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Ya estaba en casa después del colegio. Pasaron tantas cosas hoy que aún no me lo creo, como que Richard hizo el trabajo pero yo me pregunto: ¿en qué condiciones estará ese trabajo? ¿Acaso tendrá presentación? ¿Habrá puesto la conclusión de primero? Los nervios me estaban invadiendo totalmente. No quería que después que me hayan ilusionado con ir a una fiesta después vengan y me apaguen la luz, todo por culpa de Richard.

Se me ocurrió llamarlo para invitarlo a cenar en forma de agradecimiento y para que se sienta cómodo conmigo, después de lo que había pasado entre nosotros en estos últimos días.

Preparé un plato especial: pasta a la carbonada. Espero que le guste.

Como ya era la hora de llegar, fui y me preparé, me gusta algo linda, un vestido azul. Preparé la mesa con la pasta. El vino lo traerá Richard.

 El vino lo traerá Richard

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Escuché el timbre. Fui a verme en el espejo antes de abrir a ver si me veía bien. Y sí, definitivamente estoy bien guapa.

— Buenas noches— saludé. Estaba elegante, una camisa de cuadro hermosa y traía el pelo amarrado.

— Estás muy hermosa mi lady— me da un beso en la boca.

Yo me quedé como una tonta ahí parada.

— ¿Acaso no me dejarás pasar?— rió—. Traje el vino y unas flores para mi reina.

Me pasa un ramo de flores rojas, que traía escondido.

— Gracias Richard— sonreí—. Adelante.

Le invité a pasar. Observó la mesa y quedó encantado al ver el plato que había servido.

— Esto debe de saber delicioso— me acompañó a sentarme en la mesa. Se sentó al frente de mí.

— Que te aproveche— sonreí nerviosa y cruzando los dedos para que se encontrara el plato sabroso.

— No hay problema— sin que me diera cuenta ya estaba llevándose varios tenedores de pasta a la boca—. Está delicioso— habló con toda la boca llena.

Se detuvo a mirarme por un momento. No le había puesto la boca a lo que tenía servido.

— ¿Hice algo malo?— puso cara de inocente.

— No nada. Solo observo la manera hermosa que tienes de comer.

— ¿Estás bromeando?— rió.

— Sí— me serví algo de vino.

Probé mi plato de pasta y estaba rico. Más rico de lo que me imaginé.

— Umm— Richard tomó la servilleta y se limpió la boca—. Vengo enseguida, olvidé algo afuera.

— Vale.

Esperé a que llegara. Cuando volvió, traía una caja de regalo grande, me la puso en las mano y me guiñó el ojo.

— En señal de agradecimiento quiero darte este regalo Malena. Por ser alguien especial.

— Richard no debiste— observé la delicadeza del papel envoltorio y sentí algo nostalgia por cosas que no quiero mencionar.

— Malena, eres especial. Y quería darte un regalo para que nunca me vayas a olvidar.

— Nunca te olvidaré. En estos pocos días hiciste mucho por mí. Hiciste más que la misma Alison. Tú lo hiciste de corazón.

— Porque te quiero Malena— pasó su mano por mí rostro.

— Gracias Richard— No dudé en besarlo.

Él solo rió.

— Muy raro que me hayas besado. ¿No piensas que estamos locos? A penas una semana conociéndonos y nos tratamos como conocidos de toda la vida.

— No tiene que ver. Supongo que esto va a convertirse en una rutina y capaz que lleguemos a ser algo más.

— No creo— abajó la cabeza.

— ¿Qué pasa?— seguramente no siente nada por mí y no quiere ilusionarme.

— Luego lo entenderás Malena. No. quiero verte sufrir. Quiero ver esa hermosa sonrisa resplandecer cada día.

— Gracias Richard, por estar ahí.

— Siempre lo estaré, aunque esté lejos de ti.

No quise decir nada al respecto, Richard estaba actuando muy raro.

— Abre el regalo mañana, antes de ir a la fiesta. Espero que te guste.

— De acuerdo.

— Gracias por la cena— me dio un beso en la mejilla—. Hablamos mañana. Te paso a buscar a las 7, ponte linda.

— Adiós.

Cerré la puerta y me eché a la cama. La cena más corta. Al parecer no se sintió cómodo.

•  •  •

El día ya había pasado muy rápido. Hoy no tuve gana de nada, creo que tampoco tengo deseo de ir a esa fiesta.

Me metí al baño. Me di un baño de casi una hora. Debía sorprender a Richard.

Abrí el regalo que Richard me había dado la noche anterior, había un hermoso vestido rojo y una nota:

«Quiero que lo luzcas para la fiesta» R.

¡Dios, es hermoso!

Me vestí, y me queda bien. Richard sabe como comprar, sabe de gusto y de medida.

Me puse un poco de maquillaje, no quería exagerar. Me arreglé un poco el pelo, quería verme diferente. Al menos por primera vez en mi vida. Quería que vieran la diferencia en Malena. Ver a alguien diferente, no la que siempre iba despeinada y sin ánimos de vivir al colegio.

Mirarme en el espejo, y notar la gran diferencia me hizo sentir mejor y que por fin, por primera vez en mi vida me sintiera orgullosa y de mí y que haya aumentado mi autoestima.

Usé un bolso dorado, para que bajara mejor.

Solo me faltaba esperar a Richard

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Solo me faltaba esperar a Richard.

Sentí su motor estacionarse abajo y decidí bajar. No quería que perdieramos tiempo.

Me puse delante de él y él solo me observaba sin decir una sola palabra.

— ¿No piensas decirme nada?— reí.

— Eres hermosa Malena— me toma de la mano y me mira a los ojos—. Te prometo que hoy será la mejor noche de tu vida.

Antes de Todo |Richard Camacho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora