¡¿Cuándo me encontré con este ser?!

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Miro con repugnancia a "el dios de la brasa" mientras se come los huesos de la criatura. Incluso sin vida, la fantástica criatura es adorable... Termina.

- ¿Qué? ¿Terminaste de saborear la crueldad? -le pregunto con un aire altivo.

- No sab...

- ¡No me interesa lo más mínimo saberlo! -le grito cortante, dejándole con las palabras en la boca.

Pensaba que nuestro plan iba a la perfección, de momento... Iba, si, iba...

- Oye, ¿te ves animada como para cazar a una conefalralla?

- ¡Claro!

- Ok, ¿que quieres hacer entonces?

- No era ironía -le contesto sorprendida por su reacción.

- ¡Por Zeus! ¡¿Estaré soñando?! ¡Pellízcame figura, figura con la forma de Atenea!

Le doy una bofetada.

- ¡Oh Zeus mío! ¡Estoy soñando! ¡Voy a aprovechar a desnudarme y cabalgar encima de alguna criatura...!

Viendo la locura de mi amigo, cojo mi preciada lanza y se la muestro adoptando una postura amenazante...

- ¡Aún sigo soñando...!

¡Por Zeus!, es más pesado que una quimera arrojando fuego, y ya es difícil superarlo...

Le doy tal bofetada que cae redondo en el suelo, me acerco y, espero pacientemente a que se despierte.

Se despierta al cabo de un rato.

- ¿Ves esta lanza? -le digo poniendo mi lanza delante de sus ojos, lista para atravesarle la cara-. Pues como vuelvas a estar así de tonto... Te incrusto la punta de la lanza en la cara, atravesándotela de lado a lado, ¡¿entendido?!

- Aún... no... me has... pelliz... cado... -dice entrecortadamente.

Respiro hondo y guardo mi lanza...

- Muy bien... Así que quieres que te pellizque, ¿eh?

Le pellizco de tal forma que le dejo el brazo rojo y dormido...

- Ahhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!! -grita tan fuerte que la copa de los árboles se mueven como si se viesen afectados por una onda expansiva.

A mí aún me retumba el grito en los oídos cuando lo escucho hablar otra vez, esta vez, ya más animado.

- Atenea NO hablando irónicamente, ¡tengo que inmortalizarlo...!

Me levanto bruscamente y me alejo del campamento diciendo para mí, roja de ira:

- Lo mato, es que lo mato. A Zeus pongo por testigo que lo mato, de verdad...

Las divinidades en la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora