El pantano

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Nos adentramos en un pantano que se situaba detrás de la universidad, siguiendo un camino que lo atravesaba. La luz era escasa debido a la vegetación.
Se escuchan algunos sonidos que me permitieron identificar la presencia de algunas criaturas como tak naras, tak cabrilopings, oxises, etc.

Pensé en contarle a mi amigo acerca de los libros prohibidos, pero decidí posponerlo, no era el momento.

La luz disminuye con cada paso que doy, cada vez me cuesta más distinguir el camino que atraviesa todo el pantano.

- ¿Atenea?

Me vuelvo hacia atrás.

- ¿Qué pasa?

- Tengo un problema.

- ¡¿Qué has hecho!? -digo mientras contemplo la situación en la que se encuentra

"El dios de la brasa" está tirado en el suelo y cubierto de barro hasta la cabeza, ni los ojos puede abrir.

- Me resbalé. ¿Me ayudas por favor?

Me extiende la mano y de un tirón, lo saco del lodo.

- Sigamos -digo.

Mi amigo asiente, feliz.

- ¿Sabes? Cuenta la leyenda que en este mismo pantano Hera crió a Hidra.

- Atenea, no me gustan las historias de miedo -dice, con la voz temblorosa.

Seguimos avanzando, ahora ya en la más absoluta oscuridad, a través del pantano. Se escucha un sonido extraño detrás nuestra.

- Sbssssssshgahhh...

- Tengo miedo Atenea.

Permanezco en silencio un momento.

- ¿Y si es Hidra? -dice mi amigo

- No, no es Hidra. Es alguna CMNI.

- ¿CMNI?

- Criatura Mitológica No Identificada.

Mi amigo iba a contestar cuando noto que se cae de espaldas contra el barro, desmayado. Lo agarro y lo despierto quitándole algo de barro de la cara.

Se despierta.

- Sólo me acuerdo de que...

Se vuelve a desmayar antes de terminar la frase.

Vuelvo a esperar un poco hasta que repito el procedimiento de antes, lo agarro y lo despierto.

- ¡No pienses en nada! -le grito

- Ok... -pronuncia con dificultad

No se desmaya esta vez y seguimos andando.

Tras caminar durante algunas horas en completa oscuridad, la luz invade la zona. Primeramente la percibo como un rayo cegador, después sólo es una leve claridad.

Tras caminar algunas horas más, llegamos a la salida del pantano, donde el sendero acaba. Se abre, ante nuestra presencia, un gran campo de flores e hierbas azules.

- Hemos llegado al Campo Azul.

- ¿Por qué aquí, Atenea?

- Vamos a hablar con alguien.

Las divinidades en la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora