Capítulo 8

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Los días restantes pasaron de manera rápida como era de esperarse, ahora estoy alistándome para ir al colegio y Matteo se ofreció a llevarnos, solo él tiene carro, claro que comprado por nuestros padres.

Consentido.

Mamá y papá llegaron ayer, se veían más felices que de costumbre. Al parecer ese viaje no solo fue de simples "negocios". Me alegra saber que su matrimonio es sólido a pesar de todo lo que pasaron según me contó papá.

Todos juntos tomamos el desayuno y nos sorprendemos al ver que Cass tiene más hambre que de costumbre. El desayuno consiste en panqueques con dulce de leche y un vaso de zumo de naranja, la actitud de Cass se me hace raro porque también quiere comer mis panqueques pero de una pequeña palmada en su mano no dejo que lo haga. Todos terminamos el desayuno, nos despedimos y nos dirigimos al auto de Matteo, papá y mamá ya se fueron en su auto.

Cass ya salió y yo subo a mi habitación porque olvide el libro de matemáticas, bajo y salgo de la casa, volteo para lograr ver a mis hermanos y algo llama mi suma atención.

Matteo está con la mandíbula apretada.

Cass está abrazando de manera cariñosa a un tipo que nunca he visto.

Matteo gira en mi dirección con el mismo porte que estaba mirando a Cass. Me mira profundamente como si con eso averiguara quien es ese. No me gusta su mirada, me da miedo.

Cassandra se separa del susodicho y ambos se despiden, no pude verle muy bien la cara. Lo único que logré ver fue el color marrón de su cabello y al parecer va en el mismo colegio que nosotras por el uniforme que lleva puesto.

Nuestro uniforme consiste en una falda color guinda al igual que las medias, la blusa color blanco con la insignia al lado derecho y la chompa también guinda pero con algunos toques de color plomo, eso solo lo usamos en invierno. La falda lo llevo arriba de la rodilla y el peinado no es muy importante según las "reglas".

Matteo está desencajado por lo que Cass hizo, pero no tiene nada de malo, ni que estuvieran haciéndolo en plena calle. Su actitud defensora ya es mucho.

Cass sigue en sus pensamientos de pendeja que no se da cuenta alrededor y yo tampoco me doy hasta que veo la hora en mi celular que se nos hace tarde.

─ ¡No puede ser, ya arranca que se nos hace tarde!

Matteo y Cassandra salen de su ensoñación y nos subimos rápido al auto, esto de llegar tarde definitivamente es lo mío.

El auto ya está andando y Matteo tiene la mirada fija en la carretera, yo estoy sentado en el copiloto y Cass atrás con las mochilas. Nadie dice nada pero veo como Matteo quiere decirle algo a Cass pero no tiene la suficiente valentía como para hacerlo.

Hay un poco de tensión por acá pero ella parece no darse cuenta o se hace la que no.

En definitiva no sé quién era ese chico, como vuelvo a decir, no nos contamos las cosas tan amenamente y ya habrá el momento en el que decida hacerlo.

[...]

El trayecto sigue igual, Matteo quiere decirle algo y simplemente no lo hace, al parecer los celos de hermano mayor pecho peludo ya se le bajaron.

Llegamos por fin a la institución, nos desabrochamos el cinturón y nos disponemos a salir del vehículo pero la voz de Matteo nos retiene en nuestro lugar.

─ No bajen todavía, he retenido esta pregunta desde que llegué─ lo dice tan seriamente que mi hermana y yo intercambiamos una mirada de confusión.

Mala CombinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora