Cada vez estaba más nerviosa y preocupada. Cada vez más gente sabía lo que pasaba con Mimi y me daba miedo de que ciertas cosas llegaran a los oídos de Jadel. De todas maneras, seguía deseando que llegara la gira y esa misma noche cogeríamos el bus para comenzarla.
-¿De verdad te vas a ir?— Preguntó Jadel sentándose a mi lado en el sofá.
-Es trabajo.— Dije sin mirarle.
-¿Que tu amiga te metiera la mano en tus bragas también era trabajo?— Simplemente me calle, sabía que no saldría bien parada si le hacía frente.
Jadel agarró mi muslo y comenzó a meter su mano dentro de mi falda. Me tensé tanto que dejé de pertenecer a mi misma. Su contacto me bloqueaba y hacía que el miedo se apoderase de mi cabeza.
-Seguro que te gustó bastante, ¿no?— Agarró mis bragas y me las quitó. Yo simplemente negué con la cabeza.- Levántate.— Lo miré con miedo y simplemente hice caso.
-Jadel, no tenemos porqué estar recordando esto.— Dije con mi voz temblorosa.
-Porque yo sé que a ti no se te olvida.— Dijo mientras me agarraba el brazo y me giraba.— Nunca te había visto tan feliz de irte de casa.— Estaba detrás mía y sentirlo tan cerca me ponía enferma.— Como te vas feliz al trabajo, sin quejarte, con prisa...— Levantó mi falda.— Ana, no soy tonto.— Su mano golpeó mi culo y yo me fui hacia delante.
Aquello me dolió y pensé que acabaría ahí, pero no. Él volvió a agarrarme del brazo y me volvió a colocar en la posición de antes.
-¿Te ha dolido?— Preguntó.
-No.— Dije fría, provocando que me volviera a dar y ahora con más fuerza.
-Muy bien. ¿Le echas de menos?— No dije nada y esto lo enfureció más pero no me importaba. -Contéstame.— Me golpeó de nuevo.
-Sí.— Posiblemente acababa de firmar mi sentencia pero los golpes no iban a sacar a Mimi de mí.
-Eso no era lo que debías responder...— Me golpeó tres veces más, con más rabia que antes y yo solo tenía ganas de llorar.
Me giro esta vez para colocarme cara a cara con él, el aire que expulsaba por su nariz me golpeaba en la cara. Lo miré con rabia y esto hacía que su ira aumentara, lo veía en sus ojos pero había dejado de darme miedo.
-Dime que me quieres.— Dijo mientras me desabrochaba la camisa.
-No.— Frenó de golpe y tensó su mandíbula.- ¿Que te hace creer que siento algo bueno por ti? ¿Te has visto? Eres asqueroso.— Se le escapó una sonrisa y cerró los ojos.
Me agarró por el cuello de la camisa y me zarandeó hasta llevarme contra la pared.
-Dilo.— Golpeó la pared.
-¿No ves que no te tengo miedo? Vamos, golpéame de nuevo que esto no me duele, mi castigo va a ser más tarde el tuyo.— Esto provocó que me agarrara de la mandíbula.
-Eres una guarra.—
Acto seguido de esto, le escupí en toda la cara. Y me gustaría saber de donde saqué tanta fuerza para espantar al monstruo que me llevaba acojonando durante meses. Porque ese ya no era Jadel, lo que tenía delante de mí era algo muy distinto a una persona con sentimientos. El puro egoísmo de tener todo lo que quería, para él solito y cuando él quería solo me hizo sacar alas. Y esas alas me hicieron toparme con Mimi, y creo que ha sido ella quien me ha dado la fuerza que ha estado creciendo en mi estómago durante todo este tiempo.
A veces explotas y ya. Explotas porque sabes que aunque tengas miedo de lo que hay fuera, da más miedo todo eso que guardas y a veces te da miedo que eso llegue a controlarte así que solamente lo sacas. Y te da igual cuales sean las consecuencias porque es como si volvieras a nacer.
Jadel fue hacía nuestra habitación mientras propinaba golpes a todo lo que encontraba por su paso. No sé qué cojones hacía pero lo único que sé es que cuando volvió a aparecer llevaba en su mano mi libreta.
-Que sepas que lo he leído todo.— Acto seguido comenzó a arrancar páginas.
Aquello empezó a doler de alguna forma. Era lo único que me quedaba. Lo único bueno que sentía que tenía dentro de mí. Lo que me ayudaba a dormir por las noches, lo que me hacía volver cuando no podía más. Él simplemente lo había destrozado en segundos, marchándose minutos después por la puerta de casa. Me agaché a recoger todos los folios. Mi cabeza no era capaz de pensar y mi cuerpo tomó las riendas. Agarré todas aquellas hojas y las metí en unas de las maletas que tenía ya preparadas para la gira. Cogí un macuto más para meter todo lo que me pertenecía de aquella casa y me armé de valor para salir de todo ese espacio de odio. Lo metí todo en mi coche y me senté para recuperar el aliento.
-Estás hecha un desastre.— Dije mientras me miraba en el espejo del parasol.
Coloque mi camisa y me puse bien la falda que llevaba en ese momento. Cogí mi pelo y me hice una trenza.
-Así un poco mejor.— Y sin saber por qué, comencé a llorar mientras sonreía.
En ese momento lo entendí. Daba igual Mimi y también Jadel, porque aquí estaba yo, porque quien siempre ha importado había sido yo. Ahora iba a ser lo que yo quisiera. Y ahora mismo sabía a donde ir. Arranqué el coche y fui a toda velocidad hacia donde más lo necesitaba. Pisé el suelo de la academia y suspiré.
Me senté durante unos minutos en el suelo y me miré en el espejo que tenía en frente. Aquí había sido más feliz que nadie, con mi gente, con Mimi, conmigo misma. Era llegar aquí y parecer que todo estaba bien. Y aunque parecía una tontería aquellas paredes frías me habían dado a personas increíbles. Esa misma noche me iba con toda esa gente que tanto me había aportado. Me levanté y fui hacía el estudio. Puse en el ordenador mi canción, 'La Bikina'.
Al principio, me senté en silencio mientras jugaba con mis manos y conforme iba continuando la canción, mi voz empezó a elevarse hasta que termine cantándola a pulmón.-Realmente estás emocionada.— Miré a Noemi y me sonrió.
-Yo...—
-Nada de disculparse, te notaba súper apagada estos días y verte así ahora, me ha dado una vida...— Los ojos se me llenaron de lagrimas y me tiré a los abrazos de Noemi.
Ella no me preguntó, solo me abrazó con aún más fuerza. El cariño estaba en todas partes, solo estaba buscándolo en el lugar equivocado.
-La música hace milagros.— Dijo Mimi desde detrás.
-No sabía que estabais aquí.— Dije apartándome de Noemi, esta me dio un beso en la frente.
-Yo vine con Aitana.— Me sonrió y desapareció.
-Eh, ahora a tope.— Me dijo Noemi captando mi atención. Asentí.-Te iría bien irte con tus compañeras, esta noche arrancamos.—

ESTÁS LEYENDO
Procuro Olvidarte
Fiksi PenggemarEn cuando Ana conoce a Mimi sabe que todo comienza a torcerse y, aún más cuando esta comienza a ser la bailarina de su grupo de espectáculos. Ana no podrá sacarse de la cabeza a Mimi y esto le traerá muchos problemas.