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Capítulo 6

Salió corriendo.

Pero la sonrisa nadie podía quitarmela.

Sus labios eran todo lo que ahora quería para el resto de mi vida.

¿Me enamoré con un beso? ¡claro!

Abrí la puerta y revisé qué nadie estuviera alrededor. Al no ver a alguien salí y me dirigí al gimnasio, o lo que podría decirse qué era un gimnasio, solo tenia unas cosas viejas para hacer ejercicio qué nadie usaba.

Me puse mis audífonos y empecé a reproducir el álbum Illuminate de Shawn Mendes en spotify.

Empecé a tararear la melodía de Lights on pero no dejaba de pensar en Jane.

El timbre sonó anunciando el fin de la primera clase. Apurada me dirigí al salón.

En el camino choqué con una chica. Su piel era morena, era un tanto más alta que yo pero bueno, todo mundo es más alto que yo.

Mi celular cayó al suelo y se iluminó la pantalla.

—Lo siento.

—A mi también me gusta Shawn Mendes- Dijo ignorando mi disculpa.

Le dediqué una sonrisa de boca cerrada.

—Me llamo Ivette.

—Soy Alex.

Estrechamos nuestras manos en forma de saludo y seguí caminando hasta que escuché que dijo algo.

—¡Eres muy linda!

Me sentía ¿avergonzada? ¿Apenada? No me puse roja, solo bajé la mirada y seguí avanzando.

Cuando fue el momento del recreo, iba caminando con Melody a comprar nuestra comida. Cuando nos formamos llegó Ivette. Me sonrió y se acercó a mi.

—Eres muy linda, creo que me gustas.

Miré a Melody tratando de saber que decir en el momento pero ella solo tenia una cara de sorpresa para después dedicarme una sonrisa con picardia.

Miré de nuevo a Ivette y ella me sonreía.

Era linda, su cabello era negro y llegaba hasta un poco más abajo de sus hombros. Era delgada y tenia un lunar en su mejilla.

—Bueno...¿Qué puedo decir?— Dije con nerviosismo.

Gracias al ser supremo que habita en los cielos un "siguiente" se escuchó y pedí mi desayuno. En cuanto lo obtuve salí corriendo del lugar.

Caminé lo más rápido posible. En cuanto vi a mis amigos sentí un alivio bastante grande.

A mi ego le encantaba la idea de gustarle a la morena, pero a mi corazón le encantaba Jane.

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Caminé de regreso a casa. Tenia calor y sed.

Llegue a casa y aventé mi mochila al suelo de mi habitación.

—Ayúdame a atender— pidió mi madre.

Solo eso bastó para irritarme. Odiaba atender a las personas.

Mi familia había puesto un pequeño restaurante de comida mexicana qué nosotros atendemos.

Me puse el mandil y tomé una libreta para atender las mesas.

Por la puerta entró la dueña de mi corazón.

En cuanto Jane me vió rodó los ojos pero aún así avanzó.

—¿Cuál es el menú?

—No hay nada— dije con una sonrisa.

Me miró molesta y volví a hablar.

—Si me das un beso hay de todo— dije bromeando.

Su cara se puso roja.

Todo el tiempo se ponía roja. Era tan irresistible para mi.

Frunció el seño y mordió sus labios pensando que hacer.

Se ve tan bien...

Pensé.

—Creo que es mejor así.— y se fue.