La playa

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Íbamos rumbo a la playa, estaba a aproximadamente dos horas, no estaba tan lejos, Andrés había puesto música y no habíamos hablado mucho durante la carretera, yo miraba hacia la ventana y veía como los arboles pasaban rápido, o nosotros pasábamos rápido, me estaba arrullando, no quería dormirme me iba a ver muy mal si lo hacía, así que voltee con él, iba mirando fijamente al frente y después se percató de mi mirada y sonrió sin dejar de mirar al frente.

-¿Has hecho alguna estupidez en tu vida?-dije seria y sin dejar de mirarlo.

-A veces te miro y creo que esto lo es- dijo riendo sin mirarme.

-¿en serio?-dije sobresaltada.

-Claro que no abril-dijo riendo más- eres lo más consiente que puedo estar haciendo-volteo a verme por un momento, me guiño el ojo y después volteo al frente y continuo- ¿Por qué me preguntas esto?

-Quiero sacarte tema de conversación, la playa está un poco lejos y no quiero que te aburras conmigo.

-¿bromeas? Si hasta cuando no dices nada me siento cómodo, me siento cómodo con tu silencio, con tus sonrisas, aburrirme contigo es divertido.

-¿entonces si te aburres?-dije en tono apagado.

-¿Nunca escuchas lo que te digo verdad preciosa?- dijo mirándome retador- te puedo decir miles de cosas bonitas y siempre encontraras algo malo- cuando dijo eso solté una pequeña sonrisa-¿ya vez?, no quiero hablar de mis estupideces, son muchísimas, por primera vez estoy seguro de que esto no lo es, ¿pero sabes que es lo que quiero?
Me puse roja cuando escuche todas sus palabras, retumbaban adentro de mí y parecían eco que se marcaba- ¿Qué es lo que quieres?

-Bailar, eso quiero hacer, hacer tonterías contigo-no me dio chanza de contestar y empezó a poner música muy fuerte y hacer movimientos por el volante, movía su cabeza y todo su cuerpo, yo estaba atacada de risa, me miro esperando a que bailara y lo seguí, eran bailes tan ridículos, difícilmente los haría con mis amigos pero con él era diferente, me sentía en confianza como si llevara años de conocerlo y sentirme tan bien, después seguían canciones que los dos nos sabíamos y cantábamos muchísimo, fingíamos que teníamos un micrófono y lo figurábamos con la mano, después me conto chistes que le contaban sus amigos y el camino se pasó volando, no parecía que habíamos estado dos horas camino a la playa.

Estaciono el carro, enfrente de una entrada a la playa, salió del carro y yo también al mismo tiempo que él, se quedó mirando al horizonte sin decir nada, se escuchaban el sonido de las olas al chocar con la costa, la luna iluminaba perfectamente la orilla, estaba totalmente solitaria, estábamos solos y al mismo momento sentía escalofríos, como si me diera miedo, pero me sentía segura, era algo extraño.

-¿en qué hotel nos vamos a quedar?-pregunte confundida

-Si no tengo para un hospital ¿tú crees que tengo dinero para pagar un hotel?-dijo riendo

-Lo siento ¿y entonces?-dije agachando la cabeza, él se acercó y me levanto la barbilla y me tomo de la mano jalándome hacia el carro, fuimos a la cajuela y la abrió, no estaban los asientos de atrás del carro ¿Cómo no me pude a ver dado cuenta?

-Este es nuestro hotel princesa- dijo mirándome con una sonrisa, estaba arreglado muy bien, había muchísimas almohadas y cobijas, había una caja del lado y la verdad que se veía muy a gusto ahí.

-no me digas que te trajiste todas las almohadas de la casa- dije mirándolo con los brazos cruzados y una sonrisa, el alzo los hombros y sonrió, eso era un "si"- Es fascinante, no necesito lujos, esto es suficiente- me pare de puntitas para alcanzar su cachete y le di un pequeño beso.

Para el amor SI hay edadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora