Sinmigo.

1.3K 68 1
                                    

En apenas cuatro días comenzaría nuestra gira y no estaba preparada mentalmente para estar un mes entero con Mimi cerca mía las 24 horas del día. En mi casa mis maletas ya estaban hechas y aunque Jadel intentó convencerme de que no fuera le recordé que era yo quien llevaba dinero a casa y que la gira era muy importante. La única cosa que Jadel quería de verdad era el dinero.

Seguí escribiendo en aquella pequeña libreta, se había convertido en mi confidente pero eso sí, la tenía bien guardada esperando que Jadel no diera con ella. Hoy tenía que acercarme a la academia para hacer los últimos ensayos, además también debíamos juntarnos con lo bailarines por lo que vería a Mimi.

Me vestí rápidamente y dejé mi pelo mojado debido al calor que hacía aquel día. Decidí ir andando en vez de en mi coche, necesitaba respirar aire puro y despejar mi cabeza.

-¿Cuandos vas a contarme?— De repente noté como Aitana chocaba conmigo y me miraba con su cara de niña.

-¿El qué?— Pregunté.

-Anda, Ana... No te hagas la interesante.— No entendía nada.

-No, a ver, Aitana que no se de que me hablas en serio.— De repente apareció Amaia y se me hizo raro no verla con Alfred.

-Holaaa! ¿De qué habláis?— Preguntó Amaia mientras continuábamos con nuestro camino.

-Pues de nad...—

-De que Ana no cuenta absolutamente nada, parece una tumba.— Aitana me interrumpió.

-Buaaaah, ya ves... ¿pero que ha pasado? ¿es lo de Mimi? — Me paré en seco.

-¿Que pasa con Mimi ahora?— Dije haciéndome la tonta, era imposible que lo supieran.

-No sé, dímelo tú.— Dijo Aitana colocándose delante de mi con una sonrisa de lado a lado.

-Que yo sepa Mimi es amiga mía y poco más sé de ella.— Tenía que disimular.

-Venga, Ana... Que Raoul nos ha contado lo que pasó ayer, buah ojalá me diera a mí un beso así.– Dijo Amaia a lo que yo la miré incrédula.

-¿Que beso? Nos vimos, me abrazó y después se despidió con un beso, pero un beso de amigas, como te lo puede dar Aitana a ti.—

-Ya, pero bien que salió detrás de ti y le dijo a Raoul que si te ocurría algo, además de parecer bastante interesada en la idea de poder establecer conversación contigo. Como si eso no fuera fácil o normal...— Aitana se lo veía venir de lejos.

-Ana, que no pasa nada si todo el mundo lo ha notado.— Amaia me miró.

-Chicas, os estáis montando muchas películas, deberíais dejaros de tonterías.—

-De tonterías nada, que yo he visto como te da repasos cada vez que tú no te das cuenta y también te he visto yo mirándola como si fuera quien te diera la vida pero oye, que si no quieres decir nada, da igual pero tontas no somos.— Dijo Aitana empezando a andar agarrada del brazo de Amaia.

Me puse bastante nerviosa pero al menos no sospechaban de que había pasado algo más entre Mimi y yo. Quizás solo piensen que hay atracción pero eso puede desmentirse rápidamente. Seguí andando pero detrás de ellas, no quería volver a escuchar aquel tema.

Entramos a clase y me senté en el suelo. La gente empezaba a llegar y todos se veían tan felices y entusiasmados... A veces me gusta la vida solo por estas cosas. Yo sabía que no era feliz pero ver a mi gente feliz... me hacía sentir como si no hubiera estado mal nunca. Y de repente, ahí estaba. Ahí estaba mi torbellino de pelo rubio y sonrisa enorme. Vi como dejaba su pequeña mochila en un lado y como empezaba a calentar. Me acercaría a saludarla pero sabía que cosas como aquellas me darían esperanza, y no quedaba nada de eso entre nosotras.

Procuro OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora