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Los días habían pasado y yo seguía encerrada en mi habitación

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Los días habían pasado y yo seguía encerrada en mi habitación. Mis padres de vez en vez venían a darme vueltas y a cerciorarse de que aún estuviera en mi habitación. Yo no les dirigía la palabra, a no ser que fuera necesario.

La puerta sonó un par de veces, de reojo miré mientras bajaba mi libro.

- ¿Hija, puedo pasar? - mi madre se asomó por la puerta.

- Ya pasaste - regresé mi mirada a mi libro, claro, sin prestar atención de verdad a la lectura.

- ¿Sigues enojada? Cariño, entiende que lo hacemos por tu bien - cerré el libro de golpe y la miré.

- ¿Por mi bien? - la miré incrédula. - Mamá, lo que hicieron fue confinarme en estas cuatro paredes, como si de un animal se tratara - me senté en la orilla de la cama.

- Tu padre creé que es lo mejor, ¿salirte de la casa y sin avisar? Eso jamás lo habías hecho -sus ojos se movían de un lado a otro.

- Te equivocas, lo había hecho antes, cuando iba a la escuela y no me dejaban salir, pero, ¿sabes? Siempre regresaba antes, por tener miedo, pero ahora es diferente -

- ¿Que es diferente? Lo que hiciste está mal, te quedarás aquí y reflexionaras sobre tus actos - ella tenía sus cejas fruncidas.

- No hay nada que reflexionar, mamá, soy mayor de edad y puedo hacer lo que quiera, ustedes no pueden ni deben decidir lo que es bueno o malo, ¿entiendes? -

Ella parecía que quería estallar, su rostro se estaba poniendo rojo y su respiración era rápida. Inhalo y exhalo, habló y yo esperé lo peor.

- Eliza, haciendo lo que haces sólo demuestras que aún no superas lo que pasó, hija, nosotros sólo queremos ayudarte -

La miré sin poder creer lo que ella.me decía. No pude más.

- ¿Mamá, piensan que lo que hacen me ayuda? No, estas equivocada, ustedes hacen todo menos ayudarme  y dices que no lo superó aún. - bufé mientras perdía la cordura. - ¡Jamás podré superarlo si ustedes me lo recuerdan siempre! - alcé la voz asustandola. - ¡Ustedes no hacen más que siempre recordarme que fui una estúpida y que cometí un gran error!, se que se preocupan por mí, claro que lo sé, pero ustedes deben saber también que yo necesito algo de comprensión y no reproches disfrazados de preocupaciones -

Mi corazón latía a mil, mi respiración era agitada. Había hablado, por primera vez en estos meses lo había hecho.

Mi madre guardó silencio y no dijo nada. Ella solo se dio la vuelta y salió de mi habitación, yo suspire y me dejé caer en la cama.  Decir lo que pensaba había sido mejor de lo que yo esperaba.

☁☁☁☁

Jimin:

¿Tus padres siguen molestos?

Eliza:

Sí, y hoy discutí con mi mamá. ¿Pero sabes? No me arrepiento, me siento bien sacando lo que siento.

Jimin:

Es mejor afuera que adentro, siempre ten eso en mente.

Eliza:

Supongo, ella no dijo nada y solo salió de mi habitación, pero no podía dejar que ellos me siguieran tratando como una niña, me sofoco.

Jimin:

¿No quieres ir a una feria? Sería genial.

Eliza:

Claro, pero estoy castigada, ¿no lo recuerdas? Y dudo que si pido permiso me dejen.

Jimin:

Sólo dime si quieres o no ir.

Eliza:

Quiero, claro que quiero.

Jimin:

Entonces arreglate y espera mi mensaje, llego en media hora. No preguntes.

Eliza:

Está bien.

Ambos dejamos de mandar mensajes y yo corrí a mi armario, buscando algo de ropa y quitándome el pijama, me puse unos jeans azules y una blusa de tiras con un suéter color negro, mis tenis negros con blanco y me peine un poco.

Estaba metiendo algo de dinero en mi bolsillo cuando llegó un mensaje a mi teléfono.

Jimin:

Asomate por la ventana.

Sonreí divertida, hice caso y me asomé, ahí estaba él, traía la misma ropa que yo, su suéter traía una gorra, la cual cubria su cabeza.

- ¿Que haces? -murmure sonriendo.

- Vamos - murmuró igual y me hizo señas.

Negué divertida pero así lo hice, primero corrí a mi cama y acomodé un par de almohadas simulando que había un cuerpo ahí y lo cubrí con las cobijas, apagué la luz. Me dirigí a la ventana y saqué una pierna y después la otra mientras me sujetaba con fuerza, bajé con cuidado.

- Te tengo - habló Jimin mientras me sujetaba de la cintura y me ayudaba a bajar por completo.

- Gracias -

- De nada, ahora vamonos, no queremos que tus padres nos escuchen -

Asentí y corrimos lejos de mi casa, entre risas por haber hecho una travesura, la cual nos podría costar caro, bueno solo a mí. Pero me estaba divirtiendo, en verdad que si.

- ¿Hacia donde vamos? - pregunté mientras habíamos parado en uno de los semáforos.

- Iremos a la feria, hoy fue la inauguración y habrán cosas geniales, quería que te divirtieras un poco -

Miré a Jimin, quien sonreía de manera infantil. Sus mejillas sonrojadas y sus pequeños ojos casi cerrándose.

- Gracias Jimin, por hacer lo que haces, lo aprecio -

- No te preocupes, ahora corramos, esas manzanas de caramelo pueden acabarse -

Tomó mi mano y corrimos de nuevo, yo detrás de él. Mientras veía como su cabello color negro se movía de un lado a otro por el viento, viendo su espalda y su sonrisa cuando volteaba a mirarme. Sonreí, pues él estaba haciendo lo que nadie había hecho, ayudarme.

Butterfly [Park Jimin] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora