Capítulo 14

326 34 10
                                    


IAN

Tengo una vida por delante como para morir de esta forma.

Matteo, el hermano de Micaela, me mira como si quisiera sacarme la cabeza. Hasta se ve como el aire sale de su nariz.

Lo entiendo perfectamente. Tiene una hermana pequeña que metió la pata y su otra hermana se encuentra con la ropa arrugada y con un chico en su cama.

Escogi un mal momento para venir.

Micaela intenta que no se me acerque porque, vamos, se que me colgará de las pelotas si fuera por él.

Me levanto de la cama y camino hacia él, Micaela me ve como si me hubiera salido un cuerno en la frente. Lo que no sabe ella es que estoy preparado para cualquier problema porque, a pesar de todo, quiero ir enserio con esto.

Para sorpresa de nosotros Matteo, creo que así se llama su hermano, sale de la habitación dando un portazo.

Mi rosto quedó intacto.

Mica suelta un suspiro y le sigo. Esto un poco de alivio. No como lo que tengo que resolver en casa.

─ ¿Ya te vas?

¿Primero me besa y ahora me bota? Me siento usado.

─ Profanaste mis labios y ¿Ahora me desechas como cualquier cosa?

Creo que me volveré actor. Uno de los mejores.

─ ¿Disculpa? ¡Tú te aprovechaste de la situación y casi me la metes!─ Ataca.

─ ¡Pero me dejaste con las ganas, así que no cuenta!─ Esta pelea no hará que nos vayamos a la cama. Pero me excita verla enojada.

Micaela abre su boca, signo de indignación. Se cruza de brazos y frunce los labios. Sus hermosos y deliciosos labios.

Céntrate, Ian.

Si me voy que sea al menos besándola como yo lo hago.

No dejo que diga una palabra más y ahora soy yo el que ataca labios en un beso que no duda en corresponder. Nuestros labios se mueven a un compás que nos incita a hacer otra cosa, lo sé cuando siento sus manos acariciando mi pecho.

Se me paró algo, y no es el corazón.

Lamentablemente no podemos hacerlo ahora, me aprovecho un poco de la situación y con mis manos busco adentro de su polo al par que me fascina, masajeo ese par de senos que me vuelve loco. Eso la excita porque siento como se estremece y se ponen duro sus pezones.

Rompo con el maravilloso beso, no sin antes morder su labio inferior y apretar suavemente ese par de pezones.

Con la respiración agitada y una tonta sonrisa, la sujeto de la cintura. Ella me ve de la misma forma pero mi sonrisa no se compara con la suya. Mi sonrisa tonta se convierte en una arrogante.

─ Te excito, lo sé.─ la sonrisa que ella tenía se transforma en una mueca, por si fuera poco me da un manotazo por mi arrogancia.

─ Tenías que arruinarlo─ Rompe en carcajadas, no puedo evitar a unirme a ella. Así es como me encanta verla, feliz.

Luego de unos minutos me tu retiro de su casa con destino a la mía. Tengo preguntas que hacer a una persona, ojalá consiga las respuestas.

Al entrar a mi casa no hay nadie. Eso dejo de creer cuando entro a la cocina, hay una silueta apoyada en el refrigerador. Mientras me voy acercando puedo reconocerla.

Estefan.

La persona con la cual quiero hablar.

Mi enojo aparece cuando estoy a centímetros de él. Esta vez no se saldrá con la suya. Se percata de mi presencia porque dirige su mirada hacia mi, dejándome en un total desconcierto. Frunzo el ceño cuando me percato de las lágrimas saliendo de sus ojos. Se ve destruido, una clara imagen que nunca en mi vida pensé ver.

─ ¡¿Qué demonios hiciste?!

Si llora o no, en estos momentos es lo que menos me importa por ahora.

─ La cagué, hermano.

...

Mala CombinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora