Sweet Creature.

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Noemi me dijo que estaban en la planta de arriba así que me dirijo hacia allí. Subiendo las escaleras oía las carcajadas de Aitana. Realmente Mimi tenía el don para alegrar a cualquiera.

-Que piernas más bonitas tienes.— Dijo Aitana al verme entrar en la sala.

-Lo apruebo.— Dijo Mimi, a lo que Aitana me miró con la boca abierta.

Yo simplemente me senté en el sofá que había, al lado de Aitana. Esta me dio un beso en la mejilla y Mimi no dejaba de mirarme.

-¿Que hacíais?— Pregunté.

-Ay, es que Mimi pone unas voces graciosisimas, ya verás, Mimi hazlo, porfa, porfa.— Le suplicó Aitana, haciendo reír a Mimi.

Esta simplemente le hizo caso y empezó a poner las voces que decía Aitana. Yo no pude evitar reírme. Estaba loca. Completamente loca por la mujer que tenía delante. Pero ella estaba siendo feliz con alguien más, así que debía respetarlo.

-Y eso fue todo amigos.— Dijo Mimi sentándose ahora a mí lado.

Nos quedamos un rato en silencio. Notaba a Aitana un poco incómoda, seguramente porque ahora lo sabía todo. La mano de Mimi rozaba mi muslo y su pelo rozaba mi hombro, esto me ponía nerviosa.

-Me tengo que ir.— Dijo Aitana levantándose.

-¿Qué? ¿Por qué?— Dije levantándome también.

-Eres muy interesada en los asuntos de los demás.— Me giré para mirar a Mimi, pillándola mirándome de arriba a abajo pero no le importó.

-Me está necesitando Amaia, bueno, adiós.— Dijo Aitana marchándose casi corriendo.

Me quedé de pie y Mimi sentada en el sofá. Había una distancia entre nosotras que me encantaría romper. Pero eso daba igual ahora.

-Dile a Aitana que miente fatal.— Dijo Mimi riéndose.

-Un poco...—Dije yo riéndome también.

-Hacia tanto que no te veía con ese brillo en los ojos...— La miré.

-Bueno, las cosas pasan.— Dije sentándome en el suelo, lejos de ella.

-Supongo.— Dijo Mimi, quizás con un tono triste.

-He dejado a Jadel.— Ella me miraba ahora intrigada.

-¿Y?—

-Nada, solo eso.— Mimi comenzó a moverse el pelo y a mirar a todos los lugares de la habitación menos a mi.

De repente se levantó y me miraba con miedo, me gustaría saber por qué.

-Eso significan muchas cosas, Ana.— Dijo agarrando mi pelo.

-Para nosotras dos, solo significa una.— Sus manos se posaron ahora en mi cadera.

-¿Si? Vas a tener que decirlo entonces.— Sus manos apretaron mi culo y puse cara de dolor, creo que tendría morados después de lo que había hecho Jadel.-¿Que ha sido esa cara?—

-Nada, es mejor que me vaya.— Dije apartándome y colocándome la falda bien.

-Ah, no, no... esta vez las cosas no se van a quedar como siempre, ven aquí. — Me agarró la mano.

-Mimi, no es nada. N a d a.—

-¿Y entonces por qué has puesto esa cara de dolor?— Me quedé en silencio. -Ya lo entendiendo.—

-Que no, Mimi.—

-Déjame ver que tienes.—

-No me vas a ver el culo.– Ella medio se rió pero inmediatamente volvió a ponerse seria.

Procuro OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora