VIII

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Pasaron dos semanas, de las cuales Marcus no salió para nada, esas palabras aún resonaban en su cabeza. ¿Qué le habría dicho Melody? Eso era lo que quería saber. Jamás jugo con ella, él sí la quería. Pero no lo escucharía. Le había enviado rosas a su oficina, pidiéndole perdón. Pero parecía que no le llegaban.
Así que se animó y decidió ir a su oficina. Llegó, los minutos de espera le parecían interminables. Pareciera que estaba muy ocupada. Pero eso no le quitaba la emoción que le traía verla aunque sea unos minutos. Pero eso se esfumó en cuanto vio salir a Stephen de su oficina.
—Mira a quien tenemos aquí— Stephen lo miró con arrogancia. Pero Marcus simplemente lo ignoró. —¡Hey! No estoy pintado—. Lo detuvo y ambos se quedaron viendo. La mirada de Stephen cambió a una molesta, pero Marcus sólo estaba serio.
—No te acerques a ella— Stephen empujó levemente a Marcus, pero Marcus lo único que hizo fue ignorarlo de nuevo. Estaba pensando algo, esperaba que no fuera eso, todo, menos eso. Stephen aún molesto se acercó amenazante hacia el. Pero Marcus no se inmutó.
—Ella va a regresar conmigo— Stephen continuó mirándolo con el ceño fruncido.
—Tú no la mereces— Marcus lo empujó. Sin darse cuenta de su acción, Stephen se resbaló y cayó. Esto hizo que se levantará y lo primero que hiciera fuera darle un golpe a Marcus en su cara. Bastaba con el escándalo que hacían para que las secretarías estuviesen observando la escena y no se hizo esperar la presencia de Valerie.
—¡Basta! ¡Stephen!— Valerie gritó mirando a ambos, molesta. Marcus se separó y se alejó, su mirada era hacía  al suelo. Simplemente se había defendido.
—Lo siento amor— ese había sido Stephen, lo único que Marcus pudo hacer, fue apretar los puños y controlarse para no darle otro golpe.
Valerie miraba con un tanto de preocupación a Marcus. No le había importado lo que le había dicho Stephen, ni siquiera lo escuchó, su atención la había captado Marcus, y ahora sabía que tendría que escucharlo.
—¿Marcus?— Valerie se estaba acercando, pero, Stephen la detuvo. Marcus la miró y suspiró. —Ya sé, me voy—. Comenzó a dirigirse al elevador.
Valerie se soltó de Stephen y se dirigió a Marcus. —Espera— Marcus se detuvo y volteó a verla. Por su labio se escurría una linea delgada de sangre. Lo cual hizo a Valerie sentirse mal por aquel encuentro entre ellos.
—Te escucharé, no te vayas— Valerie se acercó a él y ambos quedaron a centímetros del otro. Marcus quería sonreír pero ahora mismo hasta eso le dolía. Valerie hizo un ademán para que Marcus pasará a su oficina, pero Marcus hizo otro para que ella pasara primero. Pero ella negó, tenía que hablar antes con Stephen.
—Vete, ya luego hablaremos— Valerie dijo a Stephen, quien no había dejado de mirar a Marcus. Claramente Stephen se había molestado más, ya que Valerie se había preocupado por Marcus. Simplemente salió furioso de la empresa.
Marcus se encontraba sentado en una silla, observando detenidamente la oficina. Las rosas adornaban su ventana y habían varias en otros floreros de su oficina, todas eran las que él había enviado.
—Lamento esto Marcus— Valerie entró, haciendo que Marcus se sobresaltara.
—No es culpa tuya— Marcus dijo lentamente, ya que comenzó a sentir dolor en su labio.
—Tengo un kit de primeros auxilios por aquí— Valerie registraba sus cosas, mientas Marcus la miraba un poco triste. —Aquí esta—.
Valerie se acercó a él y comenzó a desinfectar su labio, su risa no hizo falta al escuchar los gemidos de dolor de Marcus. Al terminar Valerie se quedó mirando sus ojos, era la primera vez que sus ojos amielados se encontraban con los ojos verdes de él. Y ahí sintió como el ritmo de su corazón aumentaba, pero era diferente, Marcus tenía una mirada triste y ella creía saber el porqué. Así que suspiró y se sentó en la silla de a lado.
—Te escucho— Valerie sonrió de lado. Marcus suspiró y comenzó a pensar en donde empezaría. Primero lo más importante.
—¿Regresaste con Stephen?— preguntó de repente. Había reunido el valor suficiente para escuchar la respuesta.
—¿Que hay con eso?— Valerie dirigió su mirada a otro lado, pero lejos de Marcus.
—No lo hagas, no te merece— Marcus clavó sus ojos en ella, haciendo todo lo posible para que ella volteara a verlo.
—¿Qué te hace pensar eso?— aún sin mirarlo preguntó. Entonces Marcus tomó aliento.
—Tampoco diré que mereces a alguien como yo— pausó — pero pude sentirlo, pude sentir que no necesitas a alguien así; los días que pasamos juntos, entre tantas risas y sonrisas, supe que necesitabas eso todos los días de tu vida y no sólo en fechas especiales, necesitas a alguien que aprecie hasta el mínimo detalle de ti, alguien que te haga olvidarte del mundo y llevarte una noche sólo a ver las estrellas, escuchar el sonido del viento y sentir que, después de todo estas viviendo los días de tu vida— Marcus paró al ver los ojos de Valerie comenzar a cristalizarse. Sabía que, al menos él había sentido de esa manera a Valerie, se había enamorado de ella. —Se que piensas que sólo estoy jugando contigo, pero Valerie, sí tan sólo supieras— Marcus suspiró y se levantó de la silla. Valerie aún no lo miraba, ahora la razón era porque sabía que no podría contener más sus lágrimas, y era verdad, Marcus la había hecho sentir más especial que Stephen, eso no podría negarlo.
—¿Saber qué?— susurró. Se levantó y se acercó a la gran ventana de su oficina. —Saber que sólo me querías para unos meses y luego hacer como si nada, Marcus, lo lamento, pero, no puedo seguir con esto—.
Marcus apretó su mano de nuevo y se acercó a ella. Pero, Valerie retrocedió. —No puedo saber que te dijo Melody, pero Valerie, se que no importa, pero me he dado cuenta de que me enamoré de ti— Valerie lo volteó a ver y vio la mirada de Marcus, era la más sincera que había visto de él, no había ningún rastro de broma o maldad en ella, simplemente era verdad.
—Espero Stephen te diga la verdad— Marcus se alejó de Valerie para dirigirse a la puerta. — O al menos Melody tenga la amabilidad de decirte quien es su nuevo novio—. Valerie lo miró, ahora sabía que no contendría más sus lágrimas. —Sí me necesitas, estaré contigo, nunca lo dudes, simplemente no regreses con Stephen, hasta que te diga la verdad—.
Y con eso Marcus salió de la oficina, dejando a Valerie confundida y con lágrimas en sus ojos. Sin saber más sobre lo de Stephen o Melody.

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