Capítulo 15

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─ Muy bien, esto es todo por hoy.

Las clases ya acabron y yo no puedo estar más que feliz con eso. Estoy a un paso a dirigirme hacia la puerta pero la profesora habla, captando nuestra atención.

Mierda.

─ Por favor, solo les robaré un minuto de su tiempo─ Si claro, un minuto que se vuelve una hora.

Todos mis compañeros toman asiento con cara de aburrimiento, incluyéndome.

─ Ya se acerca la semana de exámenes─ No me digas─ y para que no se les haga tan pesado, como muchos de ustedes lo catalogan, no tomaré examen─ mi cara debe ser épica en estos momentos, pero al parecer no soy la única porque los demás festejan, aunque siempre viene algo malo después de todo lo bueno─ En cambio a eso... Me entregarán un trabajo individual y bien redactado sobre como es la vida de un universitario─ Ahí se fue todo lo bonito─ Ojo con esto, yo quiero que investiguen y no voy calificar si esa persona es alguien de su familia.─ Todos comienzan con sus abucheos y por supuesto que yo no me quedé atrás, se supone que Matteo sería mi salvación.

No se me ocurre otra persona que esté en la universidad, así prefiero dar el examen.

─ Y para terminar─ sigue hablando la profesora─ ese trabajo debe ser como máximo de 3 hojas─ Un compañero alza la mano para preguntar, por la cara de la profesora y también porque se agarra el puente de la nariz, se que este chico dirá una idiotez─ No, Kevin. La hoja de respeto y la carátula, no serán parte de mi calificación.─ Al parecer esa era su duda porque bajó la mano.─ Bien chicos, eso era todo. El trabajo debe ser entregado el día que toque la semana de exámenes, ya se pueden retirar.

Amanda, Zoe y yo salimos del aula para ya largarnos de este sufrimiento.

Lo bueno es que terminamos el instituto este año. Aunque se que lo voy a extrañar.

─ Yo le diré a Gustavo. Estoy segura que me va a ayudar.

Ah, es cierto. Él es un año mayor que nosotras, y por la sonrisa de idiota enamorada que se carga Amanda, se que lo hará.

─ Bueno, yo me tengo que ir chicas.

Zoe sale demasiado rápido en dirección a la salida del establecimiento. Entrecierro mi ojos, siguiendo su rastro. Algo no está bien con ella.

Desde la semana pasada que ocurrió todo esto. Zoe es la única que se distanció de nosotros, y duele que lo haga. Mamá y papá no saben sobre el caso de Cassandra, que según ella tiene un mes de embarazo. Las cosas en casa se han enfriado y estoy segura que nuestros padres no tardarán en saber la verdad. Y no se pondrá bonito después de eso.
Matteo, mi querido hermano, no acepta que estoy creciendo y eso me frustra. Luego de ver a Ian en mi cama, solo me dirige la palabra por respeto. No es como siempre lo ha hecho. No puedo creer que tan solo dos palabras pueden cambiar tanto a una persona. Cass no quiere decir quién es el padre, no se si es por vergüenza o porque ya no quiere más problemas que este.

Las cosas con Ian siguen igual de estancadas que antes. Está empezando a gustarme demasiado, y tengo miedo que se aproveche de eso. Ya no lo he vuelto a besar. Ni siquiera tenemos sexo como antes, prácticamente ya no nos acostamos. Estos malditos sentimientos me comienzan a ahogar y no creo que llegue sana y salva a la orilla.

Unos chasquidos cerca de mi rostro me despiertan de mi ensoñación.

─ ¡Hey, Mica. No vayas a la luz, deja la droga por favor!─ Río. Amanda es tan ocurrente.

Todavía no salimos del instituto. Me quedé estancada en mi sitio.

─ Por quedarte parada mirando a la nada, todos salieron antes que nosotras. Tienes suerte que no te dejé aquí, sola.─ entrecierra sus ojos escaneándome con la mirada.─ No será que estas pensando en quien creo que es─ sube y baja las cejas en un acto "pícaro". Pongo los ojos en blanco.

─ Pfff─ bufo─ No, claro que no.

Me da una mirada de "Ajá hagamos como que te creo" y logramos salir del instituto.

Llegamos al parqueo porque su mamá nos iba a llevar a su casa.

Amanda, de un momento a otro, para en seco y se queda mirando en un punto fijo. Sigo su mirada y me encuentro con algo, mejor dicho alguien, que está buscando a alguien. No se si me entiendo.

Él la ve, ella lo ve. Yo pongo los ojos en blanco por tanto drama amoroso.

─ ¿Qué crees que piense de mi?─ Me pregunta de pronto, muevo mis ojos de un lado a otro pensando en mi maravillosa respuesta mientras ella la espera con un extraño brillo en sus ojos y una amplia sonrisa.

─ Lo más seguro, que estás pendeja.

Su sonrisa desaparece seguido de un pequeño golpe en mi brazo. Yo solo me rio como una desquiciada.

Después de mi brutal respuesta, Amanda, no da signos de querer acercarse. La animo a que lo haga y parece querer hacerlo, a pasos lentos, pero lo hace. Me volteo con todo lo bueno de esta vida y veo que Gustavo no está solo. Dios. Freno en seco y la mínima sonrisa que tengo desapareció por ver a su amigo.

¡¿Qué carajos hace Ian aquí?!

...

Mala CombinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora