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Dedicado a Dianabieber03

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Dedicado a Dianabieber03

Juliet acabó su maquillaje una vez que se aplicó su labial color rojo, aquella horrorosa noche, la cual ella deseaba con impaciencia que nunca llegará, se había echo presente. La joven, por su parte, optó por un vestido color negro, ajustado y con cierto "provocador" escote, no obstante, su ultima intención era producir algún tipo de "provocación" en Kieran, siempre y cuando, obviamente, aquella provocación no sea para golpearlo.

Sin nada más que añadir a su vestimenta, tomó su pequeño bolso color plateado y salió de su habitación, encaminándose hacia la sala principal, deseando que sus padres no la vieran y mucho menos, Noah.

Sin embargo, como la suerte jamás estaba de su lado, se encontró con su hermano, el cual al verla frunció el entrecejo, deteniéndola.

—¿Y tú adónde vas tan arreglada? —cuestionó este con cierta expresión de diversión, al notar el repentino pánico en el rostro de su hermana—.

—A la biblioteca Noah —le respondió ella sarcásticamente, mientras rodaba sus ojos—. Es viernes por la noche, estoy arreglada y tengo dieciséis años...¿A donde crees que me dirijo?.

—No lo sé, dímelo tú —replicó su hermano, apoyándose en la pared—.

—Voy a prostituirme, es que necesito botas nuevas, hermano —bromeó nuevamente la joven, sin embargo, aquello no tuvo el mismo efecto en Noah, ya que su expresión se estaba tornado cada vez más seria—. Tengo una cita Noah, como cualquier chica de mi edad.

—¿Una cita? —repitió el chico—. ¿Y...con quién es la "cita"?.

—Alguien que no conoces —lo interrumpió ella, intentando librarse de aquel interrogatorio que se le venía en unos segundos—. No es nadie importante, no te preocupes.

—Si no lo fuese, me dirías quién es —añadió Noah, enarcando una ceja—.

Al oír aquello, Juliet suspiró con pesadez.

—Noah, eres mi hermano, te quiero, pero, debes reconocer qué tienes problemas incontrolables de ira y sí te digo quién es probablemente, lo hagas polvo —le explicó ella, intentando hacerlo entrar en razón—. ¿Tanto te cuesta confiar en mí?.

Al finalizar aquella pregunta, su hermano suspiró, negando con la cabeza.

—Claro que confío en ti Julie, en los que no confío son en los chicos de tu edad, qué son todos unos imbéciles —admitió él, posando las palmas de sus manos sobre los hombros de su hermana—. Pero, tienes derecho a equivocarte, así que, disfruta, pero no tanto de tu cita y sí la cosa se pone fea, ya sabes qué hacer.

Juliet asintió, abrazando a su hermano, tomándolo absolutamente desprevenido.

—Gracias —expresó ella, alzando la mirada hacia Noah, el cual le sonrió cálidamente—.

[...]

—No estaba seguro de sí tenías alguna alergia, entonces, me aseguré de que haya menús aptos para todo tipo de dietas y condiciones médicas —le explicó Kieran, mientras le dedicaba una pequeña sonrisa—.

Desde que habían llegado a aquel restaurante, Juliet no había dejado de observarlo con desconfianza...¿A caso aquel era el mismo Kieran Damers que ella tanto detestaba?.

—A lo único que le tengo alergia es a los idiotas —le aclaró ella, dedicándole una sonrisa un tanto retorcida—.

Kieran por su parte, rió.

—Eres tan espontánea, es una de las tantas cosas qué me gustan de ti —replicó el chico, sin poder evitar sonreírle con absoluta ternura y calidez—.

—Alto ahí vaquero...¿"Una de las tantas cosas que te gustan de mí"? ¿Desde cuando tengo virtudes? Dímelas por qué realmente no sé si existen —admitió ella, riendo con cierta incomodidad—.

Aquel comentario, provocó que la cálida expresión de él, se convirtiera en una absolutamente taciturna.

—¿Por qué te comportas así conmigo? ¿Que te echo? —se atrevió a preguntar Kieran, tornándose un poco más serio—.

—Has golpeado a mi hermano, Lee, en nuestro cumpleaños número doce...—la joven se detuvo, al escuchar lo idiota que aquello se oía—.

—Sí, me acuerdo, como olvidarlo, si tu otro hermano, Noah, me dio un puñetazo —reconoció el chico, riendo con cierta amargura—. ¿Es por eso que me odias? ¿Por mi aquella imbécil acción que concrete hace unos cuatro años atrás?.

Juliet asintió, riendo.

—Quizá tienes razón, es en vano odiarte por eso, pareces un buen chico y supongo que todos nos equivocamos, mírame a mí, tengo dieciséis años y siempre ando por ahí repartiendo puñetazos —añadió la joven, provocando una risa absolutamente espontánea en él—.

—¿Entonces? ¿Eso significa que tenemos una tregua? —cuestionó Kieran, acercándose cautelosamente a Juliet—.

—Siempre y cuando no golpees a mi hermano —le condicionó ella, señalando con su dedo índice—.

Él asintió.

—Te prometo con fidelidad y devoción, Juliet Flynn, que jamás volveré a poner un dedo encima en tu hermano mellizo, Lee Flynn —exclamó él, imitando una voz aún más gruesa de la que poseía y ofreciéndole su mano a la joven, para que la estrechará—.

—Espero aquello con impaciencia, joven Kieran Damers —repuso ella, siguiéndole el juego y por ende, estrechando su mano—.

Después de todo, sí que se había equivocado con Kieran, él era uno de los pocos chicos —luego de Derek, obviamente—, que le despedía aquella confianza.

⇶ Kiss me, fast [The kissing booth 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora