El primer dia

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La luz empezaba a molestar en mis ojos, no había duda que ya era de día, me moví un poco en la cama y al hacer un movimiento brusco me dolió el pie, tenía que empezar a entender que a pesar de ya no tener ese yeso con el cual compartí mi vida un mes y medio no estaba del todo bien mi pie, trate de acomodarme de una forma que estuviera a gusto y empecé a buscar mi celular por toda la cama, cheque la hora y eran las 9:30 am, rápidamente me levante pero no por completo, después mire mi pie y trate de levantarme con cuidado.

Hoy era el día, tenía que ir ah rehabilitación, ya llevaba 3 días sin el yeso y aun no sentía que mejorara en mi forma de caminar, me sentía como un bebe, aprendiendo a caminar de nuevo, era razonable que pensara que si pisaba recargando mi pie malo se me saliera el hueso, ¿o no?.

Fui hacia el baño, estaba sola en la casa, como siempre, mi mama trabajaba absolutamente todo el día así que estaba acostumbrada a estar sola así que no me incomodaba, me mire en el espejo y vi una cara en mis ojeras, no estaba muy sorprendida recordando que muy apenas pude dormir un poco en la noche, estaba nerviosa, mucha gente me había comentado que iban a ser fuertes los primeros días de rehabilitación, creo que más que nervios era miedo, si era eso.

De repente escuche sonar mi celular, el tono el cual tenía para llamada, no corrí porque muy apenas podía caminar así que al llegar a mi cuarto y tomar mi celular la llamada había finalizado, vi de quien era, pensando que sería de mi mama me di cuenta que era mi mejor amiga Paula, entre a whatsApp y cheque si no tenía ningún mensaje de ella, pero absolutamente nada solo pude notar que se había dormido absolutamente tarde ya que su ultima vez era a las 3:52 am, me apresure a devolverle la llamada.

-Buenos días Abril, ¿Sabes que dia es hoy?- dijo en un tono demasiado alegre y no me sorprendía ya que hoy hacia un viaje que estuvo esperando realmente por mucho tiempo.

-Aun no entiendo como puede ser que estés tan de buen humor cuando dormiste tan poco, y ¿Qué día es hoy?- conteste sin la más mínima emoción y con un tono de flojera, fingiendo un poco que no sabía que día era, pero claro que lo sabía, digo estuvo mencionándolo todo el tiempo.

-Hoy es el día en que los sueños se hacen realidad, hoy es un día en el cual nadie lo puede arruinar, ¡nadie! Ni mi mama-dijo en un tono tan alegre, era tan raro escucharla así.

-Sé que día es hoy y estoy muy feliz por ti aunque enojada, digo me dejaras aquí sola, sin nadie quien me consuele-conteste en un tono tan fingido que ni yo misma me lo creí.

-te agradecería que no arruines mi día con tus cursilerías, hoy amaneciste de mal genio déjame decirte.

-hoy empieza la terapia, no esperes que esté dando brinquitos de felicidad cuando ni siquiera puedo caminar ¿okey?

-te traeré un recuerdo de Alemania lo juro, tengo que irme, tengo que hacer mil cosas y aun no me la creo, HOY ES EL DIA- grito tan fuerte que tuve que alejar la bocina.

-Estoy al tanto de ello, al rato hablamos y si hoy es el día- conteste dejando sonar un beso al último y después sonó el tono de que había finalizado la llamada.

Me arregle esperando no tardar mucho pero era imaginable que tarde un poco, no me puedo quejar soy mujer y me cambie una y mil veces, como siempre. Mi cita con el doctor Sánchez era a las 11 y ya eran las 10:30, no tardaba mucho para que mi mama pasara por mí para llevarme a la consulta, desayune algo rápido y después escuche el sonido del claxon del carro, saliendo lo más rápido que pude porque mi mama era la persona más desesperada del mundo, y no era broma.

Rumbo al centro de rehabilitación no hablamos mucho, la comunicación entre mi mama y yo no era del todo buena y menos ahora que teníamos problemas de todo, pero sin embargo trato de sacarme un poco de platica.

Para el amor SI hay edadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora