La verdad

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N/a: muchas gracias por su paciencia y sus lindos comentarios, ay como las, (y los), loveo˚✧₊ˍ̮ ⁎⁺˳✧༚ , así que mientras tanto disfruten la actualización, cualquier error ortográfico y/o de redacción me avisan, tengo mucho sueño, bye bye.

La habitación estaba llena de miradas de odio, miedo, confusión. Los cuatro presentes (Tsubaki, Yuusuke, Fuuto y yo) esperando al siguiente movimiento del peliblanco, y Wakamole, hablaba solo en el comedor con su peluche de conejo. Lo de siempre.

-Tsuba-nii no tienes que hacerlo.- habló el pelirrojo gritón con seriedad en su voz mientras miraba amenazadoramente a Tsubaki.

-Lo siento hermano, tengo que hacerlo.- dijo Tsubaki colocando la tan temida tarjeta con un enorme +4 en cada esquina sobre la montaña de cartas en la mesita de centro de la sala. - UNOOOOO.

-¡MALDITA SEA!- gritó YuusUKE enojado a lo que al mismo tiempo estrellaba repetidamente su frente contra la mesa repitiéndose lo tonto que era, Fuuto le apoyaba diciendo que afirmativamente era un tonto a la vez que el de canitas celebraba su casi victoria.

-¡Llegamos!- entró avisando Masaomi junto al resto de la familia Asahina como si no nos diéramos cuenta de la muchedumbre que entraba con las cosas de la cena por la puerta, pero se lo perdonamos por guapito. Dejé mis cartas sobre el suelo para ir a ayudar con las bolsas del supermercado abandonando mi partida de UNO (la cual había perdido desde el principio).

-Déjame ayudarte con eso- dije acercándome a Hikaru para después decirle en voz baja: - tenemos que hablar después de la cena.- asintió confundido a lo que rápidamente besé su mejilla intentando decirle que no tenía que preocuparse, aunque en realidad sí tenía razones de más para hacerlo jeje.

-Naomi, ¿podrías ayudar con las tortillas? - preguntó Miwa amablemente desde la cocina junto al otro rubiecito abogado en delantal y Louis.

-Claro.- contesté de la misma manera comenzando a caminar hacia la estufa, encantada de poder mostrar mis cualidades culinarias ante mi suegrita; cuando Hikaru me llamó repentinamente a lo que giré sobre mis talones para verle.

-Nao, no explotes nada por favor.- dijo casi en un susurro sonriente, levanté el pulgar en señal de entendimiento con una leve sonrisa en mi rostro.

Pf, solo paso una vez.
Suegrita ahí te voy.

• • •

La cena pasó rápido, y de alguna manera logré que nos escabulliéramos del juego "quién lava los trastes" haciendo posible enfrentar este momento.

Había terminado de contarle todo lo que le había estado ocultando desde la primera semana que llegamos, solo hacía unos cuantos minutos, pero para mí eran como una eternidad mientras jugaba con la taza vacía entre mis manos ante el silencio de pelirrojo con su rostro serio, confundido tal vez, procesando todo lo que había intentado callar y/o restarle importancia de alguna manera imaginando tontamente que no afectaría en nada a nuestra relación.

Las caricias, besos, abrazos, no eran como antes. Y la carga en mi espalda cada día aumentaba más y más.

Con nervios, dejé la taza en la mesita de noche de la habitación, tomé su fría mano entre las mías, temblorosas, dando un profundo respiro antes de decir las palabras que jamás habían cruzado por mi cabeza en los dos años de relación que llevaba.

- Entenderé si quieres terminar...- intentaba formular la oración en voz alta haciéndome casi imposible al irse quebrantando cada vez más mi voz a la vez que un enorme nudo se formaba en mi garganta, como si mis cuerdas bucales dijeran "oh es un buen momento para atarnos, hay que hacerlo".

Hikaru se acercó hacia mí, poniéndose de rodillas, para posteriormente con delicadeza pasar sus brazos alrededor de mi espalda. Lloré como nunca, mientras sentía una profunda paz y calidez rodearme. No era necesario decir ninguna palabra ni para decir cuanto lo sentía ni para consolarme.

- Gracias por contármelo.- habló después de varios instantes, con voz tranquila mientras acariciaba mi espalda calmándome por lo menos para dejar de moquear un rato.

- ¿No estás enojado?- pregunté separándome un poco de su cuerpo para que me oyera a la vez que secaba mis lágrimas. Él dio un suspiro antes de responder.

- Lo estoy.- admitió moviendo mis manos de mi rostro para ser él ahora quien acariciaba mis mejillas con sus suaves dedos. -Pero no contigo. Mamá había hablado conmigo antes.- le mire atónita. - Seguramente en este momento lo está haciendo con aquellos tontos.

Miwa suegrita, mereces el cielo.

- ¿Cómo lo sabes?- le cuestioné mientras jugaba con las puntas de mi cabello con la mirada gacha.

- Yo lo sé todo bebé.- dijo alardeante sacudiendo levemente su larga melena. Rodé los ojos para después reír vagamente por su ego.

- Te ves hermosa cuando ríes.- soltó sonriente con sus mejillas levemente rosadas sin importarle qué tuviera la nariz roja, o que mis ojos me hicieran parecer mapache por el rímel corrido debajo de ellos.

-Ya me lo has dicho.- contesté sonrojada ante sus palabras.

-Y te lo seguiré diciendo.- besó mi frente a la vez que afirmaba su agarre sobre mi cintura.- Por siempre.- dijo finalmente para acercar su rostro hacia el mío uniendo sus labios con los míos en un suave beso.

Recuerden amigos: la verdad es siempre la respuesta correcta a nuestros problemas.

¿La novia de Hikaru? [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora