Estimada Alice 7.

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3 de abril, 2012.

Estimada Alice:

Alice...Alice sucedió algo terrible. Perdona si hay algún error ortográfico, pero mis ojos están tan empañados que me es casi imposible ver las teclas de la laptop de Jared, solo quiero llorar por siempre y cerrar mis ojos para despertar después de ésta pesadilla.
Mi vida está oficialmente acabada.

Comenzaré contándote lo que sucedió el día del cumpleaños de la abuela. El 25 de marzo.

Como era de esperarse, Padre impuso que no iría, siempre odió a la abuela por no considerarlo digno de su hija, pero a mi me odia más y al ver que había una pizca de felicidad en mis ganas de acudir, se negó rotundamente.

No quise hacerlo. No sabía  lo que sucedería.

Padre me castigó por insistir y me encerró en mi habitación, pasando el seguro a la cerradura. Estaba resignada a quedarme en casa, pero tuve una loca idea.

Si tan solo hubiera sabido lo que ahora sé todo sería diferente, mí futuro sería diferente.

Pensé que si él no me dejaba ir, yo iba a escaparme. Así que trepé por el balcón evitando mirar al suelo, tres pisos eran algo muy aterrador de visualizar cuando te encontrabas colgando en las barras del balcón.

Todo hubiera salido bien si mí pie no hubiera resbalado y mi cuerpo no hubiera impactado con fuerza en el concreto de la entrada al jardín.

Yo...No morí, no realmente. Pero mí cuerpo si lo hizo.

La abuela dice que estuve apunto de entrar en coma dos veces y más de siete horas en el quirófano.

Lo que ocurrió cuando estaba desangrándome en la entrada fue que una de las vecinas me vio. Ella tocó la puerta, llamando a Padre muy angustiada, aunque no me conocía del todo bien, y dice que Padre solo vio por la ventana y decidió ignorar lo que acontecía en el jardín.

Él simplemente dijo a través de la puerta "Ella no me sirve así, puede irse con su abuela ahora si le da la gana, no tengo nada que ver con esa cosa" y desapareció en los interiores de la casa.

Al llegar a emergencias localizaron a la abuela. La fiesta tuvo que cancelarse y ellos vinieron a ver que había pasado conmigo.

Aún cuando estuve inconsciente recuerdo haber escuchado los sollozos de la abuela, las palabras, casi suplicas agonizantes, de Jared para que no lo abandonara y los cuentos de Jordan.

Jordan que odiaba leer, estaba leyéndome tu libro, Alice. No se me escapó que entre párrafos soltaba una maldición y lloraba mientras tomaba mi mano con la fuerza necesaria.

Cuando desperté todo era confuso, no entendía nada, todos hablaban un idioma diferente al mío, al menos eso pensé ya que mí capacidad de comprensión se encontraba dañada y hacía que no retuviera correctamente algunas palabras.

Estaba muy asustada, hasta que de pronto pude escuchar con mucha mejor claridad.

Hubiese deseado vivir en la ignorancia.

Mi pecho y mi espalda dolían como el demonio. Uno de mis brazos estaba enyesado y el otro tenia serios cortes, mi cabeza iba a explotar.

Me mantuve fuerte, lo hice hasta que noté que no podía sentarme fácilmente porque mis piernas eran pesadas como concreto. 

Entonces todo explotó cuando levanté la sabana de hospital y vi que faltaba.

¿Recuerdas el dolor de mi pierna? Ay Alice, no era solo un dolor cualquiera.

A causa de los golpes diarios desarrollé un tumor maligno en una de mis piernas que fue creciendo sin ser detectado.
Ellos cortaron mi pierna, Alice.
Ellos la cortaron para evitar que el tumor se expandiera hasta el resto de mi cuerpo.

Solo tengo una pierna ahora, y la que tengo no funciona. Estaré condenada a una silla de ruedas por el resto de mi vida.

Debido al accidente, la forma en la que caí y la distancia, mi médula espinal se vio seriamente dañada. También me rompí varios huesos. Nunca volveré a caminar, no hay ni un poco de probabilidad positiva de que vuelva a hacerlo.

No he querido comer mucho, no duermo, no hablo con nadie.
Mis hermanos me han pedido una explicación de lo que pasó pero no puedo decir nada, solo puedo pensar en los millones de sueños que se hicieron añicos frente a mis ojos.

Mi operación fue costosa y el tratamiento aún más. Padre se desentendió de todo, por lo que mis hermanos y la abuela tuvieron que vender el auto del abuelo y otras pertenencias importantes de nuestra pequeña familia para costear el hospital.

Cuando desee ser libre de Padre no quise decir que de este modo. Es un precio muy alto a pagar. A veces las cosas no llegan a nosotros como las esperamos.

Jared me habla del manejo de la silla que compraron. Dice que será cómoda. Pero yo solo estoy aquí escribiendo con lágrimas cayendo por mis mejillas, no quiero ignorarlo pero si me concentro en la silla de ruedas no podré controlar mis sollozos. Sé que él quiere llorar también, pero se mantiene fuerte para dar el ejemplo.

Mi lema sobre ser fuerte se tambalea y pende de un hilo justo ahora.

Me repetía a mi misma todos los días que la única cosa que Padre nunca podría quitarme serían mis ganas de levantarme, pero ahora ni siquiera puedo sentir mi cuerpo de la cintura para abajo.

Aunque mi vida ahora será un tormento tengo presente lo que quiero hacer, Yo quiero vivir.

Y sé que he tenido mucha suerte de despertar. Los doctores dicen que burlé a la muerte, pero yo pienso que la muerte es quién se está riendo de mí. Me dejó vivir, sin vivir en realidad.

Prometo escribir cuando pueda. Ya no soy tan dependiente de mi misma, y no puedo dejar que ninguno de mis hermanos lea nada de esto.
Trataré de sobrellevar esto.
Te juro que trataré.

Tu mayor lectora,
Nevaeh Pignatelli.

Las Memorias de Nevaeh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora