Temores.

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Cansancio, su cuerpo y alma ya no soportaban el tener que repetir la misma coreografía tantas veces pero mientras más se estresaba más se repetía que este era su sueño, que desde siempre añoraba y anhelaba el poder pararse en un escenario para poder demostrar su talento y recibir los aplausos y alaridos de la gente, así que con su mejor sonrisa le repite a su líder que esta bien y que solo necesita un descanso de cinco minutos para recuperarse, cuando en realidad quiere tirarse al suelo y no levantarse en días.

—¿Seguro que estás bien Jae?— Con una mirada de preocupación Jaebeom se dirige a su menor para después darle la mano y hacer que se levanté completamente del suelo. Ambos caminan alejándose un poco del resto de los miembros del grupo. Al llegar a la esquina de la sala de prácticas Jaebeom le dedica una sonrisa a Youngjae y le acaricia el hombro en señal de apoyo, y el menor siente que su pecho se comprime y las ganas de llorar aumentan, si se da por vencido ahora quizá el resto del grupo aun tenga futuro, porque él esta seguro de que les irá muchísimo mejor sin el, es solo un estorbo, un bulto que apenas sabe cantar decente y moverse unos cuantos segundos sin coordinación alguna, considera que lo mejor sería entrenar por un par de años, al menos para tener el nivel suficiente para debutar.

No se quiere comparar—más de lo que ya lo hace—pero al lado de su hyung él es solo un chiquillo que no sabe nada de la vida, un chico con suerte que logró entrar a una empresa prestigiosa, un joven sin experiencia alguna que solo destaca por tener una buena voz, pero es todo, no hay más, no es ni la mitad de lo que Jaebeom es. No puede hacer la cuarta parte de las cosas que su Hyung es capaz de manejar a la perfección, por que esta tan cercano a ser perfecto y el se repite que solo es un chiquillo con suerte.

Se dejó llevar y abrazó a su Hyung, este se sorprendió pero aceptó el abrazo y apretujo a su menor fuertemente, los demás chicos extrañados por dicha acción comenzaron a hacer bullicio para molestar a sus compañeros. El rostro de Youngjae comenzó a arder, jamás se había atrevido a tener un contacto tan directo con Jaebeom, él parecía una persona muy reservada y calculadora, llevaba menos de seis meses conociéndole y aunque pareciese gracioso no terminaba de ganarse su confianza.

—Creo que ha sido suficiente— Sentencia el líder antes de dirigirse por una botella de agua y tomar el contenido de esta.—Es hora de ir a casa a descansar, la mayoría de nosotros maneja la coreografía perfectamente, buen trabajo chicos.

Youngjae se sintió pequeño, quería dejar de ser un peso para los demás, deseaba poder ser tan rápido aprendiendo y memorizando coreografías como el resto de los chicos, pero no podía y por más que ensayara hasta que sus pies le sangraran estaba lejos de ser tan bueno como los demás. Recoge sus cosas mientras suelta un suspiro, camina a la puerta detrás de Bambam, quien le sonríe con tanto cariño que siente que su día mejora, porque es egoísta pensar solo en él, así que toma una decisión y debe hablar con su líder.

—Hyung— Camina temeroso hasta colocarse detrás de Jaebeom, quien estaba acomodando todo el desastre que habían ocasionado. Voltea al oír la voz consternada de Youngjae y al ver la mirada que le dedica se preocupa, no le gusta que sufra, no le gusta esa mirada decaída, a él le encanta cuando Youngjae bromea con los demás y se ríe con la boca completamente abierta, pero nunca lo diría en voz alta.

—¿Qué ocurre pequeño?— Se sientan en el pequeño sillón que adorna la sala y Jaebeom toma las manos de Youngjae entre las suyas para darle más confianza al menor, para hacerle saber que después de todo, no solo es su líder, también es su amigo y puede llegar a ser más si él se lo permitiese. La atmósfera se torna cálida y agradable, Jaebeom veía el rostro colorado de Youngjae mientras este último miraba el suelo juntando las hagallaz para confesarse a su líder.

☆just the two of us☆ [2jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora