados...

Desperté en seguida, sólo fue un sueño...

Sólo fue un sueño; Renesmee. Me acomodé de mejor manera e intenté quedarme dormida otra vez, pero no pude...

Las imágenes de mí sueño estaban siempre presente en mí mente. Ver el rostro de Jake me partía el corazón... 

Se escuchó en todo el sótano el sonido de las llaves; ahora ya no sabía que querían...

El olor la delataba. Sus zapatos hacían eco con cada paso que daba...

—No te escondas, sólo vengo por ti... Dydime te quiere... — solo me limité a ver sus ojos rojos y su sonrisa diabólica. Tomó mi brazo y me alzó — necesitas un baño, ese asqueroso olor sigue...

—Puedo subir sola...

—Adelante... — comencé a subir los escalones, eran tres pisos. Mientras subía buscaba alguna puerta o alguna cosa que me permitiera escapar — Ni lo intentes — llegué al piso...

—Bien, hermanita... Trajiste a nuestra comida

—Alec...

—Si, señora 

—Hola... — miraba fijamente sus ojos con rabia — ¿No me vas a contestar?

—No tengo por qué hacerlo

—¡Vaya! ¿Para éso si tienes boca? 

—Para éso y mucho más...

—Y yo que tenía pensado ofrecerte algo...

—No puedes jugar con una llama encendida y ardiendo, te quemarás

—¿Quién dice que estoy jugando con éso?