XII

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Llegaron al hotel y todos se reunieron en la habitación de Marcus y Ben.
Marcus se sentó en el borde de la cama y todos se le quedaron mirando.
—¿Cuándo piensas decirle?— Ted preguntó rompiendo el silencio que se había creado. —Anoche no llegaste—. Marcus evitó el contacto visual, la tensión se comenzó hacer presente. Ben y Winston se habían quedado parados a lado de Ted.
—Estos días, ya les he dicho que lo haré— miraba el piso, no tenía el valor para mirarlos a los ojos. Lo apoyaban, era verdad, pero tampoco era justo que no le contara a Valerie que iba de Nueva York en 2 días. —Estuve con ella anoche—.
—Lo sabemos— Ben habló por primera vez desde que llegaron. Winston se había puesto a caminar alrededor de la habitación.
—Pienso que deberías decirle mañana y disfrutar hasta el último día con ella— Winston opinó, se había parado en la ventana. — A menos que lo quieras dejar a último momento—.
Marcus lo miró. Tenía razón, tenía que decirle lo antes posible a Valerie, ese día planearía como decirle.
—Pero hoy no— Ted contestó —Hoy estarás en el hotel, haciendo tus maletas—.
Con eso Ted y Winston salieron de la habitación. Quedándose sólos, Ben y Marcus. Aún guardaban silencio, así que Marcus se recostó en su cama y cerró los ojos. Esa noche se pasó pensando en cómo le diría y como reaccionaría, lo único que no quería era lastimarla, pero, pareciera que no había otra opción. No ahora, ya era demasiado tarde.
La noche era larga, al menos para él, no podía dormir. Sus pensamientos no lo dejaban conciliar el sueño. Todos los ocupaba Valerie y eso lo hacía sentirse peor de lo que ya estaba. Se quedó mirando su celular, observando el número de Valerie. No se había dado cuenta de que ya eran las 3:00 de la mañana y no había dormido para nada. Entró al baño y se lavó la cara, sus ojeras habían crecido un poco más, pero ya se había acostumbrado a ellas.
Apenas comenzó a salir el sol, Marcus salió del hotel y comenzó a caminar por las calles de Nueva York, ese sería su último día en la ciudad, la mañana siguiente abordaría el avión hacia Londres. Entonces ahí estaba, sentado en la misma banqueta de todos los dias, con un vaso de café. Simplemente inundado en sus pensamientos. Pasó parte de la mañana ahí, sólo estando sentado. Después de eso se fue a comprar cosas para el viaje, sólo para distraer su mente. Pero no le funcionó, porque dando el medio día, se dirigió a la oficina de Valerie. Para que fueran a almorzar juntos.
Marcus estaba muy callado ese día y Valerie lo notaba, pero no quería incomodarlo con preguntarle. Sabía que le estaba ocultando algo, pero no pensaba que fuera algo malo. Llegaron al restaurante, se la pasaron hablando como normalmente lo hacían, pero esta vez no había risas. Sólo una que otra penosa sonrisa de ambos.
—Me dirás ¿o no?— Valerie le preguntó tomando su mano. Marcus sonrió y besó su mano. Pero negó. Quería disfrutar su último día con ella.
—Habrá tiempo al final— Marcus caminaba de la mano con ella, no podía reír, pero Valerie hacia todo lo posible para hacerlo. Ella no sabía que era una despedida.
La noche cayó, se quedó en el departamento de Valerie, cenaron y vieron películas hasta tarde. Valerie se quedó dormida pero Marcus no, tenía algo que hacer. La recostó en la cama y se dirigió hacia la cocina. Encontró una hoja y una pluma, no iba a tener el valor para decirle todo en persona, no podría ver el rostro de Valerie cuando le dijera. Así que le dejaría una carta.
En la carta le explicaba todo, Marcus sabía que eso era ser cobarde y le dolía. Sobre todo porque ella no tenía ninguna culpa. Terminó y se acostó a un lado de ella, viéndola dormir tranquila, la sostuvo entre sus brazos. Por última vez. Y se fue, dándole un suave beso en su frente y dejándole la carta a un lado de su almohada. Regresó a su hotel y sin poder dormir, se acostó.

La mañana siguiente Valerie se levantó sonriente, pero se dio cuenta de que Marcus no estaba. Se dirigió al baño. Los minutos pasaban y ella aún no leía la carta. En el buró se encontraba su celular, ningún mensaje, ni llamada. Lo tomó y lo vio, vio el papel a un lado de la almohada. Se quedó confundida, pero lo agarró y comenzó a leerla. Sus ojos comenzaron a cristalizarse, no quería creerlo, a paso que leía, sus lágrimas comenzaron a caer. Salió de su casa para el aeropuerto, aún no era demasiado tarde. La carta se quedó en el piso, con las marca de lágrimas.

El aeropuerto no estaba concurrido, Marcus y sus amigos se encaminaban a la sala de abordaje. Sin más que hacer, suspiró. Lo miraban tristemente, pero no podían hacer nada, ni siquiera los miraba. Ted pasó primero y luego Ben, dejado de último a Winston y Marcus. Winston sonrió al ver a Valerie, pero se desvaneció su sonrisa al ver las lágrimas que corrían por su rostro.
—¡No lo hagas!— Marcus volteó a verla y sintió su corazón quebrase en muchos pedazos. Pero ella se acercó y lo abrazó. Marcus correspondió el abrazo, pero tenía que irse. —¿porqué?— susurró.
—No tengo de otra Valerie— Marcus susurraba en su oído. Su voz causaba escalofríos en la espina dorsal de Valerie. —Espero y puedas perdonarme—.
Valerie se quedó mirándolo, mientras él se separaba. —Lo siento—. Tomó la mano de Valerie y la besó por última vez.
—Marcus — lo retuvo unos momentos más. — Nunca te dije lo que Melody me dijo sobre ti— Marcus se quedó unos instantes confundido, pero, soltó una media sonrisa.
— Supongo que ahora, no importa— miró por última vez a Valerie y sonrió. —Sí me necesitas, no importa la hora o lugar donde esté, sólo llámame y ahí estaré—.
Marcus se dio la vuelta y sin mirar atrás, abordó el avión. Dejando a Valerie con los ojos cristalizados.

El día continuó sin más, Valerie estaba en su oficina. Había pedido que nadie entrará, esto aplicó para Melody también. No había dejado de mirar hacia la carta. Nadie la había hecho sentir como Marcus lo hizo. Pero eso no significaba que no estuviera molesta con él. Salió de su oficina enojada, dejando la carta a un lado. No tenía porqué parar su vida y mucho menos ahora.

"Se que soy un idiota, soy un cobarde, lamento no haberte lo dicho antes, tenía miedo de perderte. Y se que ahora lo hice, se que no me perdonarás, y lo acepto. Me voy de Nueva York. Mi avión sale a las 10:00. Mi trabajo me impide regresar pronto, tal vez tarde en regresar. Te agradezco mucho y te debo todo el mundo. Enamorarte de mí fue un error. Soy músico, no te quería decir por miedo, pero poco a poco descubrí que mereces a alguien mejor que yo, alguien que no te mienta. Y sí, yo igual me enamoré de ti, nadie cambiará eso Valerie. Se que te estoy lastimando con eso. Por eso no tuve el valor de decírtelo en persona. Se que no es toda la verdad, algún día me gustaría decirte la toda, ojalá y sea posible. Espero que nos volvamos a encontrar. Gracias por todos los momentos juntos.
Marcus."

Las cosas no iban a ser igual. No para ella.

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